LABIOS
SILENTES.
Ella, abordó el carro sin ningún
complejo, él, la miraba tímidamente, ambos, pensaban que el uno confundía al
otro. El rostro de felicidad de aquella dama no podía ocultarse, pero además,
ella no deseaba ocultarlo estaba demasiado feliz. Las palabras no eran necesarias
en aquel ambiente impregnado de consentimientos, él sabía que ella estaba
dispuesta a satisfacer todos sus antojos y el carro era el espacio ideal para
tal fin, solo faltaba el sitio de aparcamiento el cual sería aprobado por
ambos; luego de visitar varios sitios los cuales no contaron con aprobación,
resaltando además, que el trayecto lo realizaron en absoluto silencio,
solamente se interponía entre las insinuantes miradas que ellos se emitían, el
dulce sonido de un CD instrumental, cuya principal melodía la exponía el
enigmático saxofón, éste CD, se reproducía automáticamente una y otra vez, ya
que la apasionada pareja no deseaba interrumpir la seductora música.
Al
fin encontraron el lugar ideal, el silencio continuó imperando en aquel pequeño
recinto, las miradas ahora no hablaban, sino que daban órdenes, las caricias
fueron las primeras en atender tal mandato, recorriendo aquellos cuerpos, y sin
tabúes, y con gran habilidad hacían volar las prendas de vestir, quedando los
protagonistas totalmente desnudos y expuestos a los suaves, delicados y
exquisitos toques que producían las manos, los besos se sumaron a los
requerimientos de aquellos cuerpos que hirvientes desprendían chorros de
sudores solamente neutralizados por aquellos labios, que palmo a palmo
recorrían los cuerpos sin dejar espacios sin saborear…
Rómulo
E. Pérez F.
09-08-2016