martes, 23 de octubre de 2012

Crisis Mundial... desde otra perspectiva



“Lo cuentan las voces de los que se resisten” 

Escritos históricos

Crisis Mundial... desde otra perspectiva

(El Rumor)
           
Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y  tiene una expresión de preocupación, el hijo mayor le pregunta qué le pasa y ella les responde:
 
--No sé m’hijo, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

--Te apuesto un peso a que no la haces.

            Todos se ríen, el se ríe. Tira la carambola y no la hace, paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla, y él contesta:

--Es cierto, pero me he quedado  preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo muy grave que va a sucederle a este pueblo.

            Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mama, feliz con su peso y le dice:

--Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque el es un tonto.

--¿Y por qué el es un tonto?

--Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según el, preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Su madre le dice:

--No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

Una pariente que estaba oyendo todo, cuando va a comprar carne le dice al carnicero:

--Deme un kilo de carne.

            Y en el momento que la está cortando, le dice:

--Mejor córteme dos kilos, porque andan diciendo por ahí, que algo muy grave va a sucederle a este pueblo y lo mejor es estar preparado.

            El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:

--Mejor lleve dos kilos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a sucederle a este pueblo y se están preparando y comprando cosas.

            Entonces la vieja responde:

--Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…

            Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo, se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde. Alguien dice:

--¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

--¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

--Sin embargo.

            Dice otro.

--A esta hora nunca ha hecho tanto calor.

--¡Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor!

--Sí, pero no tanto calor como hoy.

            En el pueblo todos están alerta, y a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

--Hay un pajarito en la plaza.

            Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

--Pero señores.

            Dice alguien.

--Siempre ha habido pajaritos que bajan aquí.

--Sí, pero nunca a esta hora.

            Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

--Yo sí soy muy macho.

            Grita uno de ellos.

--Yo me voy de este pueblo.

            Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen:

--Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.

            Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo, se llevan las cosas, los animales, todo, y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

--Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.

            Entonces la incendia y otros incendian también sus casas, el pueblo queda en ruinas, todos huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, quien le dice a su hijo que está a su lado:

--¿Viste m’hijo, que algo muy grave iba a sucederle a este pueblo?

Esto es lo que en sociología llaman “la profecía autocumplida” o “el efecto Pigmalión”; por eso: No hagas caso del rumor, no seas su instrumento para crear el caos, lo negativo atrae a lo negativo por favor, sea “POSITIVO” y para cerrar construyamos con visión de futuro y no destruyamos lo que tenemos.

Gabriel García Márquez

    “Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”

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