EL ORIGEN DEL APELLIDO “BOLIVAR”
Bolibar es un pueblo de origen vasco, cuyo nombre se debe a la combinación de dos palabras: Bolu = “molino”, ibar = “vega”, o sea “El Molino de la Vega”.
“Simón Bolívar como un molino trituró a la opresión y como hermosa vega cultivó la Libertad”.
El molino utilizado para triturar el grano, representaba la principal fuente de trabajo en el siglo XV, del Pueblo de Bolibar (municipio de la provincia de Vizcaya, País Vasco en España), la historia de éste pueblo se remonta a 1470 en Vizcaya, cuando se enfrentó a la realeza Castellana bajo el reinado de Enrique IV de Castilla - 1454 a 1474 -, conocido también como “Enrique el impotente” y como el hermano de Isabel la Católica, éste enfrentamiento entre los vizcaínos y la realeza, es producto de que los primeros no reconocían a la hija del rey doña Juana como heredera del trono, solamente aceptaban a Isabel la Católica como legitima Señora de Vizcaya, en ésta confrontación el pueblo de Bolibar sale derrotado (En la actualidad éste pequeño pueblo guarda con orgullo el honor de haber sido el origen de un linaje que dio a la historia universal al único Libertador de Pueblos).
El enlace entre el Libertador y éste pequeño pueblo vizcaíno lo representa un antepasado de Simón Bolívar, en la descendencia de su quinto abuelo llamado Simón Ochoa de la Rementería, quien nació en el pueblo de Bolibar el 5 de marzo de 1532, emigró a mediados del siglo XVI desde Vizcaya a América, tras aquel sueño fantástico que cautivaba a todos los europeos: la historia del Dorado con ciudades de oro que existían en Venezuela, perlas gigantes en el fondo marino de las costas Venezolanas y la fuente de la eterna juventud, entre otras; por lo que decidió en 1559 cuando apenas tenía 27 años de edad, a aventurarse al nuevo mundo, desembarcando en Santo Domingo, allí llegó el primer Simón Bolibar, (el cual la historia conoce como “el Viejo”), allí se ganó la vida copiando manuscritos, profesión muy lucrativa, ya que la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir.
Ese primer Bolibar que llegó a América, exactamente a Santo Domingo, a mediados del siglo XVI, tuvo como dato curioso que él prefería que lo llamaran Simón de Bolibar, obviando sus apellidos naturales (Ochoa de la Rementerias), ya que así recordaba siempre su sitio de origen (España), en 1569, diez años después, se casó con Ana Hernández de Castro, con quien tuvo un hijo ese mismo año, llamado también Simón, producto de este nacimiento a él lo empezaron a llamar Simón de Bolibar el viejo, y a su hijo el mozo, otro dato curioso, es, que el escribano que registró a su hijo cuando éste nació, cometió varias faltas al registrar el apellido, primero omitió el “de”, segundo cambió la segunda “b” por “v”, además de acentuar la “i”, es decir, “Bolívar”; pero el viejo aceptó gustosamente este cambio, ya que lo tomó como premonición en vista del sueño por el que salió de su suelo natal, o sea la “v” le presagiaba viajar a Venezuela; 20 años después en 1589, muere su esposa y por orden de la Corona es trasladado a Caracas para trabajar como Secretario del Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela Don Diego de Osorio Villegas.
La Caracas de entonces era un conglomerado de humildes viviendas que se construyeron alrededor de la Plaza Catedral, hoy Plaza Bolívar; Simón Bolibar (el Viejo) poseía una indiscutible inteligencia, un liderazgo innato y un poder de convocatoria sobresaliente, que le permitió organizar una Federación de Provincias, con la asistencia de todos los cabildos que existían para entonces en el país, en esa Confederación, Bolibar impuso la supremacía de “Caracas” sobre las demás regiones, ventaja que con el tiempo le otorgará a la ciudad la condición de Capital de la República, el espíritu organizador que aplicó “el viejo” en beneficio de la colonia, pronto cautivó a las autoridades locales, quienes lo nombraron en 1590, Contador General de la Real Hacienda de Caracas, por lo que fue enviado a España para solicitar al rey Felipe II ciertas ventajas políticas y económicas para los blancos no peninsulares, puesto que sólo los blancos nacidos en España gozaban de tales privilegios, el rey accedió, a tales solicitudes y permitió a Venezuela abrirse al comercio con Europa, y por primera vez, barcos venezolanos llevaban mercancías, no en calidad de contrabando, sino para la venta legal de mercancía hacia España, además de esto también trajo consigo en 1593, la autorización para la creación del escudo de armas y el titulo de Muy Noble Leal Ciudad para Santiago de León de Caracas, murió en Caracas el 9 de marzo de 1612.
El primer Bolívar nacido en América (Santo Domingo), Simón Bolívar (el Mozo), “el cuarto abuelo del Libertador”, siguió los exitosos pasos de su padre en amasar fortuna y prestigio, convirtiéndose en una figura prominente en la sociedad colonial, cuando celebró su matrimonio con Beatriz Díaz Moreno de Rojas, hija del famoso y muy acaudalado Capitán Alonso Díaz Moreno, fundador de la ciudad de Valencia, con lo cual el apellido “Bolívar” se constituyó en uno de los más importantes de la colonia, de cuya unión matrimonial nacieron: Antonio y Luisa.
Simón Bolívar (el Mozo) era un hombre entregado a la defensa de los aborígenes; y como encomendero de los nativos de San Mateo, logró consolidar la hacienda más importante del país, conocida como la “Hacienda de San Mateo”, que en el futuro sería el bien más preciado de la familia de los “Bolívar” y un icono de la lucha y del heroísmo de la guerra por la independencia de Venezuela. A la muerte de su esposa, buscó consuelo en el seminario, para convertirse en Sacerdote, mientras que su hijo, Antonio Bolívar Rojas (el tatarabuelo abuelo del Libertador) quien nace en Caracas el 7 de marzo de 1596 y muere en San Mateo en el año 1655, se encargó de administrar los bienes de la familia, que de acuerdo a la Ley beneficiaba a los hijos varones, durante las próximas generaciones, la fortuna de los “Bolívar” se irá consolidando cada vez más, para convertirse en una de las familias más aristócrata, adinerada e influyente del continente.
Esta tercera generación de los “Bolívar”, será la más numerosa de todo el linaje familiar, Don Antonio Bolívar consolidó el abolengo de blancos criollos, al casarse por primera vez con Doña Luisa de Marmolejo, y en segundas nupcias con Doña Leonor de Rebolledo Argumedo y Almendariz, de cuyos matrimonios tendrá nueve hijos, al igual que sus antecesores, cautivará a las autoridades locales con su indiscutible liderazgo y fortuna, que le permitirá ocupar importantes cargos públicos reservados sólo a la oligarquía de blancos criollos o peninsulares: Alcalde de Caracas, Gobernador de los Valles de Aragua y Alcalde de la Santa Hermandad (cuerpo armado de la ciudad), de todos sus hijos, Luis Bolívar Rebolledo, quien nació en Caracas el 27 de febrero de 1627 y murió en la misma ciudad el 1 de marzo de 1702, será quién continúe la estirpe de los “Bolívar” y será además el que dará nacimiento al futuro Libertador.
Luis Bolívar (el bisabuelo del Libertador), siguiendo el linaje de los “Bolívar” como lo más puro de blancos criollos, se casó con Doña María de Martínez Villegas Ladrón de Guevara, logró ocupar importantes cargos públicos: Alcalde de Caracas, Corregidor y Justicia Mayor de los Valles de Aragua. Se destacó como un exitoso empresario, aumentando aún más la inmensa fortuna de los “Bolívar”, por lo que se convirtió en un personaje muy apreciado en la elite política, su habilidad en los negocios, lo obligó a emprender una lucha frontal contra la piratería que atacaba incesantemente las propiedades de la familia “Bolívar”: almacenes, residencias, haciendas, y toneladas de productos agrícolas para la exportación.
Para proteger su inmensa fortuna, planificó, organizó y financió con su propio peculio la construcción del castillo de La Guaria, como una impenetrable edificación que desde las alturas del Ávila, defendió el puerto contra el asedios de piratas que azotaron las colonias españolas, principalmente: ingleses, franceses y holandeses, quienes desembarcaban impunemente, y en un fugaz recorrido de desolación y muerte por el camino real, asaltaban a la ciudad de Caracas, obligando a sus habitantes a huir hacia los valles de Aragua, un hecho anecdótico objeto de bromas entre los amigos de Don Luis Bolívar, se debía a que no obstante su obsesiva aversión a los ladrones, se casó con “un ladrón”, es decir, con Martínez Villegas Ladrón de Guevara, hija de Don Juan de Villegas, fundador de Barquisimeto y quién fuera Capitán General de Venezuela, fue un feliz matrimonio que consolidó aún más la inmensa fortuna de los Bolívar, y de cuya unión nació en San Mateo en 1665 Juan Bolívar Martínez Villegas.
Juan Bolívar (el abuelo del Libertador), con esa visión innata para los negocios que siempre caracterizó a los “Bolívar”, compró una inmensa extensión de tierras, sobre la cual, en 1690 fundó el pueblo de Villa de Cura, y que en honor a su padre, la bautizó como San Luis de Cura, al igual que sus antecesores, ocupó importantes cargos públicos: dos veces gobernador de Venezuela, dos veces Alcalde de Caracas y además de Justicia Mayor de los Valles de Aragua, la alta alcurnia que venía acompañando el apellido Bolívar, se vio de pronto interrumpida, cuando Don Juan Bolívar Villegas se casó en segundas nupcias con Petronila de Ponte y Marín, hija de Josefa Marín Narváez madre natural, algo inadmisible en la sociedad mantuana de la época, por cuanto con ese casamiento se había mancillado la estirpe de blanco criollo de familias honorables que con orgullo exponían los “Bolívar”, y con el agravante, de que los hijos de ese matrimonio pudieran ser señalados por la sociedad de “mestizos”, si se comprobaba que, su madre Josefa, llevaba en sus venas sangre aborigen.
Don Juan Bolívar intentó limpiar hasta su muerte en el año de 1729, el abolengo familiar, con la compra de un título de “marques” que gestionó ante la Corte de los reyes de España; de este matrimonio nació en Aragua en el año de 1726, el padre del Libertador, Juan Vicente de Bolívar y Ponte, el porte español de Juan Vicente le permitió ocupar importantes cargos públicos; cuando contaba 47 años de edad, el 30 de noviembre de 1773 contrae matrimonio con María Concepción Palacios y Blanco, quién tenía apenas 15 años, y venía de una rica familia caraqueña de blancos criollos, la familia Bolívar se convirtió en la más importante, pudiente y adinerada de la época, Don Juan Vicente y Doña María Concepción tuvieron cinco hijos: María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente, Simón José Antonio, y María del Carmen, hija póstuma quién murió a las pocas horas de nacer, a la muerte de Juan Vicente (el padre), María quiso honrar el honor de la familia “Bolívar”, gestionando infructuosamente ante la Corte de España el “marquesado de los Bolívar”, que había gestionado el padre de su esposo Don Juan Bolívar y Villegas; María, quería que sus hijos llevaran el marquesado, cuyo título infundía respeto y admiración en la sociedad, todo fue en vano a pesar de la fortuna que gastó en los tribunales, y de las gestiones, que desde España hizo su hermano Esteban.
“La alta alcurnia de los “Bolívar” se interrumpió, al casarse el abuelo del Libertador con una hija de Josefa Marín Narváez, cuya sangre aborigen era imborrable a los ojos de la aristocracia, y un hecho imperdonable en la discriminación racial de la colonia. Esta es la razón, por la cual, de los cuatro hermanos Bolívar, Juana Nepomucena y Juan Vicente, mantuvieron el tipo vasco español, con pelo rubio, liso, ojos azules y mayor estatura, mientras que Simón Bolívar , y su hermana María Antonia, heredaron las facciones mestizas de su bisabuela: pelo negro oscuro encrespado, piel canela, ojos negro azabache, y pequeña estatura; rasgo que lo hace aún más representativo del gentilicio venezolano, no sólo por haber nacido en el país, sino por la sangre aborigen que llevaba en sus venas el Libertador Simón Bolívar”.
Un jueves en la noche del 24 de julio de 1783, nació en la mansión que está construida en la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, aquel que hoy conocemos como el “Libertador”, en la ciudad de Santiago de León de Caracas, en donde para ese entonces apenas habitaban unas 40.000 personas. (Hoy Gran Caracas, con más 5.5 millones de habitantes).
El niño fue bautizado en esa casa natal, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (el nombre de la Santísima Trinidad, fue agregado por promesa a la Capilla de su propiedad que tenían los Bolívar en la Catedral de Caracas), quien lo amamantó por primera vez fue doña Inés Mancebo de Miyares, una dama cubana, íntima amiga de doña Concepción, ya que ella había quedado muy delicada de salud después del parto; a los pocos meses mandaron a buscar en la “Hacienda de San Mateo”, a la negra Hipólita quien se encargó de terminar de amamantarlo y de criarlo, al lado de Hipólita estuvo también la negra Matea, niñera del Libertador y apenas diez años mayor que él.
No tuvo una infancia feliz ni una educación constante, los escritores han acumulado diferentes calificativos para intentar definir el carácter del niño Simón: Indómito y fogoso, trémulo, vigoroso, insolente, de nerviosidad excesiva, indisciplinado, la respuesta siempre a flor de labios, de rápida comprensión y buena memoria, aunque falto de atención, sensible, franco, impaciente, fácilmente desconcertado, de sentimientos apasionados, de prematura madurez, entre otros. "Usted es un barrilito de pólvora", le llamó su enérgico tutor Miguel José Sanz. "¡Entonces huya, porque puedo quemarlo!", le respondió el niño Simón Bolívar.
El 19 de enero de 1786, el niño Simón contaba apenas con dos años y medios, cuando la tragedia lo alcanza por primera vez, dándole muerte a su padre Don Juan Vicente Bolívar, no se había repuesto aún de éste drama, cuando el infortunio vuelve a alcanzarlo seis años y medios más tarde próximo a cumplir los nueve años de edad, entonces, muere el 6 de julio de 1792 su madre Doña María Concepción, a partir de éste momento queda bajo la tutela junto con sus hermanos, de su abuelo Feliciano Palacios y Sojo; el viejo, ya entrado en años y muy enfermo, previendo la nueva tragedia que se avecinaba, se apresuró a casar a las dos hermanas , a María Antonia de quince años con Pablo Clemente Francia, en octubre y a Juana, que no había cumplido los catorce, con su tío Dionisio Palacios y Blanco en diciembre de 1792, no le alcanzó el tiempo para atender a los dos varones, el abuelo murió el 5 de diciembre de 1793, Sin embargo, había consultado a Simoncito a cuál de los tíos elegía como tutor, y éste había preferido a Esteban, su padrino de confirmación, pero Esteban se encontraba en Madrid, así que la tutoría recayó en su tío Carlos, hombre muy egoísta, ambicioso y severo, quien ese mismo año ingresó a Juan Vicente en el servicio militar, quedándose solamente con la custodia de Simón, a pesar de que nunca descuidó su educación, siempre estuvo pendiente fue del manejo de la fortuna, tal vez por eso las relaciones entre ellos nunca fueron fáciles.
Sobrino y tío no congeniaron, Don Carlos despreciaba a Simón y lo consideraba un bueno para nada, extravagante y desobediente, cansado de los maltratos de su tío, se fugó de la casa el 23 de julio de 1795, refugiándose en el domicilio de su hermana María Antonia, Don Carlos, recurrió a los tribunales para recuperar la custodia del sobrino al mismo tiempo que acusó a María Antonia de querer apoderarse de la fortuna de Simón, lo cual trajo como consecuencia un ruidoso pleito entre las dos familias. Más aún, engañó al Tribunal alegando que Simón se había ido de su casa en contra de su voluntad, pues lo amaba y además recibía mucha comprensión, los jueces dictaminaron a favor de don Carlos y Simón fue obligado a regresar a la casa que tanto odiaba. “Los señores jueces pueden disponer de mis bienes, pero sobre mi persona, no mando sino yo mismo, y yo no quiero vivir en casa del tío Carlos”, así lo manifestó Simón Bolívar, cuando apenas contaba con doce años de edad.
El tío Carlos se encargó de que Simón aprendiese las nociones fundamentales de escritura, lectura, aritmética e historia, proporcionándole maestros excepcionales. Andrés Bello, apenas dos años mayor que el Libertador, le enseñó primeras letras, aunque no logró adelantos en ortografía. Bolívar escribiría más tarde: "Yo conozco la superioridad de ese caraqueño, contemporáneo mío; fue mi maestro, cuando teníamos la misma edad, y yo le amaba con respeto". Con el capuchino Francisco de Andújar cursó matemáticas, física y topografía, Guillermo Pelgrón, docente destacado de la Escuela Pública de Caracas, le enseñó latinidad, pero Simón Rodríguez, el revolucionario instructor que practicaba apasionadamente las ideas pedagógicas del “Emilio” de Rousseau, sería a la postre el profesor que marcó la mayor influencia en el pequeño Simón, influencia que sería decisiva durante el segundo viaje de Bolívar a Europa en 1804, y fue él ante quien pronunció su juramento de libertad en el Monte Sacro de Roma, el 15 de agosto del año siguiente. "Yo he seguido el sendero que usted me señaló --le escribiría en 1824--. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso".
Fue en la casa de Simón Rodríguez donde el tío Carlos confió a su pupilo como huésped cuando éste se fugó de su lado por segunda vez y buscó refugio ante el obispo Viana; Las enseñanzas de Rodríguez se dirigían más a la formación del carácter y a la fortaleza del cuerpo en medio de la naturaleza, que a acumular conocimientos en el aula de clase, pero es seguro que a través de su maestro favorito, Bolívar se impregnó de ideas revolucionarias y reformadoras, también encontró en él a un amigo a quien confiarle su soledad y las dificultades de su vida familiar.
A los trece años y medio de edad inicia su formación militar y el 14 de enero de 1797 es nombrado cadete en el Batallón de voluntarios blancos de los valles de Aragua, que había comandado su padre; el 26 de noviembre de 1798, es ascendido al grado de subteniente y como tal, tiene derecho a lucir su elegante uniforme azul con sus leones y castillos además de su espada, éste grado, obtenido llega con la adolescencia de sus quince años como un regalo de libertad, cuando se embarca en el navío de guerra San Ildefonso, que zarpa hacia la metrópoli con escala en Veracruz, haciendo realidad el sueño de viajar a España (su abuelo, Simón de Bolibar (el viejo) soñó con viajar a Venezuela y el soñó con viajar a España).
En España en el año de 1800 conoce y se enamora de María Teresa Rodríguez del Toro, dos años después el 26 de mayo de 1802 próximo a cumplir los 19 años de edad contraen matrimonio, el 15 de junio de ese mismo año parten para Venezuela, y el 22 de enero de 1803, no había cumplido aún los 20 años de edad, la desgracia lo alcanza de nuevo, al morir su esposa en Caracas, enferma de paludismo o fiebre amarilla; Bolívar tuvo que luchar no solo contra el infortunio, luego también contra los españoles y peor aún contra la incomprensión de algunos patriotas que no entendieron los beneficios de la independencia, más adelante escribiría “¡Felices aquellos que creen en un mundo mejor! Para mí, este es muy árido”. En 1805 jura libertar a su patria en el monte sacro, exclamando: “Juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, justicia y mi patria, que no daré descanso a mí brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”, ser héroe es su futuro.
Simón de Bolíbar (el Viejo), Simón Bolívar (el Mozo), Antonio Bolívar (el tatarabuelo), Luis Bolívar (el bisabuelo), Juan Bolívar (el abuelo), Juan Vicente Bolívar (el padre) y Simón Bolívar (el Libertador), todos pertenecientes a una casta de hombres inteligentes, valientes, exitosos y emprendedores; Tal es la importancia que tiene el apellido “Bolívar” en Venezuela, que gracias a éstos, al primer Simón de Bolíbar (el viejo), se le debe: la libertad económica y la autonomía política, ya que Venezuela no dependería más de la Audiencia de Santo Domingo, también se le debe la designación de Caracas como capital de la República, y además animó al rey Felipe II a ordenar en 1592, mediante Real Cedula, la construcción de colegios que se dediquen a la segunda enseñanza, o sea la formación de sacerdotes, fundándose así el Seminario Tridentino que se convertirá mas tarde en la Universidad de Caracas y luego en la Universidad Central de Venezuela, y al ultimo, Simón Bolívar (El Libertador), se le debe nada más y nada menos que la liberación de seis naciones que hoy llevan el escudo de la libertad: Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, además su obra inspiró la independencia de todo el continente.
Lo cuentan las voces de los que se resisten.
Publicado por ROMULO PEREZ “por una conciencia Socialista”
« ... Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez...»
Rómulo Pérez
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Viernes 14-01-2011
viernes, 10 de junio de 2011
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