“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
Identidad y Tradición
El salvaje y el
Yaruro
Por:
Arbilio García (Hachava)
Éste cuento es uno de los
muchos que conocemos sobre el enfrentamiento de Yaruros con una extraña
criatura llamada “El Hy”.
Los Yaruros pensamos que
estos cuentos son historias verdaderas. Son narraciones muy ricas
literariamente y merecen ser publicadas como textos de lectura.
Éste texto en particular
puede ser dirigido a niños que cursan el 5to grado de educación básica en
adelante. Esperamos que esta edición sea del agrado y aceptación del pueblo
Yaruro, sobre todo de los educadores, como un aporte al fortalecimiento de
nuestros valores culturales.
Una
vez salieron dos Yaruros a cazar para la montaña en la época de invierno,
se fueron cada uno en su balsa de Maguey. Después de andar todo el día uno de
ellos dijo:
-“Vámonos ya yo fleché, con esto comemos
todos”.
El otro le respondió:
-“No amigo, yo no
vine para llevar lo que tu flechaste, sino lo que yo agarre con mi flecha”.
El
compañero se fue y él se quedo en la montaña, pasó el resto del día sin agarrar
nada. Como a las cuatro de la tarde se encaramó en un palo cruzado, para
flechar en un chorro, al poco tiempo miró un pez que venía subiendo por el
chorro y llegó hasta donde él estaba. El animal que venía subiendo por el
chorro no era un pez, sino un salvaje que comenzó a abrazar la sombra del
hombre en el agua. El cazador inocentemente escupió en el agua para verlo mejor
y el salvaje sacó la cabeza descubriéndolo encima del palo, y le dijo:
-“Bájate de allí”.
El
Yaruro se quedó viendo y el salvaje le volvió a decir:
-“Aah! no se va a
bajar”.
Y
se montó en el palo para atraparlo.
Según cuenta la historia, el Salvaje atrapó al Yaruro
con la misma cuerda de su arco y después le metió esa cuerda por la nariz.
También dicen los ancianos que lo embarcó en la balsa de maguey para llevarlo a
su cueva.
El
hombre después de que pasó el golpe que le dio el salvaje, se dio cuenta
que se lo estaba llevando para comérselo; mientras pensaba esto, respiraba
poquito para que el salvaje no se diera cuenta que estaba vivo. Como el Yaruro
era muy inteligente, volteó la balsa de maguey para escapar nadando por debajo
del agua. El salvaje (El Yaruro lo llama “El Hy”) pensaba que el Yaruro estaba
muerto y lo buscaba en el sitio donde se habían volteado, peloteando la sangre
que iba por el agua.
Mientras
“El Hy” lo buscaba dentro del agua el hombre iba corriendo por la montaña,
cuando “El Hy” se dio cuenta lo fue persiguiendo por la huella y por la sangre
que botaba.
El
Yaruro llegó corriendo a un mata de manaca (En Pumé se llama Herotó) y la palma
le dijo:
-“Súbase en mí, lo
voy a tirar para el otro lado del río, móntese rápido porqué allá viene el
bicho”.
El
hombre se montó rápidamente y la palma le volvió a decir:
-“Agárrese duro
porque me voy a doblar para tirarlo con mayor fuerza”.
“El Hy”, venía cerca cuando la palma se iba
doblando, para tirar al Yaruro y dejarlo caer del otro lado del río, al llegar
a la manaca dijo:
-“Aquí huele a mi comida”.
Y volvía a repetir
-“Aquí huele a mi comida, ¿dónde estará?”.
Pero como no lo vio en el árbol no supo a donde
se fue la carne de la cacería.
El Yaruro después que la palma lo tiró al otro lado
del río, se fue para su casa y echó el cuento de “El Hy”; de cómo se lo quiso
comer en la montaña y cómo lo había salvado una palma.
Universidad Indígena de Venezuela - Caño Tauca
Colección Mitos y Cuentos Causamerindia Kiwxi, Serie
Yaruro N°1
Publicado por Danny Franco
“Por una conciencia Socialista,
dejémonos de guardar silencio”
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