domingo, 27 de septiembre de 2009

Debate sobre Socialismo del siglo XXI

Debate sobre Socialismo del siglo XXI
Una Primera compilación


El Socialismo y la Democracia
Omar Marcano


Desde los tiempos de mi juventud he venido sosteniendo que el Capitalismo (sistema económico) y la Democracia (sistema político) son como vinagre y aceite, algo que en aquella época, finales de los 60 y principios de los 70, era algo por demás risible, eran los años mas risueños para el imperio. Sigo sosteniendo, ahora con mucha mas fuerza que ambos no pueden estar juntos porque no son compatibles.

Por una parte, el capitalismo es un modelo económico insostenible a largo plazo, ya que un sistema basado en la pura acumulación de capital, provoca la miseria y la pobreza de las mayorías y pone en peligro la existencia de la humanidad, por los altísimos grados de consumismo que su misma doctrina profesa. Parafraseando a Stallman, el sistema capitalista es muy bueno para una sola cosa: que unos pocos acumulen riqueza.

Por otro lado, lo que es incompatible con la democracia es la acumulación desmedida de la riqueza, que pone en manos de un pequeño grupo de la sociedad tanto la capacidad de influir sobre las decisiones políticas con mayor poder que el que les correspondería en una sociedad verdaderamente democrática, como la de acumular aún más riqueza que la que poseen, en detrimento de aquellos que no tienen acceso al capital.

Lo que mas se acerca a la práctica capitalista, en cualquiera de sus presentaciones, salvaje o mansa, es el sistema político autoritario, ya sea dictatorial tipo Pinochet chileno, con un legado de muerte en nombre del crecimiento económico sin humanismo, o tipo “democracia” norteamericana, donde la dictadura se expresa mediante el dominio de dos partidos elitescos que se alternan en el poder y Presidentes elegidos finalmente por un consejo de notables, esto último es lo que finalmente escoge el pueblo. Es la dictadura empresarial constituida por políticos multimillonarios que conforman un poder legislativo fuerte y cohesionado con el ejecutivo. Adicionalmente, esta “democracia” burguesa jamás va a constituir un muro de contención del fascismo, modelo infame de dominación que se practica mas fácilmente en el sistema capitalista, porque es precisamente en su interior en donde éste nace y se desarrolla.

Las consecuencias de todo ello se pueden resumir mediante hechos concretos: un informe de la ONU indica que los 500 individuos más ricos del mundo tienen más ingresos que los 416 millones de personas más pobres. (...) Por otro lado, por cada dólar que se invierte en combatir la pobreza, se gastan diez en armas. Este resultado tan catastrófico es producto en gran medida del individualismo, una característica indispensable del capitalismo, el cual es un elemento necesario para dar el paso hacia el neoliberalismo, lo que en resumen el Papa Juan Pablo II denominó, seguramente iluminado por el Espíritu Santo, el Capitalismo Salvaje.

Tradicionalmente ha existido el lugar común entre las minorías privilegiadas, como por ejemplo la clase media y alta venezolana, que los pobres tienen la culpa de ser pobres porque “no trabajan suficientemente para lograr comprar casa, carro y lujos”, resulta que los seres humanos tienen distintas capacidades para realizar cosas o para acumular riquezas, y eso lo aprovecha aun mas el capitalismo salvaje para usarlo a su conveniencia, los menos capaces, quienes se van quedando atrás como consecuencia de la competencia feroz, van constituyendo el “ejército de reserva”, la fuerza laboral que requiere el mercado para mantener los privilegios de una minoría mas capaz de apropiarse de los recursos, argumentando que los mismos son escasos para tanta gente. De hecho, la sociedad liberal-capitalista ha negado la libertad o autonomía de acción de los grupos que la conforman, debido a que gracias a la gran acumulación de los recursos - y al poder que genera su posesión - se desconoce el valor intrínseco del ser humano al medírsele y juzgársele socialmente sólo en base a su capacidad para acumular riqueza. Las políticas relacionadas con estas doctrinas minimizan a su máxima expresión los programas sociales, para ellos son anti-ganancias, no son inversiones, el bienestar se logra solo con la acción de la mano invisible del mercado, lo malo es que eso a la larga constituye una bomba de tiempo, ya lo vimos en Venezuela con el Caracazo y lo estamos a comenzando a verificar en la crisis actual capitalista mediante el derrumbe del sistema financiero.

El socialismo es el único sistema económico que existe en la historia de la humanidad capaz de provocar un verdadero despliegue de la democracia, ya sea tanto desde el punto de vista del lenguaje revolucionario de todas las épocas e ideologías como desde la acción propiamente dicha; mientras que la democracia es básica para la distribución del poder, en este caso los hombres no actúan solamente por el deseo económico o el simple análisis de costo-beneficio, sino que también lo hacen en correspondencia a valores y metas comunes, hecho que los une para la acción colectiva. Con este sistema económico socialista, las formas de decisión democráticas ponen el énfasis en la discusión y en la comunidad que en las impersonales y alienantes relaciones de mercado. ¿Cómo hacerlo realidad, como llevarlo a cabo? ¿Cómo evitar la repetición del fracaso de la Unión Soviética? Las respuestas a estas preguntas deben ser parte de un gran debate nacional.

Creo que cada región tiene su historia e idiosincrasia distinta, por ello los modelos a implantar no deben ser copiados, los mismos tendrán que ser endógenos, sacado de las propias raíces de los pueblos originarios, un modelo que debe discutirse y debatirse con todos y todas.


El reto consiste en crear un modelo económico socialista que utilice los incentivos de manera de generar eficiencia económica superior al modelo económico capitalista (Compartiendo y no Compitiendo), con la finalidad de lograr la igualdad de oportunidades en la búsqueda de la autorrealización, el bienestar , la influencia política y el status social de todo el pueblo.


Socialismo del siglo XX
Luis Fuenmayor Toro
El socialismo es el modo de producción posterior al capitalismo y se basa en la propiedad social de los medios de producción, lo cual es opuesto al carácter privado de dichos medios en su antecesor. Cuando la tierra y los instrumentos de producción son de propiedad particular, la riqueza producida tiene propietarios, por lo que no se distribuye según el trabajo realizado, ni de acuerdo a las necesidades de quienes trabajan. La participación del trabajador está dada por la magnitud del salario y la del propietario capitalista por el excedente entre los valores utilizados para producir y el nuevo valor creado en la producción: la plusvalía. En otros términos, el capitalista o burgués se apropia del nuevo valor generado durante la producción de bienes materiales.

En el socialismo, los medios de producción son colectivos, pues pertenecen a todos los trabajadores. Por lo tanto, la plusvalía generada también les pertenece y pueden disfrutar entonces de su reparto. Nadie se apropia de los valores producidos, los cuales forman parte de la riqueza social, por lo que desaparece la explotación del hombre por el hombre y el resto de las viejas relaciones de producción, así como las clases sociales existentes hasta ese momento. Aparecen nuevas relaciones de producción y se abre el camino para la conformación de una sociedad sin clases, constituida sólo por trabajadores.

Los conceptos anteriores definen lo fundamental de estas formaciones económico-sociales, por lo que no dependen del país ni del momento histórico de su desarrollo. Sin embargo, hay particularidades importantes que sí dependen de éstos, por lo que se puede hablar de socialismo venezolano, cubano o nicaragüense, así como aceptar la expresión de socialismo del siglo XXI, que enfatiza la influencia de las realidades actuales en la construcción del modelo socialista.

Los países industrializados poseen unas fuerzas productivas desarrolladas, lo que permitiría satisfacer con holgura las necesidades de toda la población, si se contara con toda la riqueza producida, incluida la plusvalía. Esa impresionante capacidad contrasta con las malas condiciones de vida de una proporción de sus habitantes y, más aún, con la miseria del 80 por ciento de la población de nuestros países.
Así, mientras hoy se puede generar el doble de alimentos de los requeridos por la población mundial, un 40 por ciento de la misma está desnutrida.

Según Marx, se alcanza un momento de crecimiento de las fuerzas productivas, en el cual la propiedad privada de los medios de producción comienza a frenar su desarrollo, y esta contradicción antagónica, que aparece primero en los países industrializados, se resuelve con la aparición de un nuevo modo de producción: el socialista, a través de las revoluciones proletarias. Sin embargo, en la práctica estas se dieron en países atrasados, con escaso desarrollo de sus fuerzas productivas, como Rusia, China, Cuba, Nicaragua y otros, en virtud de lo que Lenin llamó el eslabón más débil, ya que en esos países las contradicciones capitalistas se expresan de una forma más brutal y extendida, como hambre y miseria de las mayorías, que se rebelarían contra ese perverso orden de cosas.

La historia, sin embargo, demostraría que el socialismo así iniciado no sobreviviría, a pesar de los logros positivos que alcanzó. El bajo desarrollo de sus fuerzas productivas no le permitió satisfacer adecuadamente las necesidades de sus pueblos y su economía nunca igualó a la economía capitalista, lo que la hizo marginal en el mundo y terminó por sucumbir, ante la incredulidad de los revolucionarios y la satisfacción de los explotadores, quienes llegaron a creer que estaban en presencia del final de la historia.

Lo que sí parece concluyente es que el socialismo no se decreta, ni se construye con deseos. Asumir el reto de satisfacer las necesidades de todos requiere de un aparato productivo desarrollado, de manera de generar suficientes riquezas. Repartir requiere producir previamente el objeto del reparto y es ésa la principal dificultad de países como Venezuela, donde las fuerzas productivas tienen poco desarrollo. Se deben también terminar tareas democrático-burguesas muy anteriores al socialismo. La reforma agraria, conquista antifeudal y por ende burguesa, que elimina el latifundio, mina el poder de los terratenientes, beneficia a los campesinos y diversifica e incrementa la producción agrícola, es una de ellas.
La transición al socialismo debe contemplar la nacionalización de la banca, de las comunicaciones y del transporte público; debe desechar la transformación en empresas mixtas de los contratos de servicio petroleros, tiene que cambiar el carácter monoproductor de nuestra economía, desarrollar la industria petroquímica y la química orgánica industrial, construir la red ferroviaria nacional, renacionalizar las industrias básicas privatizadas en el pasado, garantizar la autonomía alimentaria, la producción de medicamentos y equipos médicos esenciales y desarrollar las ciencias y la tecnología, por lo que los excedentes de la venta de petróleo deben también dirigirse en este sentido.

Se trata de utilizar las tecnologías avanzadas para tener una sólida base industrial, que eleve la productividad sustentablemente sin deterioro del ambiente, lo que además requiere de trabajadores de todos los niveles con una formación académica y laboral de gran calidad, que no puede hacerse improvisadamente como actualmente lo lleva acabo el Ministerio de Educación Superior. Se trata también de tener un desarrollo científico y tecnológico, que le garantice a nuestra Fuerza Armada Nacional, un control real de sus equipos y un poder de fuego disuasivo de cualquier agresión aventurera externa.

Si caminamos en esa dirección, si se comienza desde ahora a construir esa base productiva, si se asumen las tareas señaladas, estaremos haciendo lo propio y alcanzaremos con éxito la meta.

SUMMA, N° 5, pp 29, diciembre 2005


En el primer artículo siguiente, se reafirma lo que se dijo en el artículo sobre el socialismo del siglo XXI, en relación con la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas para poder sobrepasar al capitalismo. Veamos:


Socialismo vs revolución burguesa (I)
Luis Fuenmayor Toro

Esta vieja discusión se dio en la vanguardia de la Revolución Rusa y se repitió mucho en los partidos comunistas. Para Marx, el socialismo aparecería cuando las fuerzas productivas (el trabajo del hombre, los objetos de la naturaleza sobre los que recae ese trabajo y los instrumentos con los cuales se trabaja) se desarrollen tanto que entren en contradicción con las relaciones de producción existentes (relaciones de propiedad sobre los medios de producción). Esto significa que el socialismo debió aparecer en los países capitalistas desarrollados, pues es en ellos donde las fuerzas productivas están más desarrolladas. Pero no fue así y Lenin desarrolló la teoría del "eslabón más débil", según la cual la revolución socialista se daría primero en los países atrasados, pues en ellos es donde las contradicciones capitalistas se expresan en las formas más despiadadas.

Así, la revolución socialista se da en la Rusia zarista, la China feudal, la Cuba subdesarrollada, en Viet Nam, Yemen y Angola, países atrasados y sin desarrollo importante de sus fuerzas productivas. Con esto, el dilema había sido resuelto por la práctica social y confirmado con la expansión posterior del socialismo, que lucía indetenible y sin “vuelta atrás”. El mapa del mundo dejó de ser rosado, color de Inglaterra y sus colonias, para ser rojo, pues cada vez más naciones, de nuevo atrasadas y miserables, asumían el socialismo como su proyecto nacional. Pero 70 años después del nacimiento del primer país socialista, el sistema así construido en Europa Oriental y Asia se derrumba con una facilidad impresionante, ante la sorpresa e incredulidad de los revolucionarios del mundo. ¿Se devolvieron del socialismo o nunca llegaron a alcanzarlo?, entre otras cosas porque el crecimiento de sus fuerzas productivas, aunque importante sobre todo en la Unión Soviética, no pudo superar o equipararse con el del capitalismo.
La economía de éste terminó por doblegar a la socialista. Visto así, parecería que el socialismo no se decreta; se requiere un desarrollo de las fuerzas productivas, que genere riquezas capaces de soportar la distribución socialista de las mismas. Y para eso no bastan sólo los saberes populares, hay que desarrollar el conocimiento formal y las ciencias, la técnica y la tecnología.

Últimas Noticias, pp 59, 16-11-2005; Caracas.

En el artículo que sigue se explica qué situaciones hay que superar para poder hablar de socialismo en Venezuela. Nuevamente es un problema de desarrollo de las fuerzas productivas. Pero se dice que esos cambios pueden ser llevados a cabo por un gobierno que tenga al socialismo como meta; es lo que se llama la transición al socialismo.


Socialismo vs revolución burguesa (II)
Luis Fuenmayor Toro

La semana pasada escribimos en este diario sobre la eterna discusión entre revolución democrática o socialismo, como vías a escoger en procesos como el venezolano actual. Esta discusión se ha dado porque el cambio revolucionario se ha producido en países atrasados, donde el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas es incipiente y no alcanza a generar una riqueza que permita, en forma rápida, satisfacer las enormes necesidades de toda la población. Se plantea entonces la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas, lo que pudiera significar que se debe completar el desarrollo capitalista como condición al paso al socialismo.

Por lo anterior, es necesario caracterizar a Venezuela, para entender el desarrollo de su proceso revolucionario. Venezuela es un país donde no se han cumplido una serie de etapas de la revolución burguesa, para llamarla con su nombre clásico. Habría por lo tanto que culminar las conquistas antifeudales de la burguesía, como la eliminación del latifundio, a través de la reforma agraria, que tiene como finalidad la democratización de la propiedad de la tierra y la reducción del poder económico de los latifundistas, con miras a modernizar y diversificar la economía. Esta conquista no es una reivindicación socialista, sino del capitalismo, independientemente que quien la lleve a la práctica sea un gobierno, que se ha propuesto la construcción del socialismo como meta.

Se trata de una reivindicación de los campesinos, pero también de la burguesía, que conquistaron los revolucionarios franceses luego de la toma de la Bastilla y se había hecho en Inglaterra 100 años antes. Se puede tener la intención de construir una sociedad socialista y avanzar en el sentido señalado. Eso significa lograr una serie de reivindicaciones, que tienen un orden que no se puede violentar por la vía de la voluntad. No puede haber socialismo si sigue existiendo el latifundio. No puede haber socialismo sin agroindustria, sin autonomía alimentaria, sin producir los medicamentos que el pueblo requiere, sin salud para todos, sin educación de calidad con equidad. No puede haber socialismo en un país monoproductor de materia prima, que sólo vende combustible fósil; sin petroquímica, sin química orgánica industrial, sin desarrollo científico y tecnológico y sin independencia nacional.

Últimas Noticias, pp 60, 23-11-2005, Caracas.

El artículo siguiente expone una tesis en relación al reparto de lo producido, al eliminarse la apropiación de la plusvalía por parte de la burguesía. Se trata de repartir la riqueza y no la pobreza y establece una diferencia entre la necesidad histórica del socialismo y su necesidad ética o moral. Dejo hasta aquí esta serie, para que otros opinen. Saludos, LFT.


Socialismo vs revolución democrática (III)
Luis Fuenmayor Toro

Hemos afirmado que el socialismo real fracasó porque sus fuerzas productivas nunca llegaron a superar o a alcanzar el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas, por lo que no pudo imponerse mundialmente y su economía permaneció como marginal, restringida sólo a un grupo poco numeroso de países. Hemos señalado también que existe la necesidad imperiosa de desarrollar las fuerzas productivas, como condición previa a la instalación del socialismo en los países atrasados, Venezuela entre ellos. Si esto no ocurre, no habrá suficiente riqueza producida, para garantizar que el reparto socialista de la misma cree niveles de bienestar en toda la población, que superen ampliamente las miserias y limitaciones del capitalismo. El socialismo no tendrá éxito en tanto signifique un reparto de riquezas que, si bien elimina la apropiación burguesa de la plusvalía, sólo sirva para hacernos un poco menos pobres a todos.

He allí donde pienso está uno de los aspectos claves del problema. No se trata de construir una nueva comunidad primitiva, muy justa en el sentido de la propiedad colectiva de las riquezas producidas y en su reparto equitativo entre todos los integrantes de la comunidad, pero preñada de importantes limitaciones en relación con el logro de bienestar y la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación, salud, vestido y vivienda segura, donde protegerse de las inclemencias naturales. Es cierto que se trataba de comunidades que no practicaron la explotación del hombre por el hombre, pero ello no significa que se trataba de una situación paradisíaca, sin insatisfacciones y libres de la necesidad imperiosa de trabajar. No eran, nunca fueron, Adán y Eva en el paraíso terrenal, antes de ser expulsados del mismo.

El socialismo no es una respuesta moral ante la existencia de situaciones de miseria inaceptables, desde el punto de vista humano, ni de rechazo ante desigualdades sociales inauditas e injustificables desde parámetros éticos humanitarios. Es el resultado de la lucha antagónica entre unas relaciones de producción y unas fuerzas productivas constreñidas en su crecimiento, contradicción que se resuelve con la aparición de un nuevo modo de producción, que libera a las fuerzas productivas de la restricción existente y permite nuevamente su desarrollo y el progreso social.

Últimas Noticias, pp 57, 7-12-2005, Caracas.

Como empezar el Socialismo del siglo XXI
Alfonso Yépez

Muy poco soy conocedor de la historia de las características del capitalismo y de la democracia juntas, pero se que para nuestro país Venezuela ya esta fusión no tiene sentido en una sociedad global con tanto conocimiento. En estudios realizados del socialismo en el INCE, aunque poco tergiversado, he tenido una visión de característica de como empezar un socialismo del siglo XXI, donde lo más importante es el crecimiento del individuo y su seguridad de vivir en sana paz, que es lo más importante que busca el ser humano.

Para ello debe tener dos cosas, Infraestructura para realizar sus actividades en sociedad, (casa, escuela, hospitales, vías de comunicación, etc.), todo lo que permita mantenerse y cubrir sus necesidades de crecimiento y lo otro la educación, donde el individuo pueda distinguir su cultura, su ideosincracia, su vida y para que existe; estos dos son los elementos faltantes en esta Venezuela de V
Republica, que traemos y destruyen las sociedades en general y a nivel mundial.

Pero para la aplicación del socialismo del siglo XXI Venezolano, que eso
hay que diferenciarlo, es un proyecto de los Venezolanos para el Mundo (hecho en Venezuela), se tiene que realizar actividades o cambios en la leyes venezolanas, y por eso es la participación del pueblo en la calle, quien acompañara a la Asamblea Nacional a tomar decisiones en beneficio de los habitantes y de la sociedad en virtud de sus sistemas de vida y de su aprovechamiento de sus recursos. Es por ello, que uno de los planteamiento de este socialismo es la forma de vivir en primera instancia, donde los individuos pasen a ser colectivos, que se agrupen
para poder resolver sus necesidades y construir sus pensamientos, ahí comienza el nuevo socialismo, con el cambio de ser individuales a ser colectivos, Por ejemplo: .- Se debe construir nuevas ciudades donde el espacio de terreno en que
vivimos no sea de particulares y de propiedad privada, sino del colectivo en general, lo que te afecte a ti, debe afectarme a mi, nadie debe estar por encima de los demás y se debe contribuir en la mejora constante de la sociedad donde se participa, y por ahí se dirige los sentidos de los consejos comunales, donde la participación de las personas es la clave de la fraternidad del pueblo y de los sistemas sociales, políticos y económicos.

Se espera un nuevo país y eso si lo sabemos, ni parecido al de mis padres y mis abuelos, eso hay que tenerlo claro, porque sino vamos a chocar con los cambios, espero que mi comentario sea bien recibido y seguir comentando de esta Nueva Venezuela Socialista.

RENTISMO-CAPITALISMO Y SOCIALISMO
Blas Regnault

Pienso que parte del problema en Venezuela no está planteado en términos de capitalismo - socialismo como sistema económico, sino en términos de rentismo - capitalismo - socialismo. En el fondo, nuestro sistema económico nunca ha sido capitalista en el estricto sentido de la palabra, pues la renta petrolera ha tenido importancia crucial en la organización de las relaciones de producción.

Es lo que autores como Bernard Mommer o Asdrúbal Baptista llaman "Capitalismo rentístico", un modelo de organización de las relaciones de producción basado en la renta petrolera como eje fundamental de la economía. Ello supone que el Estado es distribuidor del ingreso a través del gasto público, del gasto corriente y de subsidios. Este modelo comenzó su agotamiento en 1979, y no es hasta 1983 que se ven los primeros efectos, siendo 1989 con el Caracazo que se produce el síntoma más doloroso de su agotamiento.

Pero creo que el capitalismo rentístico no es ni malo ni bueno. Este sistema forma parte de nuestra característica principal como país. Se trata de nuestra manera de crear un modelo de desarrollo a partir de un recurso natural que pertenece al Estado. No hay duda que quien tiene el control del petróleo en Venezuela tiene el control del desarrollo del país, razón por la cual creo que lo que se ha hecho en los últimos 6 años respecto a la recuperación del rol del Estado en el petróleo reivindica nuestro histórico modelo de desarrollo.

El tema es cómo pasar de este modelo de desarrollo dependiente de la renta a un modelo de desarrollo dependiente del trabajo. Esa transición fue ensayada a finales de los 80 y toda la década de los 90 con un modelo que pretendía descalabrar el histórico rol del Estado sobre el petróleo. Es obvio que fracasó igualmente.

Por esto creo que ante la discusión, tengo más preguntas que respuestas, pues además de no querer repetir los errores de sistemas económicos militarizados (caso de la URSS), debemos entender la condición particular de nuestras relaciones de producción.

Una alternativa al rentismo-capitalismo
Luis Fuenmayor

El problema se resuelve si el petróleo que producimos se utilizara en desarrollar la industria petroquímica nacional, la química orgánica industrial y la ciencia y tecnología y la ingeniería de consulta nacionales. Venezuela debe dejar de ser un país productor de combustible fósil, tal y como ha sido hasta ahora desde 1920, para transformarse en una potencia que desarrolle la producción nacional de petroquímicos, a través de PEQUIVEN, mediante las grandes inversiones que esto signifique. Con empresas del tamaño de PDVSA deberíamos utilizar el 30 por ciento de su producción para dedicarla a la producción de productos con mucho mayor valor agregado, que significarían no sólo mayores ingresos en divisas y menores usos del petróleo como combustible, sino al mismo tiempo el estímulo para el desarrollo industrial nacional en petroquímicos y químicos orgánicos, que estimularía además aguas abajo toda una gran inversión nacional de empresas de producción de bienes y servicios, dirigidas a satisfacer las grandes necesidades de la industria petroquímica y de las industrias productoras de químicos orgánicos.

Ello significa inversiones en bienes de capital, adquisiciones de materias primas diversas, fuentes de empleo estable de personal de distintos niveles de formación, elaboración en el país de materiales requeridos por la gran industria petroquímica y las más pequeñas industrias de químicos orgánicos, en síntesis significa desarrollo.

Toda la ingeniería de consulta sería comprada en el país, lo que estimularía su desarrollo y la sacaría del lamentable estado de inanición en que se encuentra actualmente. Al mismo tiempo, ambas empresas deberían invertir en ciencia y tecnología el equivalente a su aporte al producto interno bruto nacional.

Actualmente, PDVSA compra toda la ingeniería de consulta que requiere y toda la ciencia y tecnología que utiliza en el exterior, lo que permite que ambas actividades sigan floreciendo solamente en los países desarrollados, mientras Venezuela carece del financiamiento necesario a tales efectos.

Si además de lo señalado, la producción de ambas empresas se transporta en una flota de buques nacionales, se estimularía la construcción de astilleros para fabricación y mantenimiento de dicha flota, la formación de personal para su manejo y cuido, más fuentes de empleo y se desarrollarían incluso hasta empresas de seguros y reaseguros nacionales para la protección de la carga.

Todo eso es desarrollo y es posible con un gobierno que entienda que el petróleo es para ser usado en desarrollo de país y en incremento de las condiciones de vida de los venezolanos. Sólo así se estarían creando realmente las bases económicas y productivas que pudieran garantizar el comienzo del llamado socialismo del siglo XXI. Muchos saludos a todos. LFT.

Algunas citas textuales del artículo de el Nacional 10-12-2006 por Javier Biardeau R. Sociólogo. Profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela

• Al celebrar su victoria electoral, el Presidente reelecto afirmó la noche del domingo 3 de diciembre que "el pueblo votó por el socialismo del siglo XXI". Inmediatamente reiteró que su gobierno en "la nueva época" impulsará ese modelo económico y, por lo pronto, en 2007 lo incluirá en la Constitución.
• intelectuales que apoyan y asesoran a Chávez dicen que Venezuela vive la transición y falta mucho todavía para que aquí se abandone la lógica del capital. "No sólo con un cambio del ordenamiento jurídico se insertará el régimen socialista", aclara Haiman El Troudi

• . "Esto es un proceso. Estamos en lo que los clásicos llaman una transición. Venezuela está signada por los hábitos capitalistas y no se puede transformar la economía si la gente sigue pensando desde esa lógica", afirma El Troudi

• Rodolfo Sanz, dirigente oficialista, también coincide. "La existencia de un gobierno de orientación socialista no supone ni implica que estemos ya en el socialismo (...) En Venezuela existe hoy una transición transformadora de las terribles condiciones dejadas por el colapso del capitalismo rentista neoliberal", dice en el libro Hugo Chávez y el desafío socialista, impreso en julio de este año

• Sanz plantea "una recomposición capitalista para luego intentar el salto hacia una sociedad socialista". Admite que algunos exigían un ritmo más acelerado, "un programa de expropiaciones y nacionalizaciones", pero celebra que Chávez comprendiera que todavía están en la etapa de los grandes cambios sociales.

• Acepta que hoy domina más bien el capitalismo de Estado. "En esta fase de transición, a pesar del poder económico regulatorio estatal, la economía venezolana continúa dominada por el modo capitalista de producción. Y no nos engañemos, este seguirá por un período largo de esta transición".

• En el CIM aseguran que la revolución no nació socialista. "Su inspiración fue nacional, popular, pero un populismo bien entendido, altruista, para ayudar a la gente. Ahora vamos al socialismo". ¿Cuánto puede durar esa transición? Haiman El Troudi admite que puede prolongarse por dos, tres años o hasta una década, "es posible que el salto sea generacional".

• "Las empresas privadas podrán adherirse o no a la modalidad socialista", asegura El Troudi. Pero el Estado buscará las formas de incentivar a quienes decidan participar en la economía social. En un texto que adelanta sobre "el nuevo modelo productivo" este investigador propone que los créditos blancos, los dólares que entrega Cadivi, las exoneraciones de impuestos sólo beneficien a quienes acepten trabajar en estas nuevas condiciones que impulsa el Gobierno. "El Estado viene otorgando incentivos a todos por igual. A partir de ahora las empresas pueden continuar operando con un criterio mercantil. Pero los beneficios del Estado los recibirán quienes decidan asumir cuotas de responsabilidad social, otorgar alguna participación a los trabajadores, abrirse a un proceso de cogestión o incluso orientar su producción a satisfacer necesidades reales de la sociedad para darle en la madre al capitalismo", explica. Acepta que sólo con la empresa socialista (las cooperativas, las empresas mixtas y las empresas de producción social) no se podrá hacer crecer la economía. Ellas aportarán 30% al producto interno bruto, pero darán trabajo a muchos. La gran empresa de capital intensivo estatal y privada seguirá sosteniendo la economía venezolana, aunque su aporte social sea muy bajo.

• Heinz Dieterich también acepta en su libro Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI que "la economía de la fase de transición tendrá necesariamente un carácter mixto", porque supone que unos seguirán trabajando en una economía de mercado y otros, "más avanzados", pasarán al nuevo modelo. "Creo que es de idiotas pensar que Chávez va hacia el comunismo.

• Estoy convencido de que Chávez quiere aplicar el modelo de socialismo liberal que yo propongo desde 1998, lo están probando sin saberlo", apunta Giulio Santosuosso, un matemático autor de Socialismo en un paradigma liberal, un libro que –según dice el mandatario enseñó en su programa dominical Aló, Presidente. Su tesis es que la empresa sea socialista hacia dentro porque quienes trabajan en ella serán sus propietarios; pero liberal hacia fuera porque continuará rigiéndose por las leyes de la oferta y la demanda.

• El Troudi también se interesa por regular la ganancia de las empresas. Su idea es fijar un precio máximo de venta de todos los productos para acabar con la especulación, pero admite que antes hay que sanear la contabilidad y determinar realmente cuánta cuesta cada uno. "El Estado está llamado a desplegar una estrategia para romper el monopolio en la producción", refiere Sanz. Recomienda impulsar alianzas entre el mediano sector privado productivo y el sector de la economía social. El Troudi refiere que si el Estado incentiva la creación de nuevas empresas, aumenta la demanda y se ataca la concentración económica. Ninguno de estos analistas niega que el Estado desempeñará un papel fundamental en el orden económico durante la etapa de transición. Incluso Sanz opina que las empresas de producción social no podrán sostenerse por sí solas, en un mercado capitalista necesitan de la ayuda estatal.

• Lo que vendrá después pocos se atreven a decirlo, prefieren que se abra el debate, insisten en que este será un proceso abierto. "Sólo sabemos lo que no debe ser el socialismo del siglo XXI. No será una economía basada en el capitalismo de Estado, ni un sistema totalitario y cerrado (...) No queremos parecernos a Cuba, la isla caminará más bien al modelo propuesto por Venezuela", afirma El Troudi.

• . Haiman El Troudi: El socialismo del siglo XXI es democracia sin fin, nunca está todo hecho, está en franca construcción. Las empresas de producción social ofrecen un aporte rumbo al socialismo, pero no todas serán desde un primer momento socialistas. Hugo Chávez las definió "como entidades económicas que tienen significado propio, no alienado, auténtico. No existe en ellas discriminación social, ni privilegios en el trabajo. Hay igualdad económica entre sus integrantes, bajo el régimen de propiedad estatal o colectiva". El principal rasgo es que transciendan de algún modo el modelo capitalista, por lo que tienen que replantearse el destino de los excedentes, ya no serán para los dueños del capital, sino que deben invertirse en la sociedad.

ALGUNAS GLOSAS AL MARGEN (JB):
Parece evidente que estamos en un proceso de transformaciones estructurales de mediana duración (el largo plazo es la muerte decía Lord Keynes) comandado por la una nueva contra-elite política, económica y cultural que controla las palancas del estado venezolano, en la que la jefatura exclusiva la asume Chávez, nuevo "rival" del "gran timonel" maoísta. Esta característica le da un estilo personalista, cesarista y estado-céntrico a la revolución socialista venezolana.

Esta contra-elite asume un rol de "vanguardia", y dentro de ella, Chávez ocupa el lugar principal, su voz instruye los lineamientos estratégicos, y las voces plurales, que consienten, difieren o disienten, de los movimientos populares, sectores medios o empresariales serán tamizadas por un dispositivo institucional: el partido único bajo control de operadores políticos que conformaran el "estado mayor" de Chávez.

El socialismo de Estado esta a la orden del día en una revolución que "comandada desde arriba" se legitima a través de mecanismos refrendarios electorales (mucho mas Lasalle que Marx). Falta saber, si desde abajo surgirán contrapesos significativos al "estado mayor" y a la contraelite dominante, que le otorguen al proceso densidad revolucionaria, es decir, carácter radicalmente democrático, plural y nacional-popular en los terrenos económicos, culturales y políticos.

Desde el punto de vista político-cultural, las voces dominantes de la revolución parecen ancladas en el Imaginario Moderno: productivismo, racionalidad instrumental, historia con H, subjetividad como "conciencia nacional", riqueza como excedente económico, consumismo, tecnociencia, etc. Su gramática de sentido los lleva al callejón del "capitalismo de estado", etapa de transición irónicamente "eterna", y por tanto a consolidar a la "burguesía de estado", con un pensamiento social acartonado por los axiomas modernos. No hay crisis de la Modernidad para la contraelite dominante.

Como es obvio, existen contradicciones sobredeterminadas en este proceso de cambio estructural, y el "juego social" esta abierto a escenarios y recomposiciones de fuerzas sociales, políticas y culturales, en la cual los "intelectuales" como grupo de apoyo social (Gouldner) vivirán las tensiones en la configuración de "lógicas de sentido y significación".
El "debate de la democracia", como radicalización democrática será crucial, ya que el poder popular vivirá los dilemas de la autonomía, autogestión, pluralidad o del tutelaje estatal, uniformidad o codificación desde arriba. La multiplicidad de las singularidades socialistas tendrán que posicionar sus voces ante la UNICA VOZ, cuestionando todo discurso de dominio como una modalidad de discurso-amo El tema de una hegemonía popular, democrática y nacional será crucial frente a la conversión de la contraelite dominante en "nueva clase"y frente a la transfiguración del sistema político formalmente pluralista en un porvenir aun incierto.

QUIENES DESEEN REANUDAR EL DEBATE SOBRE LOS SOCIALISMOS Y UNA PROFUNDIZACIÓN DE LA DEMOCRACIA EN TODOS LOS CAMPOS Y ESFERAS SOCIALES TIENE UNA TORTUOSA TAREA POR DELANTE: SOCAVAR TODA LA MITOLOGIA REVOLUCIONARIA SOPORTADA EN LA GRAMATICA MODERNA QUE HA ASIMILADO LA LIBERTAD A UNA SERVIDUMBRE MAS O MENOS VOLUNTARIA. El socialismo será democrático, plural y libertario o no será sino barbarie, BARBARIE en mayúscula, tan TERRIBLE COMO LA DEL HEGEMONICO GLOBALISMO NEOLIBERAL...BIENVENIDOS.


Publicado por Rómulo Pérez "Por una Conciencia Socialista"

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