sábado, 19 de noviembre de 2011

El Supremo (¿SHAMASH?)

Lo cuentan las voces de los que se resisten.

El Supremo (¿SHAMASH?)

Lo contó Hirimay debajo del Samán de Guere

“…Había un antiguo jefe Arawak muy sabio y fuerte, se llamaba “Shaman”, a éste hombre lo rodeaba un gran misterio ya que su solo nombre significaba “HOMBRE-DIOS-MEDICINA”, además su gente creía que era hijo de “SHAMASH el dios SOL”, el fue por mucho tiempo el protector y guía de éste antiguo pueblo, que además fue el primer pueblo que vio formar estas tierras, éste sabio, supo cuando los temibles Caribes invadieron sus tierras y se dispusieron a atacarlos, por lo que alertó a su pueblo; el enfrentamiento fue sangriento, los Caribes atacaron de noche y mataron a muchos, otros huyeron, el jefe “Shaman” resistió días terribles de combates, siendo él solo, y ellos muchos, los Caribes entendieron que no podían dominarlo en el combate cuerpo a cuerpo, por lo que decidieron una noche destruir su sitio de oración o santuario principal..."

“…"Shaman” defendió con vehemencia el altar de su padre “SHAMASH” el Dios “SOL”, y a pesar de la ayuda que éste le profirió, todo fue inútil lograron asesinarlo, pero su cuerpo desapareció casi inmediatamente ante la mirada sorprendida de los Caribes, quienes lo buscaron afanosamente sin encontrarlo, para mostrarlo como trofeo de guerra; a los 7(siete) días apareció el cuerpo en estado de descomposición y en una de sus costillas estaba creciendo una pequeña planta (El Samán de Guere) la cual fue considerada inmediatamente como la reencarnación del Jefe “Shaman”, a partir de ese momento los guerreros Caribes admiraron mucho la fuerza y valentía del jefe Shaman, gran líder de los Arawak, al sufrir el arrojo con que éste los enfrentó en combate; en reconocimiento a éste gran jefe, decidieron adoptar su nombre “Shaman” para designar a su máximo líder, además comenzaron a adorar a la planta que estaba brotando de una de sus costillas honrándola y concediéndole poderes místicos, reconociéndola como su Dios..."

“…Después de estos feroces enfrentamientos los Caribes tomaron a las mujeres Arawak y se mezclaron con ellas, dando nacimiento a un nuevo linaje y a una nueva cultura, estas nuevas sociedades extendieron sus dominios a lo largo de la cuenca del Lago de los Tacarigua, y reconocieron a la mujer Arawak como un símbolo de resistencia, al Samán de Guere como una deidad y al sector en donde está arraigado el árbol, como tierra sagrada, por lo que realizaban rituales y otorgaban ofrendas, los nativos del sector que por alguna razón o motivo estuviesen amonestados no tenían derecho a comer debajo de la fronda sagrada del Samán de Guere, solo podían hacerlo en su alrededor sin sobrepasar los límites acordados, también se acordaron armisticios entre etnias enemigas (Guaicaipuro y Maracay), rituales de guerra, religiosos, fiestas, etc. Todas las mujeres de la comunidad parían bajo el místico follaje de éste Dios aborigen, ya que creían que aquellos niños que nacieran bajo esa espesa sombra iban a contar por el resto de sus vidas con protección divina; así han vivido estas familias en torno a su Dios, por eso cuando ya no estemos con vida en esta tierra, aun vivirá nuestro Dios natural, aunque con el tiempo caerá por el olvido de las nuevas sociedades, algunas manos de gente buena le levantará, pero él nunca morirá, siempre quedará en el alma de todo el que le reconozca como nuestro Dios…”

El Samán estaba rodeado con trece (13) piedras algo esféricas y achatadas en su parte superior, las piedras no invadían la sombra del follaje y estaban en perfecta ubicación circular al Samán de Guere (La parte chata de las piedras era usada para cortar la carne de los animales que cazaban, triturar sus huesos y extraerle el tuétano, el cual era condimentado con “ají chirel", y se usaba para comerlo junto con el casabe), detrás de cada piedra a su vez estaba sembrada una planta de Chaguaramos que los aborígenes llamaban (araugua); éste viejo árbol simbolizaba al antiguo jefe ”SHAMAN”, y los chaguaramos a los ancestrales Arawak, y tal vez las trece (13) piedras representaban a las constelaciones, pensando que el treceavo signo Zodiacal corresponda a la constelación de “Ofiuco” (Esta constelación representa a “ESCULAPIO” hijo de Apolo, y dios de la medicina, y según algunos astrólogos se ha ido introduciendo entre Sagitario y Escorpio, de manera que durante la primera quincena de Diciembre el Sol entra en este signo); esto se puede entender, ya que el jefe Shaman entre sus tantas habilidades estaba el poseer conocimiento de astronomía, tener don especial para la medicina además de ser un perfecto adorador del sol, al cual casualmente en la antigua mitología mesopotámica lo llamaban SHAMASH, coincidiendo además la forma de adorar al sol confiriéndole poderes sobrenaturales, y considerando que los mortales solo estaban para servirles.

A principios del siglo XVI, los españoles se empeñaron en posesionarse de los territorios ocupados por nuestros ancestros aborígenes, utilizando para ello armas de fuego como método de persuasión y la religión como instrumento de convencimiento, consiguiendo para ambas estrategias gran resistencia por parte de los nativos, quienes después de tanto luchar sucumbieron ante el ataque de los recién llegados, quienes cruelmente ataron a cientos de hombres, mujeres y niños al tronco del Samán de Guere para fusilarlos, los que más resistencia ofrecieron, fueron decapitados en las piedras, y otros colgados de las ramas; muy pocos tuvieron la suerte de escapar y sobrevivir, por lo que se dedicaron a preservar la memoria de éste icono mágico y místico, a través de la historia oral, contando lo siguiente: “…En las noches, las almas de niños, mujeres y hombres asesinados se posaban sobre el follaje del samán en forma de luz, y desde ese entonces el Dios árbol llora todas las noches...”

Estos espacios geográficos en los que vivían estas sociedades originarias no tenían ninguna división o límite en particular; la cuenca del lago de los Tacarigua es alimentada por numerosas corrientes fluviales de corto curso, entre las que destacan los ríos Guigue, Turmero, El Limón, Cabriales, Los Guayos y el Aragua, que es el más importante. La Leyenda a la que hicimos mención corresponde a los espacios abarcados por el rio Turmero uno de los afluentes más importantes del Lago de los Tacarigua, la cuenca de éste está formada por un conjunto de quebradas que vierten sus aguas en los ríos Guayabita, Pedregal y Paya, estos con sus afluentes forman dos valles uno denominado Guayabita y el otro Paya; en el Valle de Turmero se encontraban los Meregotos allí convivían en forma colectiva, trabajando las tierras desde tiempos inmemoriales; y el sitio en donde hoy está el Samán de Guere, era llamado “Guere” que en lengua nativa significa “zona de rayado”, porque era allí en donde cultivaban, cosechaban y rayaban la yuca, arbusto de vital importancia para estas familias de agricultores ya que la misma formó parte como base fundamental en la dieta alimentaria, también formó parte de su alimentación cotidiana algunos cultivos como la papa, el lairén, el ñame, el maíz y el ají, además de la caza y la pesca.

Algunos estudios realizados por etnólogos, nos hacen pensar que en la época precolombina ya existía el caciquismo como forma de gobierno local, esta estructura sociopolítica era de carácter teocrático-guerrero, el Cacique representaba los poderes sobrenaturales del día y la noche, amparado en la creencia de que podía gobernar en nombre de una fuerza superior, en donde el máximo líder influenciaba como el jefe o señor de las sociedades; quienes lo elegían al igual que a los piaches (curanderos que también tenían posición privilegiada en la estructura social), según sus capacidades para superar obstáculos o demostrar sus habilidades como guerreros, esta forma de gobernar fue determinante en el desarrollo social de estos pueblos, ya que del Cacique dependía la decisión de asentarse o migrar de un territorio, de distribuir y organizar el orden social, de defender su espacio geográfico, así como su linaje y su cultura entre otras funciones; a pesar de los cambios que impone el tiempo esta estructura sociopolítica ha logrado mantenerse hasta el presente y gracias a estas características muchas ciudades y municipios de Venezuela se identifican con los nombres de muchos de estos grandes guerreros, en honor al legado que nos dejaron; la palabra Cacique, contiene el morfema ca (de cauni: “oro”) porque el cacique representaba el poder solar, o sea el dios del fuego.

Hoy día se sabe que sobre la frondosa copa de el samán se posaban miles de cocuyos y luciérnagas que alumbraban al antiguo árbol causando la impresión ya mencionada, y a pesar de haber transcurrido uno 500 años  fueron encontradas en su corteza balas de la época colonial, que corroboran las historias contadas, así como muchas osamentas de animales y fragmentos humanos en torno a sus raíces; es por todo esto que éste místico árbol "Dios aborigen" representa la gloria eterna de nuestros antiguos ancestros, primigenios en asentarse en estas tierras.

“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar ese silencio estúpido”

Rómulo Pérez



sábado, 12 de noviembre de 2011

EL TAMUNANGUE.

IDENTIDAD Y TRADICION

Lo cuentan las voces de los que se resisten.

EL TAMUNANGUE.

En el mes de Junio se efectúan importantes manifestaciones de la cultura tradicional venezolana, esto en virtud de ser Junio el mes en que se produce el solsticio de verano, ciclo astrológico que desde tiempos inmemoriales motivó en el hombre la realización de diversos rituales.

Se puede decir que todo comenzó cuando nuestros antepasados primitivos, al observar las estrellas, se dieron cuenta que en determinada época del año el Sol se movía desde el Trópico de Cáncer, hasta el trópico de Capricornio (a estos días se les llamó solsticios de verano y de invierno). El nombre de solsticio, deriva del latín que significa "Sol quieto" o "Sol detenido", en el día del equinoccio el Sol llega a su punto más alto con respecto al Ecuador y es cuando los rayos solares caen perpendicularmente sobre el Trópico de Cáncer, esto sucede en el mes de Junio, denominándose solsticio de verano.

Nuestros antepasados creían que después del solsticio de verano, el sol no volvería a su esplendor total, ya que los días eran cada vez más cortos, por esa razón, hacían fogatas y ritos con fuego para que la luz reinara sobre las tinieblas, a menudo bailaban y saltaban alrededor del fuego para purificarse y protegerse de las influencias demoníacas, además de creer que con estos rituales el sol se fortalecería de nuevo, de esta forma simbolizaban el poder del sol y lo ayudaban a renovar su energía.

En la mitología griega a los solsticios se les llama “puertas de hombres y de dioses”, la “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, corresponde al solsticio de verano en el mes de Junio, a diferencia de “la puerta de los dioses” que corresponde al solsticio de invierno en el mes de Diciembre. Es por ello que los hombres y los dioses se disponían a celebrar fiestas, cargadas de gran poder y de magia.

En la “puerta de los hombres” los antiguos griegos daban gracias al sol, encendiendo hogueras y haciendo rituales, buscando la bendición de las tierras y sus frutos, así como buenos augurios para los enamorados y fertilidad para las mujeres, ya que podían disponer de más horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión.

Esta tradición ha perdurado a lo largo del tiempo y de la historia, y sin tener mayores explicaciones se ha venido practicando desde la antigüedad en todo lo ancho de nuestra hermosa Pachamama, es por ello que también encontramos en nuestros pueblos de América rituales muy parecidos, por ejemplo: En México, los aztecas estaban dedicados al sol y cooperaban con el en la “renovación de los fuegos”. Por su parte los Incas del Perú festejaban, el Inti-Raymi (o la fiesta del Sol) en la impresionante explanada de Sacsahuamán, muy cerca del Cuzco. Justo en el momento de la salida del astro rey, el inca elevaba los brazos y exclamaba: “¡Oh, mi Sol! ¡Oh, mi Sol! Envíanos tu calor, que el frío desaparezca. ¡Oh, mi Sol!”. En lo que hoy se conoce como Venezuela, la familia arawak era gobernada por su líder “Shaman”, quien era el jefe de los ejércitos y guía espiritual, además de buen hombre, el nombre Shaman significa Hombre-Dios-Medicina, este antiguo jefe guerrero centraba sus sabidurías en torno al Sol, a quien consideraba su padre, y adoraba en exquisito altar.

Con el transcurso de los siglos, específicamente a partir de la edad media, el cristianismo le da un significado propio a estos rituales paganos, para irlos transformando y sacralizando en festividades religiosas a fin de atraer al pueblo hacia el nuevo credo. Para hoy en día se consideran estas fiestas santas y sagradas, es así como bajo la devoción de los santos, subyacen prácticas que se remontan a los inicios de la civilización.

Se ha discutido mucho el origen del Tamunangue, y se puede decir sin duda que esta tradición está ligada a la religión popular católica, por eso cuando hoy se habla de San Antonio, no se habla de aquel sacerdote franciscano de nombre Fernando de Bulhoes que nació en Lisboa, Portugal el 15 de Agosto de 1195, y murió en Padua, Italia el 13 de Junio de 1231, como lo impone la iglesia, mas bien se habla de aquel que toma muchas formas a la vez, como la de lluvia, viento, tambor, hombre y niño, blanco y negro, noviero, batallero y tamunanguero en fin, se habla de la típica representación del pueblo, o sea se habla de San Antonio “El Batallero de Lara".

La presencia en El Tamunangue de elementos chamánicos, revela su carácter armónico, en virtud de que lo social, lo religioso y lo curativo están íntimamente vinculados y convergen en una especie de eje del mundo (axis mundi), ese eje de convergencia y complementariedad, crea un circuito que integra lo físico y lo espiritual, permitiendo la aparición de realidades imaginables atribuidas al comienzo de los tiempos, y que año tras año son repetidas a través de rituales paganos.

Cuando el tiempo, emprende un nuevo recorrido, sobre los techos de las casas, sobre los sombreros y sobre los hombros de los habitantes de Lara, es entonces el momento en que se vuelven a escuchar los compases de “La Batalla" género musical de la cultura popular conocida como El Tamunangue que anuncia la llegada de San Antonio “El Batallero de Lara". Aquel que según documentación etnográfica, llegó a Venezuela, en el siglo XVI, en uno de esos galeones de guerra con africanos traídos a la fuerza, y que permaneció con “su tambor" en esos campos junto a los negros de las plantaciones, para tratar de hacer mas llevadera la vida de esos hombres destinados a la esclavitud.

Este fraile capuchino al igual que su patrono “San Francisco de Asís”, no codició nada de riquezas ni de extravagancias, muy por el contrario se atrevió a vivir bajo la más estricta pobreza y en fiel cumplimiento del evangelio, creando ese circuito que integra lo físico y lo espiritual, lo mágico y lo religioso, defendiendo a capa y espada el derecho de vivir de negros y aborígenes explotados en Venezuela para la época.

Esta forma de vivir y de evangelizar austera sencilla y simbiótica, animó en negros y aborígenes a convertirse en sus seguidores; por lo que fue criticado y rechazado por algunas autoridades de la Iglesia Católica, tal vez por eso, de este fraile franciscano no se consiguen registros escritos, salvo los que señala la tradición oral, la misma cuenta:

“El andaba por estas montañas y valles de Lara, bautizando a Gayones y Jirajaras, representando con su tambor aquellas voces que antes fueron del viento, del trueno y de otros dioses prehispánicos, bendiciendo las tierras, los frutos, la fertilidad de las mujeres, y deseando buenos augurios para los enamorados entre otras cosas más; el uso de estos elementos chamánicos sirvió para crear ese vinculo armónico entre lo social, lo religioso y lo curativo, motivos suficientes para quedar habitando para siempre en el alma de la gente de estas tierras, como voz, lamento, alegría y sueño; llamado Son de Negros (Tamunangue); también se cuenta, que el Maculele y el Kalinda realizaban un ritual acompañado por el son de los tambores, el mismo consistía en una pelea a palos, y que el fraile Antonio se emocionaba tanto con este ritual que el mismo tocaba el tamunango (Justificación por la cual integran la danza de la batalla al Tamunangue) ”.

El Tamunangue es el baile que se realiza después de la bendición del pan, en la fiesta de San Antonio en el estado Lara cada 13 de junio, sin embargo puede llevarse a cabo cualquier otro día del año para cumplir las promesas de algún devoto. Explica el maestro de música Luís Felipe Ramón Y Rivera que la palabra tamunangue deriva del nombre que se le da al tambor que se utiliza en la interpretación de los cantos característicos de esta tradición, “el tamunango”. Este ritual combina la música con el baile y el fervor religioso, también se efectúa el mismo para pagar promesas relacionadas con la salud, la bonanza económica y la recuperación de objetos perdidos, por esta razón, se inicia con una misa al santo. A esta manifestación folklórica también se le conoce como baile de negros o son de negros.

El conjunto musical se conforma básicamente con instrumentos tales como: el tiple, el cuatro, el cinco (conocido también como quinto o lira), el tambor tamunango (Una especie de cumaco de un solo parche clavado) y las maracas, la cantidad de instrumentos varía de acuerdo con el tamaño del conjunto musical, llegando a veces a duplicarse, en ocasiones se incorporan instrumentos de cuerdas dobles, los cuales son variantes de los señalados anteriormente. Vale comentar que esta estructura musical es producto de la integración de distintas expresiones culturales, es decir, las maracas son de origen autóctono ancestral, los cordófonos o instrumentos de cuerdas como el cuatro, son de procedencia hispana y los membranófonos o tambores como el tamunango son de ascendencia africana.

En cuanto a la indumentaria no existe un traje específico, en algunas ocasiones los promesantes se visten con sus mejores galas, las mujeres llevan faldas largas y blusas de faralaos escotadas hasta los hombros, flores en el cabello y alpargatas, por su parte los hombres van con liquiliqui, pañuelo al cuello, sombrero de cogollo y botines de cuero. No hay una coreografía establecida para las parejas, y los movimientos más comunes son giros y vueltas acompañados con galanteos y persecuciones entre uno y otro. Esta expresión cultural fusiona el compás nativo con el africano y el europeo, con cantos en metáforas las cuales van uniendo las ocho danzas típicas de esta tradición.

Un artículo sobre el tamunangue publicado en la página oficial de FUNDEF, explica que los cantos típicos de esta expresión reúnen "elementos de poesía castiza o típica con coplas de contenido venezolano, cortadas por estribillos largos o cortos donde, en ocasiones, figuran expresiones tales como gritos o formas en registro de falsete, las cuales se presume podrían ser de procedencia africana."

Al tamunangue le precede un velorio al santo, con cantos bíblicos: salves, décimas, amables, rondeamantes, gozos, etc. Y por supuesto el rosario. Para estos casos los promesantes contratan a músicos expertos en cantos de velorios, el 12 por la noche, frente a un altar adornado y con la imagen de San Antonio, que interpretan los cantos con cuatros, requintos, cincos, medio cincos, pandero y violines. Los cantos son a dúos y siempre hay un capitán que se encarga de dirigir y darle letra a los demás músicos.

Para el día 13, desde tempranas horas, se reúnen músicos y bailadores, los músicos se van acomodando y buscan su dúo, el cumaco se ejecuta en el hombro y en cuanto a la percusión, de eso se encargan los batalleros con sus palos o garrotes. Mientras van en procesión al son de la batalla, llegan a la iglesia, realizan una misa en honor a San Antonio y luego sacan al Santo de la iglesia, es una fiesta colectiva y muchas personas pagan promesas ese día.

Esta expresión popular consta de ocho danzas o sones conocidos con los nombres de: la batalla, la bella, la juruminga, el chichivamos o yiyivamos, el poco a poco, la perrendenga, el galerón y el seis por ocho o seis figuriao, cada uno de estos cantos y bailes son precedidos por la Salve y La Batalla, la cual se ejecuta durante la procesión. Los Coros de los Sones son los siguientes: En la Batalla “adorar, adorar, adorar a mi padre San Antonio”, En el Yiyivamos “Oé bangüe”, En la Juruminga “tumbirá”, En el Poco a Poco “Oá sí”, En la Perrendenga “Tomé ay to”. En los descansos eventuales, cantan golpes larenses y se dirigen a distintos lugares, finalmente los participantes regresan el Santo a la Iglesia, le cantan una Salve y le rezan un Rosario.

Continúa…

“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar ese silencio estúpido”

Rómulo Pérez

martes, 27 de septiembre de 2011

La ingeniería financiera en caída libre.

“Camarada” Warren Buffeett

La crisis mundial capitalista que comenzó en 2008 y que amenaza con prolongarse por el recrudecimiento de las dificultades fiscales y de endeudamiento en los Estados Unidos de Norteamérica y en la Zona Euro no sólo no reparte equitativamente las cargas del sacrificio que ella lleva implícito, sino que las soluciones a las cuales han recurridos los gobiernos han reforzado un componente estructural de toda sociedad capitalista, la desigual o regresiva distribución del ingreso nacional.

La política económica en los países de Europa, con raras excepciones como Alemania, y en los EEUU tienen el sello de la austeridad presupuestaria o equilibrio fiscal impuesto por el “renovado” Fondo Monetario Internacional o la ultra derecha conservadora como le ocurre al gobierno de Barack Obama. Ello supone colocar el peso de la solución de la crisis capitalista sobre los ciudadanos de esas naciones al disminuir aportes al gasto social diverso, reducir transferencias a los más necesitados y elevar los impuestos al consumo, esto último buscando un mayor nivel de renta extraído de las grandes mayoría de clase media y trabajadores. A todas estas los bancos que fueron el epicentro del crack financiero especulativo son “salvados” para salvar al capital y, los ricos en medio de la recesión mundial (2008-2009) y la nueva desaceleración económica (2011) se han enriquecido aún más.

El señor Warren Buffett uno de los mayores especuladores del mundo que hizo su inmensa fortuna, cerca de 60 mil millones de dólares, comprando y vendiendo acciones de empresas en la bolsa de valores y, que según la revista Forbes 2010 es el segundo hombre más rico del planeta luego de Carlos Slim y por encima de Bill Gates, ha surgido como un involuntario vocero de la izquierda sindical mundial, un raro e impensado “camarada”.

El rico señor Buffett formuló unas declaraciones en los Estados Unidos de Norteamérica en las que afirmó que ya era hora que el Congreso de su país dejara de tratar tan bien a los más ricos. Así mismo critico que el gobierno Norteamericano consintiera a los de mayor fortuna con trato fiscales privilegiados. En lo que llamo eufemísticamente “gestiones de inversión” alegó pagar, como máximo, 15% de impuestos, mientras que algunos de sus empleados asalariados, su secretaria entre ellos, han de pagar 36% en promedio, llegando algunos a 41%.

El inesperado crítico multimillonario explicó que para el año 1992 los más ricos de Estados Unidos pagaban una tasa impositiva entorno al 30% y, que en 2008, cuando revienta la burbuja especulativa inmobiliaria, ya sólo pagaban 21%. Concluía su declaración proponiendo que les elevaran los impuestos a él y a sus amigos ricos “largamente halagados por el congreso”, formulando la idea que se incrementara la presión tributaria sobre las utilidades por dividendos y ganancias de capital.

Es obvio que el señor Buffett no es anticapitalista ni nada que se le parezca, creo sin embargo que la profundidad de la crisis que contextualiza una decadencia del patrón dólar le hace observar el camino equivocado del gobierno de Obama al ceder a la presión de la derecha del Partido Conservador que le llevará a reducir el déficit por el lado del gasto sin afectar a los más ricos. Así es el capitalismo sin frenos en el despeñadero cuando se impone la lógica del capital y de los dueños de este.

Los millones y millones de dólares y euros que las grandes corporaciones financieras perdieron por la gigantesca especulación fueron recuperados luego de la crisis económica de 2008. Se estima que la riqueza en Europa se concentra en el 10% más rico de la sociedad, dueño de más del 60% de la riqueza social. Según el World Wealth Report (Informe mundial Sobre la Riqueza) el viejo continente cuenta con 3.1 millones de ciudadanos millonarios con bienes valorados en 10,6 billones de US$ (7,5 billones de Euros). Esta descomunal fortuna privada a pesar de la crisis economica continua aumentando: El Bundesbank afirma que sólo en Alemania la sumatoria de la riqueza privada ha aumentado en los últimos cinco trimestres 350 mil millones de euros, lo cual equivale exactamente a la deuda externa que martiriza y tiene al borde del caos social y económico a Grecia.

El dueño del 19,6% de la Coca Cola, del 10,6% de American Express, del 9% de la Procter and Gamble, del 3,3% de la Conoco Phillips y del 3% de Johnson and Johnson, lanza su inesperado llamado sustentado en una racionalidad que el capitalismo neoliberal norteamericano abandonó en las últimas tres décadas para acumular ganancia en la “ingeniería financiera”. Los multiricos concentrando aun más la riqueza ayudaran a lo que Stiglitz llama “Caída Libre”. Cuestión de tiempo “camarada” Warren.

Rodrigo Cabezas
26 -09- 11
Lo cuentan las voces de los que se resisten.

“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar ese silencio estúpido”

viernes, 26 de agosto de 2011

Guerra colonial contra Libia

Por Stella Calloni

La perversión de agencias estadounidenses y europeas y sus subordinados en el mundo al llamar “guerra civil” a lo que está sucediendo en Libia, demuestra cómo se convirtió una intervención colonial contra un país, del que Estados Unidos y sus socios quieren apoderarse por diversas razones de intereses, en una “rebelión” interna que “humanitariamente” debía ser ayudada.

La realidad es que el pueblo libio soporta desde mediados de marzo los bombardeos salvajes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), contra un país de casi seis millones de habitantes, considerando que una buena parte de ese territorio es desierto.

Muerte y destrucción han producido los bombardeos en todo el país, para abrir camino a los mercenarios que fueron desde el principio el motor de la supuesta “rebelión” del pueblo contra Muammar Kaddafi.

No existe ninguna imagen de aquella rebelión “popular”, ni de la “excusa” -los supuestos “bombardeos de Kaddafi contra la población civil”- con que ampararon una intervención brutal en pleno siglo XXI.

Entretanto, esa población civil está siendo masacrada por sus “protectores” de la OTAN y sus hogares, escuelas, centros de alimentación, laboratorios medicinales, universidades, hospitales, todo destruido.

Nadie puede desconocer los avances producidos en Libia después que Kaddafi encabezara la rebelión que terminó con una monarquía colonial y con el status de colonia que tenía ese país en 1969.

Todo ese esfuerzo está siendo demolido, mientras siembran ese territorio con uranio empobrecido...

La resolución 1973 adoptada por Naciones Unidas el 17 de marzo de este año para establecer un supuesto bloqueo aéreo en Libia, tenía como única finalidad impedir al gobierno de ese país soberano defenderse. Esa resolución se tomó sin escuchar lo que los observadores directos tenían que decir.

Se aseguraban así de que Libia no tuviera defensa aérea. Y se puede anotar como una derrota moral que ese país haya resistido durante casi seis meses los bombardeos, dejando en evidencia que los tales “rebeldes” sin la OTAN no existen.

Basta ver una fotografía que circuló en las últimas horas y publicaron algunos medios, mostrando supuestos “opositores libios” cuyo físico, vestimenta y armamento los asimila a los típicos mercenarios que las potencias llevaron a esa región, para tener una dimensión de la verdad que ocultan los medios.

Para poder comenzar y sostener la intervención, Estados Unidos y sus asociados utilizaron los medios masivos de comunicación en el mundo, que en realidad están bajo su control militar y de seguridad.

En este caso contaron también con la colaboración interesada o desinteresada, pero cumpliendo el mismo objetivo, de algunos periodistas e intelectuales considerados “progresistas”, que fueron cómplices de esta intervención y de la red de mentiras que se utilizó para justificarla.

Ahora éstos esperan para justificarse ellos mismos, que gane la OTAN y cuente la historia de los vencedores sobre “las horribles violaciones de los derechos humanos cometidas” por el gobierno libio para encubrir lo que hacen los mercenarios y las tropas invasoras. Como lo hicieron en Afganistán, Irak o mucho antes.

¿Olvidaron tan prontamente a los “contra” nicaragüenses cuando atacaban desde las bases de Estados Unidos en Honduras a la Nicaragua sandinista, destruyendo aldeas, matando, torturando, violando a mujeres y niñas? Ronald Reagan les llamaba entonces “los combatientes de la libertad”.

Llamar “rebeldes” a grupos de mercenarios manejados por la CIA y sus asociados, es faltar el respeto a los rebeldes reales que luchan en el mundo por su liberación.

El pueblo y el gobierno libio no sólo tenían el derecho, sino la obligación de defenderse. Cualquier país del mundo bajo ataque extranjero tiene el deber de hacerlo.

Si logran quedarse con Libia para transformar el país en “una nueva Somalia” como denunció el pasado 19 de agosto el portavoz del Gobierno libio, Mussa Ibrahim, ante el incremento de los bombardeos de la OTAN, todos los países del mundo quedan en la desprotección total.

Con el añadido de que un fiscal argentino de la Corte Penal Internacional (CPI) quiere condenar a Kaddafi, mientras ampara las criminales intervenciones y el genocidio de Afganistán e Irak.

Somalía es un país sin gobierno, con una crisis alimentaria, y es lo que pretenden hacer de Libia las potencias occidentales al continuar los ataques "mientras nosotros trabajamos planes de paz" recordó también el vocero libio. (Telesur 19-8-11)...

Las autoridades advirtieron el 19 de agosto pasado que los bombardeos se incrementarían en días previos al aniversario 42 de la llamada Revolución Verde, que encabezó Kaddafi el 1 de septiembre de 1969.


A esta altura de los acontecimientos, cuando las potencias se han apropiado de los dineros del Estado libio, incluso han instalado en Washington una embajada del llamado Consejo de Transición, lo que nunca antes había sucedido, nadie puede dudar de que estos “rebeldes” jamás representaron al pueblo libio. De hecho antes de controlar territorio alguno, los “rebeldes” crearon el Banco Central de Benghazi. ¿Existe algo similar en la historia?

24 de agosto de 2011

lo cuentan las voces de los que se resisten.

“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar ese silencio estúpido”






jueves, 18 de agosto de 2011

Estados Unidos y el chantaje atómico



(Lo cuentan las voces de los que se resisten.)

Estados Unidos y el chantaje atómico

En los últimos días el mundo estuvo al borde de una nueva invasión militar estadounidense. El riesgo no terminó. El temor a las descontroladas consecuencias de tal paso hizo vacilar a aliados claves de Washington, obligó a retroceder a otros y, sobre todo, activó la ya visible división interna de la burguesía imperialista estadounidense. La mano asesina se detuvo. Sólo para reactivarse en las últimas horas y plantear nuevamente el riesgo de invasión. No es éste el tema de las líneas que siguen. En este paréntesis inestable, imprevisible, conviene aprovechar la pausa para conocer algunos antecedentes ocultos.

Quienes parecen no comprender qué está en juego en estos momentos en el Magreb y en el mundo; quienes actúan a partir del supuesto de que con ayuda de Estados Unidos, desde su misma trinchera, podrá avanzarse hacia la democracia; quienes desde posiciones alegadamente revolucionarias arremeten como toro al rojo, en el supuesto de que en Libia ocurrió una insurrección idéntica a las de Túnez, Egipto y otros tantos países, harían bien en sopesar con cuidado la información que sigue.

Mi interpretación respecto de los sucesos en curso en el Norte de África y el Cercano Oriente la expuse en la nota “Washington apronta una operación militar regional con eje en Libia” aparecida en la edición de marzo de América XXI. Aquí me limito a dar una información escasamente conocida.

En condiciones diferentes a las que se describen enseguida, sin necesidad de recurrir al chantaje atómico pero con pareja brutalidad, Washington obró para desmantelar el programa de tecnología nuclear argentino. Quien esté interesado puede hallar fácilmente mi posición contra el titular del Ejecutivo que llevó a cabo aquel mandato imperial en los 1990. De modo que no cabe sospecha de condescendencia respecto de quien circunstancialmente se coloca en situación de no poder responder al chantaje atómico imperialista. Acaso la comparación contribuya a subrayar la premisa comprobada que sustento: Estados Unidos no respeta amigos ni conversos; sólo se detiene ante una posición antiimperialista consecuente -es decir, anticapitalista- cuya primer condición es que pueblo y gobierno aunados, con las mayorías conscientes y organizadas, tengan la voluntad para enfrentarlo.

***

Corre el año 2003. Ha transcurrido poco más de un mes desde la invasión imperialista a Irak. Un avión del Pentágono aterriza en el aeropuerto de Trípoli; personas con ropas civiles pero actitud de operativo comando descienden de la nave. Con premura montan a una caravana de vehículos especiales que parten a toda velocidad. No es presumible que sus ocupantes se interesen en la belleza regalada por el Mar Mediterráneo desde el costado derecho de la amplia avenida por la que avanzan sin obstáculos ni luces rojas. Van a una reunión secreta con Muammar al Gaddafi.

A la luz del episodio que ocurrirá inmediatamente los acontecimientos en curso por estas horas adquieren un color diferente y es posible ver desde otro ángulo la relación posterior del dirigente libio con Estados Unidos y Gran Bretaña. Aunque los cambios internos habían comenzado 20 años atrás.

La delegación estadounidense está encabezada por Robert Joseph, alto funcionario enviado por la Casa Blanca con un mensaje secreto. No hay rodeos ni gestos diplomáticos. Con el estilo seco y directo propio del carácter anglosajón, acentuado por la altanería imperial, Joseph transmite un ultimátum: Libia entrega de inmediato a técnicos de Washington todo el material adquirido para la construcción de armamento atómico. En caso de no hacerlo, la capital y las principales ciudades del país serán bombardeadas por la fuerza aérea estadounidense.

Cambio de escenario: apenas horas atrás la secretaria de Estado Hillary Clinton acaba de decir lo mismo, esta vez públicamente: “todas las opciones están sobre la mesa”.

En la voz de Joseph el mensaje era idéntico pero inequívoco: si la descomunal superioridad bélica del imperio no fuera suficiente, allí están los cohetes con cabezas nucleares.

Todo está listo para la operación de guerra y el golpe será letal, asegura el halcón republicano. No hay espacio alguno para la negociación, dice. Ni prórroga para cumplir la decisión del gobierno de George W. Bush.

¿Choque de culturas?

Asistido por los servicios de espionaje ingleses (la CIA no da para tanto) Joseph hace alarde de información: Gaddafi ha comprado a Abdul Qadeer Khan, uno de los cerebros del programa nuclear paquistaní, alrededor de 4.000 centrifugadoras para enriquecer uranio. Cuenta además con planos detallados con los cuales podrá construir una bomba atómica. Ha pagado por esto unos 200 millones de dólares. También tiene un importante arsenal de armas químicas. Debe entregar todo.

Pocos meses después (aunque bastante más de lo exigido por Bush), a comienzo de 2004 especialistas de Estados Unidos, Gran Bretaña y una delegación de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), recibían en Tennessee la totalidad del material requerido por Washington.

Pese a la rudeza inicial de Joseph, hubo negociación: Estados Unidos compensaría el monto invertido por Libia con armas convencionales y equipamiento militar. Resulta, al fin y al cabo, que la prepotencia anglosajona no pudo imponerse a la pertinacia negociadora de la estirpe árabe. Luego se sabría que Gaddafi mantuvo una porción del uranio enriquecido con el que contaba. Descubierto el intento, ese saldo sería entregado recién en 2009. La CIA continúa con la sospecha de que Gaddafi guardó también armamento químico. Ahora se revela, además, que el material requisado a Libia fue a aumentar el arsenal atómico estadounidense. Y que este país no cumplió su compromiso de entregar armamento y equipo al gobierno libio.

Erosión irreversible

No es una novela de espionaje. Ni la teatralización de un rumor. Luego de cumplida la operación de chantaje extremo, los funcionarios de Washington se encargaron de difundirla en la IAEA, con suficiente cuidado como para que pareciese una infidencia y con la amplitud necesaria para que cada gobierno tomara exacta cuenta del nuevo estilo que emplearía de allí en más la diplomacia yanqui.

Aquellos emisarios hablaron sólo con quienes debían informar, exclusivamente y bajo condiciones de estricta confidencialidad, a sus Presidentes. Ocultaron, por supuesto, el incumplimiento del compromiso de entrega de armas y equipos convencionales. No tanto para resguardar el honor anglosajón y la condición de elevado caballero de Joseph, sino para preservar la futura capacidad de negociación de Washington con otros Estados.

Ahora todo está a la luz. Y esa falta de compromiso del imperio para cumplir acuerdos, sea con súbditos o con enemigos, es potencialmente más grave que las revelaciones de WikiLeaks, con las cuales quedaron desnudos tantos políticos burgueses amigos de las embajadas yanquis.

Por donde se mire, las columnas del imperio se erosionan. De allí no se debería concluir que el chantaje atómico ha terminado.


Luis Bilbao América XXI
8. Mar.2011 / 07:35 pm /

“Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar ese silencio estúpido”


lunes, 25 de julio de 2011

EL ORIGEN DEL APELLIDO “BOLIVAR”

Bolibar, es un pueblo de origen vasco, cuyo nombre se debe a la combinación de dos palabras: Bolu = “molino”, ibar = “vega”, o sea “El Molino de la Vega”.

“Simón Bolívar como un molino trituró a la opresión y como hermosa vega cultivó la Libertad”.

El molino utilizado para triturar el grano, representaba la principal fuente de trabajo en el siglo XV, del Pueblo de Bolibar (municipio de la provincia de Vizcaya, País Vasco en España), la historia de éste pueblo se remonta a 1470 en Vizcaya, cuando se enfrentó a la realeza Castellana bajo el reinado de Enrique IV de Castilla - 1454 a 1474 -, conocido también como “Enrique el impotente” y como el hermano de Isabel la Católica, éste enfrentamiento entre los vizcaínos y la realeza, es producto de que los primeros no reconocían a la hija del rey doña Juana como heredera del trono, solamente aceptaban a Isabel la Católica como legitima Señora de Vizcaya, en ésta confrontación el pueblo de Bolibar sale derrotado (En la actualidad éste pequeño pueblo guarda con orgullo el honor de haber sido el origen de un linaje que dio a la historia universal al único Libertador de Pueblos).

El enlace entre el Libertador y éste pequeño pueblo vizcaíno lo representa un antepasado de Simón Bolívar, en la descendencia de su quinto abuelo llamado Simón Ochoa de la Rementería, quien nació en el pueblo de Bolibar el 5 de marzo de 1532, emigró a mediados del siglo XVI desde Vizcaya a América, tras aquel sueño fantástico que cautivaba a todos los europeos: la historia del Dorado con ciudades de oro que existían en Venezuela, perlas gigantes en el fondo marino de las costas Venezolanas y la fuente de la eterna juventud, entre otras; por lo que decidió en 1559 cuando apenas tenía 27 años de edad, ha aventurarse al nuevo mundo, desembarcando en Santo Domingo, allí llegó el primer Simón Bolibar, (el cual la historia conoce como “el Viejo”), allí se ganó la vida copiando manuscritos, profesión muy lucrativa, ya que la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir.

Ya establecido en Santo Domingo, como dato curioso Simón Ochoa prefería que lo llamaran Simón de Bolibar o Simón Bolibar, obviando sus apellidos naturales (Ochoa de la Rementerias), ya que de esta manera nunca olvidaría su sitio de origen (España); allí conoció a Ana Hernández de Castro, con quien se caso, y en 1569 tuvieron un hijo, llamándolo también Simón, otro dato curioso es, que el escribano que registró a su hijo, cometió varias faltas al registrar el apellido, primero se apoyó en el uso de la toponimia, tal vez para congraciarse con el viejo, luego cambió la segunda “b” por “v”, y por ultimo acentuó la “i”, dándole así nacimiento al apellido “Bolívar”; producto de estos cambios a él lo empezaron a llamar Simón Bolibar el viejo, y a su hijo Simón Bolívar el mozo, pero el viejo aceptó gustosamente este cambio, ya que lo tomó como premonición en vista del sueño por el que salió de su suelo natal, o sea la “v” le presagiaba viajar a Venezuela; 20 años después en 1589, muere su esposa y por orden de la Corona de España es trasladado a Caracas para trabajar como Secretario del Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela Don Diego de Osorio Villegas.

La Caracas de entonces era un conglomerado de humildes viviendas que se construyeron alrededor de la Plaza Catedral, hoy Plaza Bolívar; Simón Bolibar (el Viejo) poseía una indiscutible inteligencia, un liderazgo innato y un poder de convocatoria sobresaliente, que le permitió organizar una Federación de Provincias, con la asistencia de todos los cabildos que existían para entonces en el país, en esa Confederación, Bolibar impuso la supremacía de “Caracas” sobre las demás regiones, ventaja que con el tiempo le otorgará a la ciudad la condición de Capital de la República, el espíritu organizador que aplicó “el viejo” en beneficio de la colonia, pronto cautivó a las autoridades locales, quienes lo nombraron en 1590, Contador General de la Real Hacienda de Caracas, por lo que fue enviado a España para solicitar al rey Felipe II ciertas ventajas políticas y económicas para los blancos no peninsulares, puesto que sólo los blancos nacidos en España gozaban de tales privilegios, el rey accedió, a tales solicitudes y permitió a Venezuela abrirse al comercio con Europa, y por primera vez, barcos venezolanos llevaban mercancías, no en calidad de contrabando, sino para la venta legal de mercancía hacia España, además de esto también trajo consigo en 1593, la autorización para la creación del escudo de armas y el titulo de Muy Noble Leal Ciudad para Santiago de León de Caracas, murió en Caracas el 9 de marzo de 1612.

El primer Bolívar nacido en América (Santo Domingo), Simón Bolívar (el Mozo), “el cuarto abuelo del Libertador”, siguió los exitosos pasos de su padre en amasar fortuna y prestigio, convirtiéndose en una figura prominente en la sociedad colonial, cuando celebró su matrimonio con Beatriz Díaz Moreno de Rojas, hija del famoso y muy acaudalado Capitán Alonso Díaz Moreno, fundador de la ciudad de Valencia, con lo cual el apellido “Bolívar” se constituyó en uno de los más importantes de la colonia, de cuya unión matrimonial nacieron: Antonio y Luisa.

Simón Bolívar (el Mozo) era un hombre entregado a la defensa de los aborígenes; y como encomendero de los nativos de San Mateo, logró consolidar la hacienda más importante del país, conocida como la “Hacienda de San Mateo”, que en el futuro sería el bien más preciado de la familia de los “Bolívar” y un icono de la lucha y del heroísmo de la guerra por la independencia de Venezuela. A la muerte de su esposa, buscó consuelo en el seminario, para convertirse en Sacerdote, mientras que su hijo, Antonio Bolívar Rojas (el tatarabuelo abuelo del Libertador) quien nace en Caracas el 7 de marzo de 1596 y muere en San Mateo en el año 1655, se encargó de administrar los bienes de la familia, que de acuerdo a la Ley beneficiaba a los hijos varones, durante las próximas generaciones, la fortuna de los “Bolívar” se irá consolidando cada vez más, para convertirse en una de las familias más aristócrata, adinerada e influyente del continente.

Ésta tercera generación de los “Bolívar”, será la más numerosa de todo el linaje familiar, Don Antonio Bolívar consolidó el abolengo de blancos criollos, al casarse por primera vez con Doña Luisa de Marmolejo, y en segundas nupcias con Doña Leonor de Rebolledo Argumedo y Almendariz, de cuyos matrimonios tendrá nueve hijos, al igual que sus antecesores, cautivará a las autoridades locales con su indiscutible liderazgo y fortuna, que le permitirá ocupar importantes cargos públicos reservados sólo a la oligarquía de blancos criollos o peninsulares: Alcalde de Caracas, Gobernador de los Valles de Aragua y Alcalde de la Santa Hermandad (cuerpo armado de la ciudad), de todos sus hijos, Luis Bolívar Rebolledo, quien nació en Caracas el 27 de febrero de 1627 y murió en la misma ciudad el 1 de marzo de 1702, será quién continúe la estirpe de los “Bolívar” y será además el que dará nacimiento al futuro Libertador.

Luis Bolívar (el bisabuelo del Libertador), siguiendo el linaje de los “Bolívar” como lo más puro de blancos criollos, se casó con Doña María de Martínez Villegas Ladrón de Guevara, logró ocupar importantes cargos públicos: Alcalde de Caracas, Corregidor y Justicia Mayor de los Valles de Aragua. Se destacó como un exitoso empresario, aumentando aún más la inmensa fortuna de los “Bolívar”, por lo que se convirtió en un personaje muy apreciado en la elite política, su habilidad en los negocios, lo obligó a emprender una lucha frontal contra la piratería que atacaba incesantemente las propiedades de la familia “Bolívar”: almacenes, residencias, haciendas, y toneladas de productos agrícolas para la exportación.

Para proteger su inmensa fortuna, planificó, organizó y financió con su propio peculio la construcción del castillo de La Guaria, como una impenetrable edificación que desde las alturas del Ávila, defendió el puerto contra el asedios de piratas que azotaron las colonias españolas, principalmente: ingleses, franceses y holandeses, quienes desembarcaban impunemente, y en un fugaz recorrido de desolación y muerte por el camino real, asaltaban a la ciudad de Caracas, obligando a sus habitantes a huir hacia los valles de Aragua, un hecho anecdótico objeto de bromas entre los amigos de Don Luis Bolívar, se debía a que no obstante su obsesiva aversión a los ladrones, se casó con “un ladrón”, es decir, con Martínez Villegas Ladrón de Guevara, hija de Don Juan de Villegas, fundador de Barquisimeto y quién fuera Capitán General de Venezuela, fue un feliz matrimonio que consolidó aún más la inmensa fortuna de los Bolívar, y de cuya unión nació en San Mateo en 1665 Juan Bolívar Martínez Villegas.

Juan Bolívar (el abuelo del Libertador), con esa visión innata para los negocios que siempre caracterizó a los “Bolívar”, compró una inmensa extensión de tierras, sobre la cual, en 1690 fundó el pueblo de Villa de Cura, y que en honor a su padre, la bautizó como San Luis de Cura, al igual que sus antecesores, ocupó importantes cargos públicos: dos veces gobernador de Venezuela, dos veces Alcalde de Caracas y además de Justicia Mayor de los Valles de Aragua, la alta alcurnia que venía acompañando el apellido Bolívar, se vio de pronto interrumpida, cuando Don Juan Bolívar Villegas se casó en segundas nupcias con Petronila de Ponte y Marín, hija de Josefa Marín Narváez madre natural, algo inadmisible en la sociedad mantuana de la época, por cuanto con ese casamiento se había mancillado la estirpe de blanco criollo de familias honorables que con orgullo exponían los “Bolívar”, y con el agravante, de que los hijos de ese matrimonio pudieran ser señalados por la sociedad de “mestizos”, si se comprobaba que, su madre Josefa, llevaba en sus venas sangre aborigen.

Don Juan Bolívar intentó limpiar hasta su muerte en el año de 1729, el abolengo familiar, con la compra de un título de “marques” que gestionó ante la Corte de los reyes de España; de este matrimonio nació en Aragua en el año de 1726, el padre del Libertador, Juan Vicente de Bolívar y Ponte, el porte español de Juan Vicente le permitió ocupar importantes cargos públicos; cuando contaba 47 años de edad, el 30 de noviembre de 1773 contrae matrimonio con María Concepción Palacios y Blanco, quién tenía apenas 15 años, y venía de una rica familia caraqueña de blancos criollos, la familia Bolívar se convirtió en la más importante, pudiente y adinerada de la época, Don Juan Vicente y Doña María Concepción tuvieron cinco hijos: María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente, Simón José Antonio, y María del Carmen, hija póstuma quién murió a las pocas horas de nacer, a la muerte de Juan Vicente (el padre), María quiso honrar el honor de la familia “Bolívar”, gestionando infructuosamente ante la Corte de España el “marquesado de los Bolívar”, que había gestionado el padre de su esposo Don Juan Bolívar y Villegas; María, quería que sus hijos llevaran el marquesado, cuyo título infundía respeto y admiración en la sociedad, todo fue en vano a pesar de la fortuna que gastó en los tribunales, y de las gestiones, que desde España hizo su hermano Esteban.

“La alta alcurnia de los Bolívar se interrumpió, al casarse el abuelo del Libertador con una hija de Josefa Marín Narváez, cuya sangre aborigen era imborrable a los ojos de la aristocracia, y un hecho imperdonable en la discriminación racial de la colonia. Esta es la razón, por la cual, de los cuatro hermanos Bolívar, Juana Nepomucena y Juan Vicente, mantuvieron el tipo vasco español, con pelo rubio, liso, ojos azules y mayor estatura, mientras que Simón Bolívar , y María Antonia, heredaron las facciones mestizas de su bisabuela: pelo negro oscuro encrespado, piel canela, ojos negro azabache, y pequeña estatura. Estos rasgos hacen del Libertador el representante más significativo del gentilicio venezolano, no sólo por haber nacido en el país, sino por la sangre aborigen que llevaba en sus venas”.

Un jueves en la noche del 24 de julio de 1783, nació en la mansión que está construida en la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, aquel que hoy conocemos como el “Libertador”, en la ciudad de Santiago de León de Caracas, en donde para ese entonces apenas habitaban unas 40.000 personas. (Hoy Gran Caracas, con más 5.5 millones de habitantes).

El niño fue bautizado en esa casa natal, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (el nombre de la Santísima Trinidad, fue agregado por promesa a la Capilla de su propiedad que tenían los Bolívar en la Catedral de Caracas), quien lo amamantó por primera vez fue doña Inés Mancebo de Miyares, una dama cubana, íntima amiga de doña Concepción, ya que ella había quedado muy delicada de salud después del parto; a los pocos meses mandaron a buscar en la “Hacienda de San Mateo”, a la negra Hipólita quien se encargó de terminar de amamantarlo y de criarlo, al lado de Hipólita estuvo también la negra Matea, niñera del Libertador y apenas diez años mayor que él.

No tuvo una infancia feliz ni una educación constante, los escritores han acumulado diferentes calificativos para intentar definir el carácter del niño Simón: Indómito y fogoso, trémulo, vigoroso, insolente, de nerviosidad excesiva, indisciplinado, la respuesta siempre a flor de labios, de rápida comprensión y buena memoria, aunque falto de atención, sensible, franco, impaciente, fácilmente desconcertado, de sentimientos apasionados, de prematura madurez, entre otros.

"Usted es un barrilito de pólvora".

Le llamó su enérgico tutor Miguel José Sanz.

"¡Entonces huya, porque puedo quemarlo!".

Le respondió el niño Simón Bolívar.

El 19 de enero de 1786, el niño Simón contaba apenas con dos años y medios, cuando la tragedia lo alcanza por primera vez, dándole muerte a su padre Don Juan Vicente Bolívar, no se había repuesto aún de éste drama, cuando el infortunio vuelve a alcanzarlo seis años y medios más tarde próximo a cumplir los nueve años de edad, entonces, muere el 6 de julio de 1792 su madre Doña María Concepción, a partir de éste momento queda bajo la tutela junto con sus hermanos, de su abuelo Feliciano Palacios y Sojo; el viejo, ya entrado en años y muy enfermo, previendo la nueva tragedia que se avecinaba, se apresuró a casar a las dos hermanas , a María Antonia de quince años con Pablo Clemente Francia, en octubre y a Juana, que no había cumplido los catorce, con su tío Dionisio Palacios y Blanco en diciembre de 1792, no le alcanzó el tiempo para atender a los dos varones, el abuelo murió el 5 de diciembre de 1793, Sin embargo, había consultado a Simoncito a cuál de los tíos elegía como tutor, y éste había preferido a Esteban, su padrino de confirmación, pero Esteban se encontraba en Madrid, así que la tutoría recayó en su tío Carlos, hombre muy egoísta, ambicioso y severo, quien ese mismo año ingresó a Juan Vicente en el servicio militar, quedándose solamente con la custodia de Simón, a pesar de que nunca descuidó su educación, siempre estuvo pendiente fue del manejo de la fortuna, tal vez por eso las relaciones entre ellos nunca fueron fáciles.

Sobrino y tío no congeniaron, Don Carlos despreciaba a Simón y lo consideraba un bueno para nada, extravagante y desobediente, cansado de los maltratos de su tío, se fugó de la casa el 23 de julio de 1795, refugiándose en el domicilio de su hermana María Antonia, Don Carlos, recurrió a los tribunales para recuperar la custodia del sobrino al mismo tiempo que acusó a María Antonia de querer apoderarse de la fortuna de Simón, lo cual trajo como consecuencia un ruidoso pleito entre las dos familias. Más aún, engañó al Tribunal alegando que Simón se había ido de su casa en contra de su voluntad, pues lo amaba y además recibía mucha comprensión, los jueces dictaminaron a favor de don Carlos y Simón fue obligado a regresar a la casa que tanto odiaba.

“Los señores jueces pueden disponer de mis bienes, pero sobre mi persona, no mando sino yo mismo, y yo, no quiero vivir en casa del tío Carlos”.

Así lo manifestó Simón Bolívar, cuando apenas contaba con doce años de edad.

El tío Carlos se encargó de que Simón aprendiese las nociones fundamentales de escritura, lectura, aritmética e historia, proporcionándole maestros excepcionales. Andrés Bello, apenas dos años mayor que el Libertador, le enseñó primeras letras, aunque no logró adelantos en ortografía. Bolívar escribiría más tarde:

"Yo conozco la superioridad de ese caraqueño, contemporáneo mío; fue mi maestro, cuando teníamos la misma edad, y yo le amaba con respeto".

Con el capuchino Francisco de Andújar cursó matemáticas, física y topografía, Guillermo Pelgrón, docente destacado de la Escuela Pública de Caracas, le enseñó latinidad, pero Simón Rodríguez, el revolucionario instructor que practicaba apasionadamente las ideas pedagógicas del “Emilio” de Rousseau, sería a la postre el profesor que marcó la mayor influencia en el pequeño Simón, influencia que sería decisiva durante el segundo viaje de Bolívar a Europa en 1804, y fue él ante quien pronunció su juramento de libertad en el Monte Sacro de Roma, el 15 de agosto del año siguiente.

"Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso".

Le escribiría en 1824.

Fue en la casa de Simón Rodríguez donde el tío Carlos confió a su pupilo como huésped cuando éste se fugó de su lado por segunda vez y buscó refugio ante el obispo Viana; Las enseñanzas de Rodríguez se dirigían más a la formación del carácter y a la fortaleza del cuerpo en medio de la naturaleza, que a acumular conocimientos en el aula de clase, pero es seguro que a través de su maestro favorito, Bolívar se impregnó de ideas revolucionarias y reformadoras, también encontró en él a un amigo a quien confiarle su soledad y las dificultades de su vida familiar.

A los trece años y medio de edad inicia su formación militar y el 14 de enero de 1797 es nombrado cadete en el Batallón de voluntarios blancos de los valles de Aragua, que había comandado su padre; el 26 de noviembre de 1798, es ascendido al grado de subteniente y como tal, tiene derecho a lucir su elegante uniforme azul con sus leones y castillos además de su espada, éste grado, obtenido llega con la adolescencia de sus quince años como un regalo de libertad, cuando se embarca en el navío de guerra San Ildefonso, que zarpa hacia la metrópoli con escala en Veracruz, haciendo realidad el sueño de viajar a España (su abuelo, Simón de Bolibar (el viejo) soñó con viajar a Venezuela y el soñó con viajar a España).

En España en el año de 1800 conoce y se enamora de María Teresa Rodríguez del Toro, dos años después el 26 de mayo de 1802 próximo a cumplir los 19 años de edad contraen matrimonio, el 15 de junio de ese mismo año parten para Venezuela, y el 22 de enero de 1803, no había cumplido aún los 20 años de edad, la desgracia lo alcanza de nuevo, al morir su esposa en Caracas, enferma de paludismo o fiebre amarilla; Bolívar tuvo que luchar no solo contra el infortunio, luego también contra los españoles y peor aún contra la incomprensión de algunos patriotas que no entendieron los beneficios de la independencia, más adelante escribiría

“¡Felices aquellos que creen en un mundo mejor! Para mí, este es muy árido”.

En 1805 jura libertar a su patria en el monte sacro, exclamando:

“Juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, justicia y mi patria, que no daré descanso a mí brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.

Convertirse en el “LIBERTADOR” será es su futuro.

Simón de Bolíbar “el Viejo” (1532-1612), Simón Bolívar “el Mozo” (1569-no registrada), Antonio Bolívar “el tatarabuelo” (1596-1655), Luis Bolívar “el bisabuelo” (1627-1702), Juan Bolívar “el abuelo” (1665-1729), Juan Vicente Bolívar “el padre” (1726-1786) y Simón Bolívar “el Libertador” (24 de Julio de 1783 - 17 de Diciembre de 1830), todos pertenecientes a una casta de hombres inteligentes, valientes, exitosos y emprendedores; Tal es la importancia que tiene el apellido “Bolívar” en Venezuela, que gracias a éstos, al primer Simón de Bolíbar (el viejo), se le debe: la libertad económica y la autonomía política, ya que Venezuela no dependería más de la Audiencia de Santo Domingo, también se le debe la designación de Caracas como capital de la República, y además animó al rey Felipe II a ordenar en 1592, mediante Real Cedula, la construcción de colegios que se dediquen a la segunda enseñanza, o sea la formación de sacerdotes, fundándose así el Seminario Tridentino que se convertirá mas tarde en la Universidad de Caracas y luego en la Universidad Central de Venezuela, y al ultimo, Simón Bolívar (El Libertador), se le debe nada más y nada menos que la liberación de seis naciones que hoy llevan el escudo de la libertad: Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, además su obra inspiró la independencia de todo el continente.

Lo cuentan las voces de los que se resisten.
Publicado por ROMULO PEREZ “por una conciencia Socialista”
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Rómulo Pérez
C.I.V- 6.364.374
Viernes 14-01-2011

lunes, 18 de julio de 2011

Crisis Mundial... desde otra perspectiva

Crisis Mundial... desde otra perspectiva
(El Rumor)
Gabriel García Márquez

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación, el hijo mayor le pregunta qué le pasa y ella les responde:

--No sé m’hijo, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

--Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen, el se ríe. Tira la carambola y no la hace, paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla, y él contesta:

--Es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo muy grave que va a sucederle a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mama, feliz con su peso y le dice:

--Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque el es un tonto.

--¿Y por qué el es un tonto?

--Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según el, preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Su madre le dice:

--No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

Una pariente que estaba oyendo todo, cuando va a comprar carne le dice al carnicero:

--Deme un kilo de carne.

Y en el momento que la está cortando, le dice:

--Mejor córteme dos kilos, porque andan diciendo por ahí, que algo muy grave va a sucederle a este pueblo y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:

--Mejor lleve dos kilos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a sucederle a este pueblo y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:

--Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…

Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo, se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde. Alguien dice:

--¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

--¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

--Sin embargo.

Dice otro.

--A esta hora nunca ha hecho tanto calor.

--¡Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor!

--Sí, pero no tanto calor como hoy.

En el pueblo todos están alerta, y a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

--Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

--Pero señores.

Dice alguien.

--Siempre ha habido pajaritos que bajan aquí.

--Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

--Yo sí soy muy macho.

Grita uno de ellos.

--Yo me voy de este pueblo.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen:

--Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo, se llevan las cosas, los animales, todo, y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

--Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.

Entonces la incendia y otros incendian también sus casas, el pueblo queda en ruinas, todos huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, quien le dice a su hijo que está a su lado:

--¿Viste m’hijo, que algo muy grave iba a sucederle a este pueblo?

Esto es lo que en sociología llaman “la profecía autocumplida” o “el efecto Pigmalión”; por eso: No hagas caso del rumor, no seas su instrumento para crear el caos, lo negativo atrae a lo negativo por favor, sea “POSITIVO” y para cerrar construyamos con visión de futuro y no destruyamos lo que tenemos.


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Rómulo Pérez
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jueves, 30 de junio de 2011

Los peligros que nos amenazan

Los peligros que nos amenazan
Fidel Castro Ruz
Lun, 08/03/2010

Lo asombroso de nuestra época es la contradicción entre la ideología burguesa imperialista y la supervivencia de la especie. No se trata ya de que exista la justicia entre los seres humanos, hoy más que posible e irrenunciable; sino del derecho y las posibilidades de supervivencia de los mismos.

No se trata de una cuestión ideológica relacionada con la esperanza irremediable de que un mundo mejor es y debe ser posible.

Es conocido que el homo sapiens existe desde hace aproximadamente 200 mil años, lo que equivale a un minúsculo espacio del tiempo transcurrido desde que surgieron las primeras formas de vida elementales en nuestro planeta hace alrededor de tres mil millones de años.

Las respuestas ante los insondables misterios de la vida y la naturaleza han sido fundamentalmente de carácter religioso. Carecería de sentido pretender que fuese de otra forma, y tengo la convicción de que nunca dejará de ser así. Mientras más profundiza la ciencia en la explicación del universo, el espacio, el tiempo, la materia y la energía, las infinitas galaxias y las teorías sobre el origen de las constelaciones y estrellas, los átomos y fracciones de los mismos que dieron origen a la vida y la brevedad de la misma, y los millones y millones de combinaciones por segundo que rigen su existencia, más preguntas se hará el hombre en busca de explicaciones que serán cada vez más complejas y difíciles.

Mientras más se enfrascan los seres humanos en buscar respuestas a tan profundas y complejas tareas que se relacionan con la inteligencia, más valdrán la pena los esfuerzos por sacarlos de su colosal ignorancia sobre las posibilidades reales de lo que nuestra especie inteligente ha creado y es capaz de crear. Vivir e ignorarlo es la negación total de nuestra condición humana.

Algo, sin embargo, es absolutamente cierto, muy pocos se imaginan cuán cerca puede estar la desaparición de nuestra especie. Hace casi 20 años, en una Cumbre Mundial sobre el Medio Ambiente en Río de Janeiro, abordé ese peligro ante un público selecto de Jefes de Estado y de Gobierno que escuchó con respeto e interés, aunque nada preocupado por el riesgo que veía a distancia de siglos, tal vez milenios. Para ellos, con seguridad, la tecnología y la ciencia, más un sentido elemental de responsabilidad política, serían capaces de enfrentarlo. Con una gran foto de personajes importantes, los más poderosos e influyentes entre ellos, concluyó feliz aquella importante Cumbre. No había peligro alguno.

Del cambio climático apenas se hablaba. George Bush, padre, y otros relumbrantes líderes de la Alianza Atlántica, disfrutaban la victoria sobre el campo socialista europeo. La Unión Soviética fue desintegrada y arruinada. Un inmenso caudal del dinero ruso pasó a los bancos occidentales, su economía se desintegró, y su escudo defensivo frente a las bases militares de la OTAN, había sido desmantelado.

A la antigua superpotencia que aportó la vida de más de 25 millones de sus hijos en la segunda guerra mundial, le quedó solo la capacidad de respuesta estratégica del poder nuclear, que se había visto obligada a crear después que Estados Unidos desarrolló en secreto el arma atómica lanzada sobre dos ciudades japonesas, cuando el adversario vencido por el avance incontenible de las fuerzas aliadas no estaba ya en condiciones de combatir.

Se inició así la Guerra Fría y la fabricación de miles de armas termonucleares, cada vez más destructivas y precisas, capaces de aniquilar varias veces la población del planeta. El enfrentamiento nuclear sin embargo continuó, las armas se hicieron cada vez más precisas y destructivas. Rusia no se resigna al mundo unipolar que pretende imponer Washington. Otras naciones como China, India y Brasil emergen con inusitada fuerza económica.

Por primera vez, la especie humana, en un mundo globalizado y repleto de contradicciones, ha creado la capacidad de destruirse a sí misma. A ello se añaden armas de crueldad sin precedentes, como las bacteriológicas y químicas, las de napalm y fósforo vivo, que son usadas contra la población civil y disfrutan de total impunidad, las electromagnéticas y otras formas de exterminio. Ningún rincón en las profundidades de la tierra o de los mares quedaría fuera del alcance de los actuales medios de guerra.

Se conoce que por estas vías han sido creados decenas de miles de artefactos nucleares, incluso de carácter portátil.

El mayor peligro deriva de la decisión de líderes con tales facultades en la toma de decisión, que el error y la locura, tan frecuentes en la naturaleza humana, pueden conducir a increíbles catástrofes.

Han transcurrido casi 65 años desde que estallaron los dos primeros artefactos nucleares, por la decisión de un sujeto mediocre que tras la muerte de Roosevelt quedó al mando de la poderosa y rica potencia norteamericana. Hoy son ocho los países que, en su mayoría por el apoyo de Estados Unidos, disponen de esas armas, y varios más disfrutan de la tecnología y los recursos para fabricarlas en un mínimo de tiempo. Grupos terroristas, enajenados por el odio, podrían ser capaces de acudir a ellas, del mismo modo que gobiernos terroristas e irresponsables no vacilarían en usarlas dada su conducta genocida e incontrolable.

La industria militar es la más próspera de todas y Estados Unidos el mayor exportador de armas.

Si de todos los riesgos mencionados se libera nuestra especie, existe uno todavía mayor, o al menos más ineludible: el cambio climático.

La humanidad cuenta hoy con siete mil millones de habitantes, y pronto, en un plazo de 40 años, alcanzará nueve mil millones, una cifra nueve veces mayor que hace apenas 200 años. En tiempos de la antigua Grecia, me atrevo a suponer que éramos alrededor de 40 veces menos en todo el planeta.

Lo asombroso de nuestra época es la contradicción entre la ideología burguesa imperialista y la supervivencia de la especie. No se trata ya de que exista la justicia entre los seres humanos, hoy más que posible e irrenunciable; sino del derecho y las posibilidades de supervivencia de los mismos.

Cuando el horizonte de los conocimientos se amplía hasta límites jamás concebidos, más se acerca el abismo adonde la humanidad es conducida. Todos los sufrimientos conocidos hasta hoy son apenas sombra de lo que la humanidad pueda tener por delante.

Tres hechos ocurrieron en solo 71 días, que la humanidad no puede pasar por alto.

El 18 de diciembre de 2009, la comunidad internacional sufrió el mayor descalabro de la historia, en su intento de buscar solución al más grave problema que amenaza el mundo en este instante: la necesidad de poner fin con toda urgencia a los gases de efecto invernadero que están provocando el más grave problema enfrentado hasta hoy por la humanidad. Todas las esperanzas habían sido puestas en la Cumbre de Copenhague después de años de preparación con posterioridad al Protocolo de Kyoto, que el Gobierno de Estados Unidos -el más grande contaminador del mundo- se había dado el lujo de ignorar. El resto de la comunidad mundial, 192 países, esta vez incluyendo a Estados Unidos, se habían comprometido a promover un nuevo acuerdo. Fue tan vergonzoso el intento norteamericano de imponer sus intereses hegemónicos que, violando elementales principios democráticos, intentó establecer condiciones inaceptables para el resto del mundo de forma antidemocrática, en virtud de compromisos bilaterales con un grupo de los países más influyentes de las Naciones Unidas.

A los Estados que integran la organización internacional se les invitó a firmar un documento que constituye una burla, en el que se habla de aportes futuros meramente teóricos para frenar el cambio climático.

No habían transcurrido todavía tres semanas cuando, al atardecer del 12 de enero, Haití, el país más pobre del hemisferio y el primero en poner fin al odioso sistema de la esclavitud, sufrió la mayor catástrofe natural en la historia conocida de esta parte del mundo: un terremoto de 7,3 grados en la escala Richter, a solo 10 kilómetros de profundidad y a muy corta distancia de la orilla de sus costas, golpeó la capital del país, en cuyas débiles casas de barro vivían la inmensa mayoría de las personas que resultaron muertas o desaparecidas. Un país montañoso y erosionado de 27 mil kilómetros cuadrados, donde la leña constituye prácticamente la única fuente de combustible doméstica para nueve millones de personas.

Si en algún lugar del planeta una catástrofe natural ha constituido una inmensa tragedia es Haití, símbolo de pobreza y subdesarrollo, donde viven los descendientes trasladados de África por los colonialistas para trabajar como esclavos de los amos blancos.

El hecho conmocionó al mundo en todos los rincones del planeta, estremecido por las imágenes fílmicas divulgadas que rayaban en lo increíble. Los heridos, sangrantes y graves, se movían entre los cadáveres clamando por auxilio. Bajo los escombros yacían los cuerpos de sus seres queridos sin vida. El número de víctimas mortales, según cálculos oficiales, superó las 200 mil personas.

El país ya estaba intervenido por fuerzas de la MINUSTAH, que las Naciones Unidas enviaron para restablecer el orden subvertido por fuerzas mercenarias haitianas que, instigadas por el Gobierno de Bush, se lanzaron contra el Gobierno elegido por el pueblo haitiano. Algunos edificios donde moraban soldados y jefes de las fuerzas de paz también se desplomaron, causando dolorosas víctimas.

Los partes oficiales estiman que, aparte de los muertos, alrededor de 400 mil haitianos fueron heridos y varios millones, casi la mitad de la población total, sufrieron afectaciones. Era una verdadera prueba para la comunidad mundial, que después de la bochornosa Cumbre de Dinamarca estaba en el deber de mostrar que los países desarrollados y ricos serían capaces de enfrentar las amenazas del cambio climático a la vida en nuestro planeta. Haití debe constituir un ejemplo de lo que los países ricos deben hacer por las naciones del Tercer Mundo ante el cambio climático.

Se puede creer o no, desafiando los datos, a mi juicio irrebatibles, de los más serios científicos del planeta y la inmensa mayoría de las personas más instruidas y serias del mundo, quienes piensan que al ritmo actual de calentamiento, los gases de efecto invernadero elevarán la temperatura no solo 1,5 grados, sino hasta 5 grados, y que ya la temperatura media es la más alta en los últimos 600 mil años, mucho antes de que los seres humanos existieran como especie en el planeta.

Es absolutamente impensable que nueve mil millones de seres humanos que habitarán el mundo en el 2050 puedan sobrevivir a semejante catástrofe. Queda la esperanza de que la propia ciencia encuentre solución al problema de la energía que hoy obliga a consumir en 100 años más el resto del combustible gaseoso, líquido y sólido que la naturaleza tardó 400 millones de años en crear. La ciencia tal vez puede encontrar solución a la energía necesaria. La cuestión sería saber cuánto tiempo y a qué costo los seres humanos podrán enfrentar el problema, que no es el único, ya que otros muchos minerales no renovables y graves problemas requieren solución. De una cosa podemos estar seguros, a partir de todos los conceptos hoy conocidos: la estrella más próxima está a cuatro años luz de nuestro Sol, a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. Una nave espacial tal vez recorra esa distancia en miles de años. “El ser humano no tiene otra alternativa que vivir en este planeta”.

Parecería innecesario abordar el tema si a solo 54 días del terremoto de Haití, otro increíble sismo de 8,8 grados de la escala Richter, cuyo epicentro estaba a 150 kilómetros de distancia y 47,4 de profundidad al noroeste de la ciudad de Concepción, no ocasionara otra catástrofe humana en Chile. No fue el mayor de la historia en ese hermano país, se dice que otro alcanzó 9 grados, pero esta vez no fue solo un fenómeno de efecto sísmico; mientras en Haití durante horas se esperó un maremoto que no se produjo, en Chile el terremoto fue seguido por un enorme tsunami, que apareció en sus costas entre casi 30 minutos y una hora después, según la distancia y datos que todavía no se conocen con toda precisión y cuyas olas llegaron hasta Japón. De no ser por la experiencia chilena frente a los terremotos, sus construcciones más sólidas y sus mayores recursos, el fenómeno natural habría costado la vida a decenas de miles o tal vez cientos de miles de personas. No por ello dejó de ocasionar alrededor de mil víctimas mortales, según datos oficiales divulgados, miles de heridos y tal vez más de dos millones de personas sufrieron daños materiales. Casi la totalidad de su población de 17 millones 94 mil 275 habitantes, sufrió terriblemente y aún padece las consecuencias del sismo que duró más de dos minutos, sus reiteradas réplicas, y las terribles escenas y sufrimientos que dejó el tsunami a lo largo de sus miles de kilómetros de costa. Nuestra Patria se solidariza plenamente y apoya moralmente el esfuerzo material que la comunidad internacional está en el deber de ofrecerle a Chile. Si algo estuviera en nuestras manos, desde el punto de vista humano, por el hermano pueblo chileno, el pueblo de Cuba no vacilaría en hacerlo.

Pienso que la comunidad internacional está en el deber de informar con objetividad la tragedia sufrida por ambos pueblos. Sería cruel, injusto e irresponsable dejar de educar a los pueblos del mundo sobre los peligros que nos amenazan.

¡Que la verdad prevalezca por encima de la mezquindad y las mentiras con que el imperialismo engaña y confunde a los pueblos!

Lo cuentan las voces de los que se resisten.

Publicado por ROMULO PEREZ “por una conciencia Socialista”

« ... Hemos guardado un silencio muy parecido a la estupidez...»

Rómulo Pérez
C.I. – 6.364.374

viernes, 10 de junio de 2011

EL ORIGEN DEL APELLIDO “BOLIVAR”

EL ORIGEN DEL APELLIDO “BOLIVAR”

Bolibar es un pueblo de origen vasco, cuyo nombre se debe a la combinación de dos palabras: Bolu = “molino”, ibar = “vega”, o sea “El Molino de la Vega”.

“Simón Bolívar como un molino trituró a la opresión y como hermosa vega cultivó la Libertad”.

El molino utilizado para triturar el grano, representaba la principal fuente de trabajo en el siglo XV, del Pueblo de Bolibar (municipio de la provincia de Vizcaya, País Vasco en España), la historia de éste pueblo se remonta a 1470 en Vizcaya, cuando se enfrentó a la realeza Castellana bajo el reinado de Enrique IV de Castilla - 1454 a 1474 -, conocido también como “Enrique el impotente” y como el hermano de Isabel la Católica, éste enfrentamiento entre los vizcaínos y la realeza, es producto de que los primeros no reconocían a la hija del rey doña Juana como heredera del trono, solamente aceptaban a Isabel la Católica como legitima Señora de Vizcaya, en ésta confrontación el pueblo de Bolibar sale derrotado (En la actualidad éste pequeño pueblo guarda con orgullo el honor de haber sido el origen de un linaje que dio a la historia universal al único Libertador de Pueblos).

El enlace entre el Libertador y éste pequeño pueblo vizcaíno lo representa un antepasado de Simón Bolívar, en la descendencia de su quinto abuelo llamado Simón Ochoa de la Rementería, quien nació en el pueblo de Bolibar el 5 de marzo de 1532, emigró a mediados del siglo XVI desde Vizcaya a América, tras aquel sueño fantástico que cautivaba a todos los europeos: la historia del Dorado con ciudades de oro que existían en Venezuela, perlas gigantes en el fondo marino de las costas Venezolanas y la fuente de la eterna juventud, entre otras; por lo que decidió en 1559 cuando apenas tenía 27 años de edad, a aventurarse al nuevo mundo, desembarcando en Santo Domingo, allí llegó el primer Simón Bolibar, (el cual la historia conoce como “el Viejo”), allí se ganó la vida copiando manuscritos, profesión muy lucrativa, ya que la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir.

Ese primer Bolibar que llegó a América, exactamente a Santo Domingo, a mediados del siglo XVI, tuvo como dato curioso que él prefería que lo llamaran Simón de Bolibar, obviando sus apellidos naturales (Ochoa de la Rementerias), ya que así recordaba siempre su sitio de origen (España), en 1569, diez años después, se casó con Ana Hernández de Castro, con quien tuvo un hijo ese mismo año, llamado también Simón, producto de este nacimiento a él lo empezaron a llamar Simón de Bolibar el viejo, y a su hijo el mozo, otro dato curioso, es, que el escribano que registró a su hijo cuando éste nació, cometió varias faltas al registrar el apellido, primero omitió el “de”, segundo cambió la segunda “b” por “v”, además de acentuar la “i”, es decir, “Bolívar”; pero el viejo aceptó gustosamente este cambio, ya que lo tomó como premonición en vista del sueño por el que salió de su suelo natal, o sea la “v” le presagiaba viajar a Venezuela; 20 años después en 1589, muere su esposa y por orden de la Corona es trasladado a Caracas para trabajar como Secretario del Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela Don Diego de Osorio Villegas.

La Caracas de entonces era un conglomerado de humildes viviendas que se construyeron alrededor de la Plaza Catedral, hoy Plaza Bolívar; Simón Bolibar (el Viejo) poseía una indiscutible inteligencia, un liderazgo innato y un poder de convocatoria sobresaliente, que le permitió organizar una Federación de Provincias, con la asistencia de todos los cabildos que existían para entonces en el país, en esa Confederación, Bolibar impuso la supremacía de “Caracas” sobre las demás regiones, ventaja que con el tiempo le otorgará a la ciudad la condición de Capital de la República, el espíritu organizador que aplicó “el viejo” en beneficio de la colonia, pronto cautivó a las autoridades locales, quienes lo nombraron en 1590, Contador General de la Real Hacienda de Caracas, por lo que fue enviado a España para solicitar al rey Felipe II ciertas ventajas políticas y económicas para los blancos no peninsulares, puesto que sólo los blancos nacidos en España gozaban de tales privilegios, el rey accedió, a tales solicitudes y permitió a Venezuela abrirse al comercio con Europa, y por primera vez, barcos venezolanos llevaban mercancías, no en calidad de contrabando, sino para la venta legal de mercancía hacia España, además de esto también trajo consigo en 1593, la autorización para la creación del escudo de armas y el titulo de Muy Noble Leal Ciudad para Santiago de León de Caracas, murió en Caracas el 9 de marzo de 1612.

El primer Bolívar nacido en América (Santo Domingo), Simón Bolívar (el Mozo), “el cuarto abuelo del Libertador”, siguió los exitosos pasos de su padre en amasar fortuna y prestigio, convirtiéndose en una figura prominente en la sociedad colonial, cuando celebró su matrimonio con Beatriz Díaz Moreno de Rojas, hija del famoso y muy acaudalado Capitán Alonso Díaz Moreno, fundador de la ciudad de Valencia, con lo cual el apellido “Bolívar” se constituyó en uno de los más importantes de la colonia, de cuya unión matrimonial nacieron: Antonio y Luisa.

Simón Bolívar (el Mozo) era un hombre entregado a la defensa de los aborígenes; y como encomendero de los nativos de San Mateo, logró consolidar la hacienda más importante del país, conocida como la “Hacienda de San Mateo”, que en el futuro sería el bien más preciado de la familia de los “Bolívar” y un icono de la lucha y del heroísmo de la guerra por la independencia de Venezuela. A la muerte de su esposa, buscó consuelo en el seminario, para convertirse en Sacerdote, mientras que su hijo, Antonio Bolívar Rojas (el tatarabuelo abuelo del Libertador) quien nace en Caracas el 7 de marzo de 1596 y muere en San Mateo en el año 1655, se encargó de administrar los bienes de la familia, que de acuerdo a la Ley beneficiaba a los hijos varones, durante las próximas generaciones, la fortuna de los “Bolívar” se irá consolidando cada vez más, para convertirse en una de las familias más aristócrata, adinerada e influyente del continente.

Esta tercera generación de los “Bolívar”, será la más numerosa de todo el linaje familiar, Don Antonio Bolívar consolidó el abolengo de blancos criollos, al casarse por primera vez con Doña Luisa de Marmolejo, y en segundas nupcias con Doña Leonor de Rebolledo Argumedo y Almendariz, de cuyos matrimonios tendrá nueve hijos, al igual que sus antecesores, cautivará a las autoridades locales con su indiscutible liderazgo y fortuna, que le permitirá ocupar importantes cargos públicos reservados sólo a la oligarquía de blancos criollos o peninsulares: Alcalde de Caracas, Gobernador de los Valles de Aragua y Alcalde de la Santa Hermandad (cuerpo armado de la ciudad), de todos sus hijos, Luis Bolívar Rebolledo, quien nació en Caracas el 27 de febrero de 1627 y murió en la misma ciudad el 1 de marzo de 1702, será quién continúe la estirpe de los “Bolívar” y será además el que dará nacimiento al futuro Libertador.

Luis Bolívar (el bisabuelo del Libertador), siguiendo el linaje de los “Bolívar” como lo más puro de blancos criollos, se casó con Doña María de Martínez Villegas Ladrón de Guevara, logró ocupar importantes cargos públicos: Alcalde de Caracas, Corregidor y Justicia Mayor de los Valles de Aragua. Se destacó como un exitoso empresario, aumentando aún más la inmensa fortuna de los “Bolívar”, por lo que se convirtió en un personaje muy apreciado en la elite política, su habilidad en los negocios, lo obligó a emprender una lucha frontal contra la piratería que atacaba incesantemente las propiedades de la familia “Bolívar”: almacenes, residencias, haciendas, y toneladas de productos agrícolas para la exportación.

Para proteger su inmensa fortuna, planificó, organizó y financió con su propio peculio la construcción del castillo de La Guaria, como una impenetrable edificación que desde las alturas del Ávila, defendió el puerto contra el asedios de piratas que azotaron las colonias españolas, principalmente: ingleses, franceses y holandeses, quienes desembarcaban impunemente, y en un fugaz recorrido de desolación y muerte por el camino real, asaltaban a la ciudad de Caracas, obligando a sus habitantes a huir hacia los valles de Aragua, un hecho anecdótico objeto de bromas entre los amigos de Don Luis Bolívar, se debía a que no obstante su obsesiva aversión a los ladrones, se casó con “un ladrón”, es decir, con Martínez Villegas Ladrón de Guevara, hija de Don Juan de Villegas, fundador de Barquisimeto y quién fuera Capitán General de Venezuela, fue un feliz matrimonio que consolidó aún más la inmensa fortuna de los Bolívar, y de cuya unión nació en San Mateo en 1665 Juan Bolívar Martínez Villegas.

Juan Bolívar (el abuelo del Libertador), con esa visión innata para los negocios que siempre caracterizó a los “Bolívar”, compró una inmensa extensión de tierras, sobre la cual, en 1690 fundó el pueblo de Villa de Cura, y que en honor a su padre, la bautizó como San Luis de Cura, al igual que sus antecesores, ocupó importantes cargos públicos: dos veces gobernador de Venezuela, dos veces Alcalde de Caracas y además de Justicia Mayor de los Valles de Aragua, la alta alcurnia que venía acompañando el apellido Bolívar, se vio de pronto interrumpida, cuando Don Juan Bolívar Villegas se casó en segundas nupcias con Petronila de Ponte y Marín, hija de Josefa Marín Narváez madre natural, algo inadmisible en la sociedad mantuana de la época, por cuanto con ese casamiento se había mancillado la estirpe de blanco criollo de familias honorables que con orgullo exponían los “Bolívar”, y con el agravante, de que los hijos de ese matrimonio pudieran ser señalados por la sociedad de “mestizos”, si se comprobaba que, su madre Josefa, llevaba en sus venas sangre aborigen.

Don Juan Bolívar intentó limpiar hasta su muerte en el año de 1729, el abolengo familiar, con la compra de un título de “marques” que gestionó ante la Corte de los reyes de España; de este matrimonio nació en Aragua en el año de 1726, el padre del Libertador, Juan Vicente de Bolívar y Ponte, el porte español de Juan Vicente le permitió ocupar importantes cargos públicos; cuando contaba 47 años de edad, el 30 de noviembre de 1773 contrae matrimonio con María Concepción Palacios y Blanco, quién tenía apenas 15 años, y venía de una rica familia caraqueña de blancos criollos, la familia Bolívar se convirtió en la más importante, pudiente y adinerada de la época, Don Juan Vicente y Doña María Concepción tuvieron cinco hijos: María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente, Simón José Antonio, y María del Carmen, hija póstuma quién murió a las pocas horas de nacer, a la muerte de Juan Vicente (el padre), María quiso honrar el honor de la familia “Bolívar”, gestionando infructuosamente ante la Corte de España el “marquesado de los Bolívar”, que había gestionado el padre de su esposo Don Juan Bolívar y Villegas; María, quería que sus hijos llevaran el marquesado, cuyo título infundía respeto y admiración en la sociedad, todo fue en vano a pesar de la fortuna que gastó en los tribunales, y de las gestiones, que desde España hizo su hermano Esteban.

“La alta alcurnia de los “Bolívar” se interrumpió, al casarse el abuelo del Libertador con una hija de Josefa Marín Narváez, cuya sangre aborigen era imborrable a los ojos de la aristocracia, y un hecho imperdonable en la discriminación racial de la colonia. Esta es la razón, por la cual, de los cuatro hermanos Bolívar, Juana Nepomucena y Juan Vicente, mantuvieron el tipo vasco español, con pelo rubio, liso, ojos azules y mayor estatura, mientras que Simón Bolívar , y su hermana María Antonia, heredaron las facciones mestizas de su bisabuela: pelo negro oscuro encrespado, piel canela, ojos negro azabache, y pequeña estatura; rasgo que lo hace aún más representativo del gentilicio venezolano, no sólo por haber nacido en el país, sino por la sangre aborigen que llevaba en sus venas el Libertador Simón Bolívar”.

Un jueves en la noche del 24 de julio de 1783, nació en la mansión que está construida en la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, aquel que hoy conocemos como el “Libertador”, en la ciudad de Santiago de León de Caracas, en donde para ese entonces apenas habitaban unas 40.000 personas. (Hoy Gran Caracas, con más 5.5 millones de habitantes).

El niño fue bautizado en esa casa natal, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (el nombre de la Santísima Trinidad, fue agregado por promesa a la Capilla de su propiedad que tenían los Bolívar en la Catedral de Caracas), quien lo amamantó por primera vez fue doña Inés Mancebo de Miyares, una dama cubana, íntima amiga de doña Concepción, ya que ella había quedado muy delicada de salud después del parto; a los pocos meses mandaron a buscar en la “Hacienda de San Mateo”, a la negra Hipólita quien se encargó de terminar de amamantarlo y de criarlo, al lado de Hipólita estuvo también la negra Matea, niñera del Libertador y apenas diez años mayor que él.

No tuvo una infancia feliz ni una educación constante, los escritores han acumulado diferentes calificativos para intentar definir el carácter del niño Simón: Indómito y fogoso, trémulo, vigoroso, insolente, de nerviosidad excesiva, indisciplinado, la respuesta siempre a flor de labios, de rápida comprensión y buena memoria, aunque falto de atención, sensible, franco, impaciente, fácilmente desconcertado, de sentimientos apasionados, de prematura madurez, entre otros. "Usted es un barrilito de pólvora", le llamó su enérgico tutor Miguel José Sanz. "¡Entonces huya, porque puedo quemarlo!", le respondió el niño Simón Bolívar.

El 19 de enero de 1786, el niño Simón contaba apenas con dos años y medios, cuando la tragedia lo alcanza por primera vez, dándole muerte a su padre Don Juan Vicente Bolívar, no se había repuesto aún de éste drama, cuando el infortunio vuelve a alcanzarlo seis años y medios más tarde próximo a cumplir los nueve años de edad, entonces, muere el 6 de julio de 1792 su madre Doña María Concepción, a partir de éste momento queda bajo la tutela junto con sus hermanos, de su abuelo Feliciano Palacios y Sojo; el viejo, ya entrado en años y muy enfermo, previendo la nueva tragedia que se avecinaba, se apresuró a casar a las dos hermanas , a María Antonia de quince años con Pablo Clemente Francia, en octubre y a Juana, que no había cumplido los catorce, con su tío Dionisio Palacios y Blanco en diciembre de 1792, no le alcanzó el tiempo para atender a los dos varones, el abuelo murió el 5 de diciembre de 1793, Sin embargo, había consultado a Simoncito a cuál de los tíos elegía como tutor, y éste había preferido a Esteban, su padrino de confirmación, pero Esteban se encontraba en Madrid, así que la tutoría recayó en su tío Carlos, hombre muy egoísta, ambicioso y severo, quien ese mismo año ingresó a Juan Vicente en el servicio militar, quedándose solamente con la custodia de Simón, a pesar de que nunca descuidó su educación, siempre estuvo pendiente fue del manejo de la fortuna, tal vez por eso las relaciones entre ellos nunca fueron fáciles.

Sobrino y tío no congeniaron, Don Carlos despreciaba a Simón y lo consideraba un bueno para nada, extravagante y desobediente, cansado de los maltratos de su tío, se fugó de la casa el 23 de julio de 1795, refugiándose en el domicilio de su hermana María Antonia, Don Carlos, recurrió a los tribunales para recuperar la custodia del sobrino al mismo tiempo que acusó a María Antonia de querer apoderarse de la fortuna de Simón, lo cual trajo como consecuencia un ruidoso pleito entre las dos familias. Más aún, engañó al Tribunal alegando que Simón se había ido de su casa en contra de su voluntad, pues lo amaba y además recibía mucha comprensión, los jueces dictaminaron a favor de don Carlos y Simón fue obligado a regresar a la casa que tanto odiaba. “Los señores jueces pueden disponer de mis bienes, pero sobre mi persona, no mando sino yo mismo, y yo no quiero vivir en casa del tío Carlos”, así lo manifestó Simón Bolívar, cuando apenas contaba con doce años de edad.

El tío Carlos se encargó de que Simón aprendiese las nociones fundamentales de escritura, lectura, aritmética e historia, proporcionándole maestros excepcionales. Andrés Bello, apenas dos años mayor que el Libertador, le enseñó primeras letras, aunque no logró adelantos en ortografía. Bolívar escribiría más tarde: "Yo conozco la superioridad de ese caraqueño, contemporáneo mío; fue mi maestro, cuando teníamos la misma edad, y yo le amaba con respeto". Con el capuchino Francisco de Andújar cursó matemáticas, física y topografía, Guillermo Pelgrón, docente destacado de la Escuela Pública de Caracas, le enseñó latinidad, pero Simón Rodríguez, el revolucionario instructor que practicaba apasionadamente las ideas pedagógicas del “Emilio” de Rousseau, sería a la postre el profesor que marcó la mayor influencia en el pequeño Simón, influencia que sería decisiva durante el segundo viaje de Bolívar a Europa en 1804, y fue él ante quien pronunció su juramento de libertad en el Monte Sacro de Roma, el 15 de agosto del año siguiente. "Yo he seguido el sendero que usted me señaló --le escribiría en 1824--. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso".

Fue en la casa de Simón Rodríguez donde el tío Carlos confió a su pupilo como huésped cuando éste se fugó de su lado por segunda vez y buscó refugio ante el obispo Viana; Las enseñanzas de Rodríguez se dirigían más a la formación del carácter y a la fortaleza del cuerpo en medio de la naturaleza, que a acumular conocimientos en el aula de clase, pero es seguro que a través de su maestro favorito, Bolívar se impregnó de ideas revolucionarias y reformadoras, también encontró en él a un amigo a quien confiarle su soledad y las dificultades de su vida familiar.

A los trece años y medio de edad inicia su formación militar y el 14 de enero de 1797 es nombrado cadete en el Batallón de voluntarios blancos de los valles de Aragua, que había comandado su padre; el 26 de noviembre de 1798, es ascendido al grado de subteniente y como tal, tiene derecho a lucir su elegante uniforme azul con sus leones y castillos además de su espada, éste grado, obtenido llega con la adolescencia de sus quince años como un regalo de libertad, cuando se embarca en el navío de guerra San Ildefonso, que zarpa hacia la metrópoli con escala en Veracruz, haciendo realidad el sueño de viajar a España (su abuelo, Simón de Bolibar (el viejo) soñó con viajar a Venezuela y el soñó con viajar a España).

En España en el año de 1800 conoce y se enamora de María Teresa Rodríguez del Toro, dos años después el 26 de mayo de 1802 próximo a cumplir los 19 años de edad contraen matrimonio, el 15 de junio de ese mismo año parten para Venezuela, y el 22 de enero de 1803, no había cumplido aún los 20 años de edad, la desgracia lo alcanza de nuevo, al morir su esposa en Caracas, enferma de paludismo o fiebre amarilla; Bolívar tuvo que luchar no solo contra el infortunio, luego también contra los españoles y peor aún contra la incomprensión de algunos patriotas que no entendieron los beneficios de la independencia, más adelante escribiría “¡Felices aquellos que creen en un mundo mejor! Para mí, este es muy árido”. En 1805 jura libertar a su patria en el monte sacro, exclamando: “Juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, justicia y mi patria, que no daré descanso a mí brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”, ser héroe es su futuro.

Simón de Bolíbar (el Viejo), Simón Bolívar (el Mozo), Antonio Bolívar (el tatarabuelo), Luis Bolívar (el bisabuelo), Juan Bolívar (el abuelo), Juan Vicente Bolívar (el padre) y Simón Bolívar (el Libertador), todos pertenecientes a una casta de hombres inteligentes, valientes, exitosos y emprendedores; Tal es la importancia que tiene el apellido “Bolívar” en Venezuela, que gracias a éstos, al primer Simón de Bolíbar (el viejo), se le debe: la libertad económica y la autonomía política, ya que Venezuela no dependería más de la Audiencia de Santo Domingo, también se le debe la designación de Caracas como capital de la República, y además animó al rey Felipe II a ordenar en 1592, mediante Real Cedula, la construcción de colegios que se dediquen a la segunda enseñanza, o sea la formación de sacerdotes, fundándose así el Seminario Tridentino que se convertirá mas tarde en la Universidad de Caracas y luego en la Universidad Central de Venezuela, y al ultimo, Simón Bolívar (El Libertador), se le debe nada más y nada menos que la liberación de seis naciones que hoy llevan el escudo de la libertad: Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, además su obra inspiró la independencia de todo el continente.



Lo cuentan las voces de los que se resisten.
Publicado por ROMULO PEREZ “por una conciencia Socialista”
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Rómulo Pérez
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Viernes 14-01-2011