viernes, 22 de noviembre de 2013

El nativo Maipure y sus raudales



“Lo cuentan las voces de los que se resisten”

Identidad y Tradición

El nativo Maipure y sus raudales


La mitología venezolana se caracteriza por resaltar principalmente los fenómenos naturales que envuelven nuestro ambiente, como el origen de la creación del mundo, del fuego, del día y la noche, entre otros, en ella sobresalen seres extraordinarios cuya característica física es una mezcla de humanos y animales con poderes divinos solo atribuidos a los dioses, quienes además representan al sol, la luna, las estrellas, los ríos, las montañas, etc. 

Uno de los estados más emblemáticos es el Amazonas, cuyos paisajes naturales y su rica cultura ofrecen un deleite turístico en consonancia con la pesca, las aves y la fauna. Puerto Ayacucho es su Capital, la misma fue fundada en 1924 y está construida sobre una inmensa roca de granito negro, lo que la convierte en una ciudad antisísmica. Su desarrollo cultural, turístico, gastronómico, religioso y místico entre otros se desarrolla en torno al rio Orinoco; en éste majestuoso rio se encuentran los impresionantes raudales de Atures y Maipures, territorio en donde habitaban los originarios Aturi. En estos raudales se celebra la Feria de la Ribazón, principalmente entre los meses de Julio y Agosto, la misma radica en la pesca masiva de diferentes tipos de peces. 

En torno a estos raudales e incluso a la feria se teje una hermosa leyenda de un antiguo nativo Maipure que desesperado por deshacer el encanto que cayó sobre sus dos hijos sin darse cuenta contribuyó a la formación de los raudales de Atures y Maipures…    

La Leyenda

En las riberas del rio Atabapo en donde todos los peces son negros, solía pescar un nativo Maipure, su habilidad en la pesca era tan sorprendente que con sólo mencionar la clase de pez que deseaba lo atrapaba apenas el anzuelo tocaba el agua.

Éste nativo había hecho un pacto con Vasúri un demonio con cuerpo de serpiente, quien después de engullir a su mujer le previno que sus hijos no se enteraran nunca del pacto hecho por que los perdería también.

En cumplimiento del acuerdo Vasúri le concedió al nativo Maipure la habilidad antes mencionada a través del crecimiento y abultamiento de su ombligo a tal punto que se parecía a una serpiente. El ombligo del Maipure era tan grande que de él arrancaba pedazos que colocaba como carnada en el agua para pescar, la cual duraba aproximadamente dos meses porque los peces no llegaban a comerla toda.

Los hijos del nativo Maipure crecieron y llegaron a la adolescencia; eran unos jóvenes ejemplares e inteligentes de quienes él estaba muy orgulloso. Un día aciago víctima del aguardiente les confesó a sus hijos su gran secreto, y les exigió que no hablaran al respecto, al percatarse del error cometido invocó inmediatamente a Purrúnaminári (Señor y Amo de todo), a partir de ese momento siempre estuvo pendiente de sus hijos, implorando por ellos y nunca los dejó solos.

Pasó el tiempo y el nativo seguía pescando con su particular habilidad sin que nada malo le ocurriera a él o a sus hijos. Confiado por la rutina se fue olvidando poco a poco de Purrúnaminári, ya no imploraba por sus hijos ni los vigilaba con celo.

Una mañana lluviosa salió a pescar como de costumbre, ya que a él, el clima no lo detenía; como siempre pescó todo lo que se le antojó, pero a diferencia de lo días anteriores, ese día, al terminar de pescar vio pasar por frente de él a una enorme serpiente, recogió con intrépida avidez todo lo obtenido y sin perder tiempo se dirigió a su morada, el clima estaba tempestuoso y en el trayecto escuchó voces en el río, sorprendido se dispuso a averiguar, quiénes con tan mal tiempo se atrevían a bañarse en el río, y a medida que se acercaba oía con mayor claridad los comentarios que provenían del Atabapo.

Su sorpresa fue inmensa al ver que los bañistas eran su hijos y peor aun al escuchar que los mismos no paraban de hablar de la habilidad que tenía su padre, los jóvenes no parecían darse cuenta de la presencia del padre que angustiado les pedía que callaran, además de advertirles de el acecho que les estaba montando una enorme serpiente, por lo que les gritaba a todo pulmón que se salieran del río.

Los jóvenes, mientras más elogiaban al padre por la habilidad que tenía para pescar, más transfiguraban sus cuerpos, el nativo Maipure no podía creer lo que veía, sus dos hijos se convertían en toninas, y Vasúri la serpiente esperaba pacientemente a que el encanto se cumpliera para engullirlas vorazmente.            

El nativo al percatarse de que al haberles contado el secreto a sus hijos los condenó a formar parte del río, prefirió ayudarlos con tal de no permitir que el demonio se los comiera. Mientras sus hijos nadaban en el Atabapo convertidos en toninas, él empezó a mover grandes piedras y a arrojarlas al rio para aislar a la serpiente por un lado y por el otro lanzó grandes cantidades de lajas, maderas, troncos, etc. con las que estuvo a punto de lograr que las dos toninas se detuvieran para hacerles saber quiénes eran.

Vasúri al verse impedido, enfureció tanto que llenó las zanjas que el nativo había logrado hacer para acercarse a sus hijos con abundantes y violentas aguas (Formando los raudales de Atures y Maipure), logrando así que las toninas se dirigieran hacia el mar y causando gran desasosiego en el nativo porque allí perdió toda esperanza de comunicación con sus hijos.   

A partir de entonces desde temprano en la mañana y hasta el oscurecer, el nativo Maipure llegaba a la orilla del río Atabapo y entonaba un canto mediante el cual procuraba entablar un diálogo con sus hijos. Esta rutina la aplicaba todos los días, ya no pescaba solo cantaba, hasta el día en que ya no cantó más. Algunos dicen que la serpiente lo engulló, otros, que lo vieron nadar en los raudales junto a sus hijos y que el ombligo era tan grande que muchos peces se fueron siguiéndolo hacia la desembocadura del Orinoco.

Entre los mese de Julio y Agosto cuando el río Orinoco alcanza su máximo nivel se produce un fenómeno natural llamado “La Ribazón”, el mismo consiste en grandes cardúmenes de peces que provienen del mar con fines reproductivos, pero en antaño, nuestro ancestros decían, que todos esos peces seguían el ombligo del nativo Maipure que años tras años regresaba para cerciorarse de que Vasúri (El demonio serpiente) no escapara de la trampa de piedras para engullir a sus hijos.

Lo cierto es que gracias al nativo Maipure hoy disfrutamos de los raudales más extraordinarios del mundo y de una feria gastronómica sin igual, no tanto por las delicias aperitivas que nos brinda el Orinoco sino además por todas las exquisiteces naturales de la geografía Amazónica.

Por: Rómulo E. Pérez F.


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