AMAZONA MÍA…
Querida
Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…
Con locura
vehemente me he perdido en lo selvático de tu mirada, sin poder encontrar el
rumbo. Que desespero tan divino, que me induce a no hacer nada para salir de
tan agreste paraíso. Aaah, ojos de palma de moriche que sabiamente los Waraos
llaman el árbol de la vida. Sí, porque eso son tus ojos para mí ¡La vida!...
He seguido la
ruta de los aventureros y pude encontrar el tan anhelado edén de “El Dorado”… Si,
lo encontré; hermosa cascada de oro que rebota sutilmente sobre tus hombros,
produciendo un tierno resplandor que ilumina tu rostro y lo hace lucir como el
sol excitante y esperanzador de primeras horas de la mañana.
Querida
Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…
Con locura
vehemente he probado el fruto rojo y pulposo de tus labios, y así pude calmar
el hambre que me atormenta de éste amor insaciable. Fruto dulce y prodigioso
que modula las más hermosas notas que jamás he podido escuchar, ni siquiera aun,
en el canto alegre y mañanero del jilguero en celo…
He seguido el
tierno susurro de tu voz, y he navegado en el río de tus sudores, en donde pude
escuchar tu exquisito gemido que rozó mis oídos, penetró en mí y acarició el
corazón. Aaah divina voz que me estremece y me disloca; ¿Cómo puede haber tanto
embrujo en una mujer tan delicada?. Venus seductora cual suprema Oshun.
Querida
Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…
Con locura
vehemente he invadido el terreno apacible de tu cuerpo, y lo he explorado con
mis manos, palmo a palmo descubriendo toda la inmensa riqueza que hay dentro de
ti. Aaah y tus pechos fueron para mí la inspiración que estimuló el coraje
usurpador con el que arranqué la pasión ardiente y fogosa que estaba encerrada
dentro de tu ser…
He seguido
cual ladrón robándote cada beso, cada suspiro, cada gemido, del apacible
terreno de tu cuerpo, y en el largo recorrido no ha quedado un espacio que no
conozca; y cuando al fin alcancé la cima, pude ver lo selvático de tu mirada
fundirse con el celeste cielo y a ese rostro
resplandeciente morder los labios rojos y pulposos.
Querida
Amazona mía; te he soñado con pasión desenfrenada…
Rómulo Pérez
01-03-2013
Hermoso escrito, Rómulo, donde amazona y mujer son una, palabras llenas de hermosas metáforas. Estás prolífico, primo, salud!
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