“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
Turmero
(Pueblo privilegiado por la cultura)
Algunos
estudios antropológicos indican que lo que hoy conocemos como “El pueblo de
Turmero” registra una antigüedad de aproximadamente 30.000 años. Es decir éste
hermoso territorio alberga actividad comunitaria desde la época precolombina,
la cual se divide en cuatro períodos: Paleo-Indio del 30.000 a.C al 5.000 a.C,
Meso-Indio del 5.000 a.C. al 1.000 a.C, Neo-Indio del 1.000 a.C al 1.500 d.C e
Indo-Hispano desde el 1.500 hasta el presente.
Los
dos primeros períodos se caracterizaron por la elaboración de instrumentos
destinados para cazar animales de la época como el megaterio, el mastodonte, el
gliptodonte, el tigre diente de sable, la danta, el armadillo, entre otros,
además de desarrollar el arte de la pesca, la navegación, la construcción de
canoas livianas, la astronomía, etc. En el tercer período se abandonó el
nomadismo y se desarrolló el sedentarismo, construyendo en primer lugar mejores
viviendas, con las que prepararon las condiciones para establecer una
agricultura incipiente, apoyada por muros de contención que parecían pequeñas
represas, entre otras estrategias más, también utilizaron la cerámica o barro
de arcilla para consumir y preservar los alimentos, además de crear figuras con
fines mortuorios y/o religiosos. El cuarto periodo abarca en estas tierras
productivas desde aproximadamente 1551 con la invasión de los europeos hasta la
presente fecha.
Las
comunidades ancestrales que habitaron la zona fueron: los Aragua, los
Tacarigua, los Ajaguas, los Mucarias y los Meregotos, estos últimos eran los
más predominantes en el valle de Turmero; algunos vocablos aun permanecen
vigentes entre ellos, Tacarigua, Aragua, Turmero, Güere, Mácaro, Paraima,
Coropo, Paya, entre otros.
Lo
antes dicho se puede corroborar conociendo los petroglifos localizados en
Guayabita y en la Serranía de Brasen en Paya, restos de cerámica y otros
objetos antiguos encontrados en Paya y en los alrededores del Samán de Güere,
además del cementerio aborigen, pilones y piedras de moler encontrados en la
calle Sucre en 1991, entre otros hallazgos más.
Ahora
bien los documentos existentes para la época son escasos, pero demuestran que a
partir de 1551 los españoles transitaron por estas tierras, una prueba de ello
es la fundación de la Nueva Ciudad de Valencia del Rey en 1555 cuya
jurisdicción se extendió hasta el Valle de Turmero, otro ejemplo puede ser el
paso de Diego de Lozada por Güere (siguiendo el curso del río Aragua) en 1567,
cuando se dirigió al Valle de Caracas, para enfrentar a Guaicaipuro.
Se
dice que desde 1551 algunos españoles habían mencionado el nombre de “Turmero”,
entre ellos: Juan de Villegas, Francisco Fajardo, Juan Rodríguez Suárez, Luis
de Narváez y Don Diego de Losada, aunque el mismo se oficializó el 17 de
diciembre de 1593 cuando se entregó la primera encomienda de tierras a Lorenzo
Martínez por el Cabildo de la Ciudad de Santiago de León de Caracas; sin
embargo se oficializó fue el nombre pero no el pueblo como tal, es a partir del
27 de Noviembre de 1620 cuando éste adquiere la categoría de pueblo gracias a
la fundación de la iglesia “Nuestra Señora de la Candelaria”.
Desde
entonces Turmero adquirió fama de pueblo pacífico, agricultor y artesano, por
lo que muchas personas emprendieron el éxodo hacia esta noble tierra,
principalmente los Capitalinos, fijando sus residencias algunos como
vacacionales y otros estableciéndose definitivamente; entre ellos: el general
Francisco Linares Alcántara, el doctor Rafael Seijas, el poeta Balbino Sánchez
Blanco, el general Juan Vicente Gómez, y muchos más; así se mantuvo hasta
mediados del siglo XX, cuando comenzaron a radicarse en el pueblo industrias
que tiene que ver con la agricultura empresarial, luego algunas empresas
metalmecánicas y otras dedicadas a la construcción. Hoy por hoy se palpa el
veloz crecimiento urbanístico, comercial e industrial de esta región.
Como
dije en líneas anteriores Turmero se formó como un pueblo agricultor y artesano
esta fue una herencia adquirida principalmente de nuestros originarios
Meregotos, sin descartar claro está el aporte hecho por europeos y africanos,
desde entonces se ha tejido en nuestra idiosincrasia muchas fábulas y leyendas,
que fortalecen el poder cultural del pueblo turmereño.
El
aporte personal que quiero exteriorizar en pro del aspecto cultural de éste
magnífico pueblo (El cual me ha dado cobijo desde aproximadamente tres décadas
y ha visto nacer a mis tres hijos), se resume en sugerencias observadas que a
mi juicio son debilidades que resueltas se convertirían en fortalezas, las
cuales describo a continuación:
A) “La Casona Vieja de la Revenga”. Éste inmueble debería ser convertido en una Biblioteca Pública Municipal, la cual sería una fuente permanente de apoyo educativo para todo los sectores de la comunidad, promoviendo así la igualdad social y el libre acceso a la información, fomentando la cultura y el desarrollo social, la misma albergaría al archivo histórico y estaría dotada de tecnologías que hagan del usuario un investigador critico y reflexivo capaz de entender sus raíces y su acervo cultural.
A) “La Casona Vieja de la Revenga”. Éste inmueble debería ser convertido en una Biblioteca Pública Municipal, la cual sería una fuente permanente de apoyo educativo para todo los sectores de la comunidad, promoviendo así la igualdad social y el libre acceso a la información, fomentando la cultura y el desarrollo social, la misma albergaría al archivo histórico y estaría dotada de tecnologías que hagan del usuario un investigador critico y reflexivo capaz de entender sus raíces y su acervo cultural.
B) “La Escuela de Música Vicente Mendoza”. En el mismo orden de ideas éste inmueble debería convertirse en una Moderna Fonoteca Pública Municipal; esta institución se encargaría de preservar, rescatar, promover y difundir, todas las manifestaciones culturales que tengan que ver con el patrimonio sonoro y oral que posee el Municipio Santiago Mariño, además de apoyar al resto del país en el mismo orden de ideas. Aquí se organizarían, crecerían y promocionarían entre otras actividades a grupos musicales, cantantes, corales, orquestas, danzas, poetas, cuenta cuentos, etc. que ayudarían a fortalecer la memoria histórica y futura de nuestro acervo cultural, musical, dancístico, poético y oral. Con tal fortaleza se minimizaría en cualquier actividad cultural turmereña el costo que implica traer artistas extranjeros que en algunas ocasiones transculturizan a nuestros niños y jóvenes; pudiendo cubrir estas con los talentos que emerjan de la fonoteca; promoviendo así a nuestros artistas locales y la identidad patrimonial.
C) “La Casona o Torreón
de San Pablo”. Para éste inmueble en ruinas, el cual se encuentra ubicado
prácticamente en la entrada de Turmero nada mejor por su ubicación que un
Teatro Municipal, con tal establecimiento no solo mejorarían los ingresos del
Municipio, sino que se fortalecería aun más nuestra identidad cultural, también
se incrementaría el turismo, ya que por lo general los amantes del teatro
adoran las bibliotecas, las fonotecas, los museos, los parques, etc.
D) “Ruinas de la
Hacienda Villeguita”. A pesar de que no estoy seguro de si estas ruinas todavía
existen; pero la propuesta puede usarse en otras instalaciones; lo cierto es
que no contamos con un Museo Arqueológico Municipal, que pueda mostrarnos el
paso de la historia por nuestro municipio. La construcción del mismo
reivindicaría la lucha y memoria de nuestros ancestros originarios.
E) “El Ateneo de
Turmero”. Consultando al Ministerio del Poder Popular para la Cultura y en
concordancia con el poeta Andrés Zapata, Fortalecer la Institución. Ya que la
misma es un espacio para el encuentro, la reflexión y la discusión (Cursos,
talleres, videos, exposiciones, etc.), de todas las formas de expresiones
culturales que se realizan en el municipio, extendiendo sus brazos hacia las
escuelas y comunidades, proyectando los lineamientos y las políticas culturales
del Estado Nacional, Regional y Local, que impulsen el Desarrollo Humano que
fortalezca la memoria histórica, el Patrimonio Cultural y el sentido de
identidad.
F) “El Parque Agustín
Codazzy”. Éste importante pulmón vegetal debe ser objeto de una buena Discusión
en pro del Municipio, de la salud y recreación de sus ciudadanos, aquí deben
desarrollarse múltiples políticas (Ambientales, de salud, deportivas,
recreacionales, de seguridad, etc.), que agrupen a diversos colectivos capaces
de abrazar el sentido de pertenencia por el parque tales como: ecológicos,
deportivos, recreativos, de seguridad y salud ciudadana, de teatro,
malabaristas, zoológico con fauna autóctona, un pequeño museo histórico que
reseñe la historia del parque y del sector, entre otros, que hagan de éste
noble parque por demás histórico, un real objetivo sociocultural para el
esparcimiento y la reunión familiar.
G) “El Monumento del
Samán de Güere”. Al igual que el parque Codazzy la Reestructuración de éste
viejo icono patrimonial es un tema obligante, y el mismo pasa entre otras cosas
por la creación de una plaza en el sector, que además serviría para no solo
reivindicar la memoria histórica de éste Antiguo Dios Arawuak, sino que también
de alguna forma generaría calidad de vida en el sector.
“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”
Por: Rómulo E. Pérez Falcón
C.P.
#7812
@rmulo_e