lunes, 25 de agosto de 2014

AMAZONA MÍA…



AMAZONA MÍA…
Querida Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…

Con locura vehemente me he perdido en lo selvático de tu mirada, sin poder encontrar el rumbo. Que desespero tan divino, que me induce a no hacer nada para salir de tan agreste paraíso. Aaah, ojos de palma de moriche que sabiamente los Waraos llaman el árbol de la vida. Sí, porque eso son tus ojos para mí ¡La vida!... 

He seguido la ruta de los aventureros y pude encontrar el tan anhelado edén de “El Dorado”… Si, lo encontré; hermosa cascada de oro que rebota sutilmente sobre tus hombros, produciendo un tierno resplandor que ilumina tu rostro y lo hace lucir como el sol excitante y esperanzador de primeras horas de la mañana.  

Querida Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…

Con locura vehemente he probado el fruto rojo y pulposo de tus labios, y así pude calmar el hambre que me atormenta de éste amor insaciable. Fruto dulce y prodigioso que modula las más hermosas notas que jamás he podido escuchar, ni siquiera aun, en el canto alegre y mañanero del jilguero en celo…

He seguido el tierno susurro de tu voz, y he navegado en el río de tus sudores, en donde pude escuchar tu exquisito gemido que rozó mis oídos, penetró en mí y acarició el corazón. Aaah divina voz que me estremece y me disloca; ¿Cómo puede haber tanto embrujo en una mujer tan delicada?. Venus seductora cual suprema Oshun.  
 
Querida Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…

Con locura vehemente he invadido el terreno apacible de tu cuerpo, y lo he explorado con mis manos, palmo a palmo descubriendo toda la inmensa riqueza que hay dentro de ti. Aaah y tus pechos fueron para mí la inspiración que estimuló el coraje usurpador con el que arranqué la pasión ardiente y fogosa que estaba encerrada dentro de tu ser…   

He seguido cual ladrón robándote cada beso, cada suspiro, cada gemido, del apacible terreno de tu cuerpo, y en el largo recorrido no ha quedado un espacio que no conozca; y cuando al fin alcancé la cima, pude ver lo selvático de tu mirada fundirse con el celeste cielo y a ese  rostro resplandeciente morder los labios rojos y pulposos. 

Querida Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…

Rómulo Pérez 
    01-03-2013     


    

1 comentario:

  1. Hermoso escrito, Rómulo, donde amazona y mujer son una, palabras llenas de hermosas metáforas. Estás prolífico, primo, salud!

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