viernes, 5 de julio de 2013

CUATRO CUENTOS PEMONES (II) Enkute, el engaño



“Lo cuentan las voces de los que se resisten”

Identidad y Tradición
CUATRO CUENTOS PEMONES
(II) 
Enkute, el engaño
“El Cuento dice que es por culpa de Okoyima-kuasu que el Pemón
encontró Enkute-el-Engaño”.


Muere-daktay, hace mucho tiempo, antes de la llegada de los Teponken, de los Vestidos, a Pata-Pemonton, al País-de-los-Hombres, las arenas de los ríos eran amarillas de Okoyima-kuasu, de la baba de la Gran-Culebra, el polvo de oro.

A los Pemón, después de bañarse en el río, les gustaba acostarse en la arena amarilla. La baba de Okoyima resplandecía sobre las pieles oscuras.

Muere-daktay, en ese tiempo, el cuerpo de los enamorados brillaba a los rayos del Sol.

Entre las piedritas de los ríos, se encontraban también Pia-Yénu-Paru, las Lágrimas de los Antepasados, esos diamantes que los Inkreschi, que los Ingleses de Wayana aman tanto. Son esas Pia-Yenu-Paru, que el Brujo hace hablar en su maraca mágica. Ellas lo ayudan a comprender la Voz de las Cosas y también la de los Espíritus de Pata-muese, de Allí-donde-se-espera.

Tauron Panton, el Cuento dice que fue por culpa de Okoyima-kuasu que el Pemón encontró a Enkute-el-Engaño.

...Muere-daktay, en ese tiempo, los Teponken llegaban a Pata-Pemonton, al País-de-los-Hombres, por la Guayana inglesa.

Numerosos como las hojas de los árboles, eran malos como los Makunaimas burlones. Los Teponken sabían que los ríos de Pata-Pemonton tenían oro y diamantes. 

Ellos traían consigo arakabusas, fusiles para cazar Hombres, como se caza hoy Waikin-el-Venado o Kaikuse-el-Jaguar...

Los Teponken no querían el oro para pintarse como hacen los niños y los enamorados, ellos tienen la piel blanca y frágil.

No se bañan nunca y huelen mal como Samanta-la-Rigidez, Samanta-la-Muerte.

El Cuento dice que las camisas que llevaban tenían adentro Enek-la-Enfermedad. Ellas mataban más Pemón que las Arakabusas. Los Teponken venían a buscar Okoyima-kuasu, pero el oro los había vuelto locos, e Iwon-el-Hambre caminaba con ellos.

Tauron Panton, el Cuento dice que un día Urupere, el Rui-ko de los Pemón de aquel tiempo, un Hombre lleno de sabiduría, fue a consultar a su Piasan para hablar con las Cosas, como Pia-Daktay, como en los Tiempos Antiguos. Con el Brujo, con el té Ayu, con el humo de Kavay-el-Tabaco, con los Taren mágicos, Urupere logró oír la Voz-de-las-Cosas de los Tiempos Antiguos. Pero el Cuento dice también que fue así que descubrió Enkute-el-Engaño.

He aquí lo que dijeron las Voces de los Tiempos Antiguos a Urupere...

Anda Oh Tú, Hermano-Mayor de los Pemón...

Teponken etama, háblale a los Vestidos.

Pero que de tu boca no salga nunca más Dayre-lo-Verdadero, sino siempre Kaima-lo-Falso.

¡Engáñalos hasta la muerte, cánsalos, confúndelos, esconde, enreda las pistas, que sean adawepan, que estén extraviados como los locos, que estén enkurutun como los ciegos, que no sepan dónde se encuentra el principio del camino, ni su fin!

Hazlos amar por Iwon-el-Hambre. Que todos los que él no devore, se vayan a Paru-Ratoy-po, del Otro-lado-de-la-Gran-Agua, de allí de donde vinieron, guiados por Kanaima-el-Diablo.

¡Anda Oh Tú, Urupere, conduce esos Enek, esas Enfermedades, fuera de nuestra madre la selva!

Urupere, el Hermano-Mayor tan hábil, hizo tal como le habían ordenado las Voces de las Cosas. Y los Teponken que no habían podrido al borde de un río, se volvieron Pata-Teponken, al País-de-los-Vestidos.

Por culpa de los Vestidos, de los Blancos, los Pemón descubrieron Enkute-el-Engaño. Y su vida no fue nunca más igual.

Sereware, ahora, ellos son titiipan, silenciosos como la serpiente.

Wapute-el-Disimulo está en su corazón. Kachima-la-Mentira es su amiga.

Tauron Panton, el Cuento dice que fue gracias a Urupere que los Teponken, que los Blancos, perdieron la pista de El Dorado.

Pero es también desde ese tiempo, que los Pemón son callao, son Mo-re, son Los-que-se-callan, no aman a Enkute-el-Engaño.

Tauron Panton, así dice el Cuento.

      Elbatrina Rodríguez-Este de Clauteaux
Letralia (Tierra de Letras)
Año X N° 130

    “Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”

No hay comentarios:

Publicar un comentario