lunes, 21 de marzo de 2011

El mito de “El Gran Diablo”

IDENTIDAD Y TRADICION

El mito de “El Gran Diablo”

La criptozoología (del griego cryptos, "oculto", zoos, "animal" y logos, "estudio"), es la disciplina que investiga a hipotéticos animales ocultos denominados "críptidos"; no reconocidos por la zoología contemporánea, pero presentes en la mitología y el folklore de los pueblos, los cuales poseen una gran lista de reportes a través del tiempo, y que en algunos casos se manifiestan testigos de avistamientos, entregando una descripción coincidente con las características de estos animales extintos.

Según algunos científicos el hombre hace su aparición en la tierra aproximadamente hace unos 4 millones de años, a través de un genero extinto de homínidos que vivieron en África y que la antropología identifica como una raza evolucionada de primates (monos), que ha sido clasificada como “Australopithecus”, en cambio el hombre racional o homo sapiens aparece hace unos 200 mil años, produciéndose una fuerte interrogante acerca de una especie que pudo haber evolucionado entre estas dos y que ha sido llamada “Eslabón Perdido”.

Los científicos nos dicen que en algún momento de la evolución de los animales como especies inferiores, surgió un ser que dejó de actuar por instinto, esa especie comenzó a “pensar”, lo que significa que modificó la naturaleza para generar una nueva manera de vivir, al utilizar al medio ambiente que lo rodeaba para su beneficio: fabricó herramientas, sembró la semilla, confeccionó la piel de los animales, los domesticó, usó el fuego, y así continuó en un proceso evolutivo hasta convertirse en la raza humana.

Ese nuevo espécimen es el que la ciencia busca afanosamente y que ha llamado “Eslabón Perdido”

La expresión "eslabón perdido" se refiere originalmente a los fósiles transicionales (espécimen con rasgos morfológicos intermedios entre dos tipos de organismos que tienen una relación de ancestro y descendiente), hoy en día no es una expresión de uso científico, aunque sí abunda en los medios de comunicación, que suelen denominar "eslabón perdido" a casi cualquier fósil transicional que se descubre, por lo general es un críptido (ya que solo se cuenta con relatos), al cual comparan con un simio gigante y que solo es localizado en zonas boscosas, entre los mas mencionados están: el humanzee (simio de nombre Oliver), el orang pendek el cual se encuentra localizado en Sumatra (Indonesia), el legendario pie grande ubicado en el Noroccidente Ecuatoriano y en Norteamérica, el jucumari en Argentina y Bolivia, el mohán leyenda de nuestra hermana Colombia, el famoso yeti, mayormente conocido como el abominable hombre de las nieves localizado en la impresionante Cordillera del Himalaya, el chuchuna en Siberia, el hibagon en Japón, el yeren en China, el basajaun en los Países Vascos y el gran diablo en nuestra Patria Venezuela, entre otros.

Humanzee (también manpanzee o chuman) es un término usado para referirse a los híbridos hipotéticos entre humano y chimpancé y, particularmente, a un peculiar simio de nombre Oliver, que fue popularizado en 1.970 como un posible híbrido auténtico, aunque posteriormente se comprobó que no lo era, supuestamente, Oliver presentaba características excepcionales en un simio, como su costumbre de caminar siempre erguido como los humanos, y su gran inteligencia. esto hizo de Oliver un enigma para la ciencia y también, por desgracia, una sometida estrella del show business y del morbo del público.

Aunque parezca increíble en VENEZUELA habita esta especie extraordinaria sobreviviente de la era cenozoica y vive en las selvas de la Guajira, se trata de un simio que camina erguido, mide casi 2 metros de alto y sus facciones físicas y actitudes manuales son parecidas a la de los seres humanos, los nativos le temen por su apariencia y comportamiento social muy diferente al de los otros monos que habitan en la selva, se cree que es el paso evolutivo del mono al hombre, es una especie no clasificada por los antropólogos.

Existe un antiguo mito en la serranía del perijá en donde viven los Yukpa o Motilones pueblo de lengua Caribe fronterizo con Colombia que dice “Tavoukcha fue un Yukpa que subió a los cielos para hablar con Amalivaca creador de la humanidad del Gran Rio Orinoco y del viento, después de una larga conversación Tavoukcha regresó a la tierra y se trajo a los monos para que vivieran aquí, se apareó con una mona y engendró a Mashiramu, un híbrido entre hombre y mono de gran estatura y con el cuerpo totalmente cubierto de pelos, vive solitario en la espesura de la selva nublada, es huidizo y rechaza el contacto con los hombres, la tradición oral dice que le gusta raptar a las mujeres, debido a sus características corporales es comparado con un hombre peludo que vive en los bosques”.

El naturalista y explorador alemán Alejandro de Humboldt, sin saberlo, también fue testigo de ese misterioso “Eslabón Perdido”, cuando realizó sus exploraciones científicas en estas tierras, entre 1799 y 1804, junto con el botánico Aimé Bonpland, ambos fueron contratados por la Corte española, interesada en conocer el potencial científico y económico de estas tierras divididas geográficamente en virreinatos, y que abarcaban desde los pantanos de Florida hasta la Patagonia Argentina.

En 1799, Humboldt realizó un estudio científico del territorio venezolano, en su recorrido por el río Orinoco, visitó el cerro Anchi-tipuiri que significa “cerro del hombre de los bosques”, donde los nativos narraron sus experiencias con el “Gran Diablo”, como llamaban a esa extraña criatura que vivía en la selva.
Así lo narró Humboldt: “Es un mono de gran tamaño, se frota la cara cuando se irrita, a distancia se le confunde con un hombre, en algunas oportunidades ha raptado mujeres de la tribu, las cuales regresan al tiempo y cuentan sus experiencias sexuales con ese enorme mono, que al igual que los nativos, construye cabañas para pasar la noche”

En el año 1769, el naturalista Edward Bancroft en su condición de médico, e internado en las selvas Suramericanas, describe a un supuesto orangután que los nativos reseñaban como de un metro y medio de estatura, andar erguido de forma humana y cubierto de pelo corto y negro, aunque el creía que lo de la altura era solo una exageración, ya que los nativos sentían un gran pavor ante este primate, pero a su ves el Doctor reconoce que el mismo es más grande que el simio Africano e incluso que el de las Islas Orientales

Hay testimonios de encuentros con estos seres por parte de funcionarios coloniales británicos en Guayana y en Honduras Británicas, donde reciben el nombre de Dwendis, que significa "Duendes", aquí en Venezuela tenemos algunos relatos que coinciden en los detalles más significativos de las descripciones, aunque algunos tienen detalles truculentos que pueden ser fruto de la imaginación, como es el caso de un tal Emiliano Martínez que cuenta haber sido atacado por un animal humano peludo, el 10 de abril de 1954, cuando regresaba a su carro venia de cacería en las montañas de Mérida, después de haber atravesado un sendero inhóspito entre matorrales, frailejones y riachuelos, dice él que el animal lo agarró justo cuanto iba a entrar a su vehículo, lucharon un rato y Emiliano logró escapar hiriéndolo al hombre mono con una piedra en la cabeza, gracias a esta acción pudo poner en marcha el carro y huir del lugar.

En el año 1918, un grupo de 20 exploradores, encabezados por el geólogo suizo François De Loys, realizaba el trazado del plano geológico de la remota región del Cubo ubicada en el pie de monte de la Cordillera de Perijá en Venezuela, un área cercana a la frontera colombiana. Mientras descansaban de las tareas del día a las orillas del Río Tarra, en el estado Zulia, vieron algo que al principio pensaron eran dos osos, las criaturas eran casi del tamaño de un hombre, estaban cubiertas de pelo y entre gruñidos se preparaban para atacar al campamento, pero apenas estos animales lanzaron las primeras ramas y excrementos el geólogo suizo De loys dio la orden de abrir fuego contra ellos, hiriendo a uno que huyó cojeando selva adentro y el otro se derrumbó herido mortalmente.

Este grupo de exploradores jamás habían visto un animal parecido, por lo que se le acercaron con cuidado y al comprobar que estaba muerto, decidieron dejar constancia del encuentro, el simio fue sentado en un guacal vacío, se le sostuvo la cabeza alzada con una rama y se le tomó una fotografía, la criatura tenía 32 dientes, media 1.57 m de alto, carecía de cola y lo que al principio pensaron era un pene, resultó ser un clítoris, que como en otras especies de primates era largo y bulboso, tomaron algunas muestras físicas del animal como la piel y el cráneo, y decidieron regresarse.

El regreso les tenia preparadas otras sorpresas, ya que el Perijá es una zona de montañas en donde llueve mucho convirtiendo a un manso y pequeño arroyo en un turbulento y peligroso torrente de agua en solo cuestión de segundos, esto producto de un fenómeno meteorológico único que se produce en el Sur del Lago de Maracaibo llamado el Relámpago del Catatumbo, además del inclemente sol Zuliano el cual causaba un insoportable calor, añadiéndole a esto como si fuera poco una buena dosis de mosquitos y una población de naturales Yuckpas, Barís y Guajiros, que atacaban con frecuencia su campamento ya que consideraban que estos estaban invadiendo sus dominios, muchos sucumbieron victimas de la fiebre, el paludismo, la selva y hasta por las flechas envenenadas de los naturales del lugar, tantas contrariedades obligaron a De Loys a sacrificar parte de la carga entre ella los restos de la criatura tomados como muestra, quedándose solo con una increíble y enigmática fotografía que causaría polémicas y debates entre los geólogos del mundo durante medio siglo.

De Loys había llegado a Venezuela contratado por la Royal Dutch Shell para que trazara el plano geológico de un área cercana a la frontera colombiana, para llegar allí, remontó el Río Catatumbo desde el Lago de Maracaibo hasta su destino; el remoto poblado de El Cubo. Recién graduado en Geología, De Loys se dedicó con paciencia a su labor, por lo que el extraño encuentro no pasó de una curiosidad, que junto a la foto fueron a parar a sus archivos cuando abandonó Venezuela en 1920.

En 1928, François De Loys, conoció a George Montandon un médico suizo cuya curiosidad científica lo acercaría a la geología, la antropología y otro montón de ciencias sin aparente orden o conexión, este compartió con él su experiencia en Venezuela. El interés de Montandon fue inmediato, la prueba sobre la existencia de un hombre primitivo americano le daba más credibilidad a su teoría, porque llenaba un vacío que había encontrado en sus estudios para determinar el origen del hombre “rojo” o amerindio, sin perder tiempo, en marzo de 1929, Montandon envió a la Academia de Ciencias de París, una nota indicando el descubrimiento clasificándolo como el único miembro de una nueva familia al cual bautizó con el nombre de Ameranthropoides loysi ya que él creía fervientemente en la autenticidad de la fotografía.

La reacción de los académicos franceses no se hizo esperar, y aunque al principio Montandon encontró algún foro, en muy poco tiempo el descubrimiento fue tachado de fraude, entre las críticas que se exponen, estaba el hecho de que De Loys, sólo tomó una foto, nadie ni nada aparecen en la foto como punto de referencia al tamaño del animal, las afirmaciones sobre la dentadura son imposibles de corroborar y además, el hecho de que no tenga cola es imposible de saber ya que la foto presenta al simio sólo de frente, por otro lado Sir Arthur Kid, denunció los hechos cómo un fraude, y se burló con ironía del diario London News y del relato que hizo De Loys cuando fueron atacados por criaturas que a primera vista clasificaron como osos, Sir Arthur aseguró que se trataba de un simple mono araña suramericano al que le habían cortado la cola.

George Montandon, para ayudar a De Loys hizo un experimento que confirmara la autenticidad del extraño animal y demostrarle a Sir Arthur que no era ningún fraude, Montandon utilizó una caja de hojalata usada para envases de petróleo idéntica a la que se veía en la foto, tomó dos fotografías más, en una, aparecía un mono araña común, y en la otra, un hombre sentado en la caja y comparó el tamaño del simio extraño con el mono araña común y este resultó ser de menor tamaño; pero comparado con el del hombre, se confirmó que el primate era de más de metro y medio de altura.

En 1929, cuenta el médico venezolano Enrique Tejera, se encontraba en París cuando leyó en el periódico sobre una conferencia que iba a ser dictada por George Montando acerca del descubrimiento de un antropoide en Venezuela, curioso, asistió a la misma, pero lo que escuchó no era nada nuevo, y para su sorpresa era inclusive demasiado familiar, en 1917, Tejera trabajaba como médico en un campo de exploración petrolera en Perijá, donde el geólogo era François De Loys, que según Tejera era un bromista por lo que un día le regalaron un mono que tenía la cola enferma, y como hubo que cortársela, inmediatamente lo empezó llamar el hombre mono poco después, Tejera volvió a encontrarse con De Loys, esta vez en el campo de Mene Grande, donde el mono murió, allí vio como lo sentaban en una caja, le sostenían la cabeza con un palo y le tomaban una foto, Tejera escribió esto en una carta a el periódico venezolano El Universal cuando este publicó noticias sobre el Hombre-Mono venezolano.

Desde entonces, no se ha sabido más sobre simios extraños que pudieran reivindicar o destruir la teoría de Montandon, pero cierto o falso en Venezuela también tenemos nuestro cuentos de la cripta, y además se cree que de donde surgió esta especie aún no identificada, se inició el proceso evolutivo que se extendió por todo el planeta, hasta constituir las razas humanas en todas sus variedades (americanas, europeas, australianas, asiáticas y africanas).

Lo cuentan las voces de los que se resisten.

Publicado por ROMULO PEREZ “por una conciencia Socialista”

« ... Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez...»

Rómulo Pérez
C.I. V - 6.364.374

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