miércoles, 4 de septiembre de 2013

Psicología y formación para el mercado



“Lo cuentan las voces de los que se resisten”

ESCRITOS HISTÓRICOS 
Psico/UBA: Psicología y formación para el mercado

“(…) el hombre es un proceso y, precisamente, el proceso de sus actos.”
Antonio Gramsci

(“¿Qué es el Hombre?” en “El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce”)

Las instituciones forman representaciones, códigos, identidades, subjetividades, formas de ver, cosmovisiones. Nuestra facultad, la de psicología, lo hace también. Desde que comenzamos a aventurarnos por el plan de estudios, recorriendo pasillos, habitando aulas, rellenando sillas vamos formando nuestra identidad, como estudiantes de psicología. Esta es una cosmovisión que responde a las corrientes psicoanalíticas hegemónicas, corrientes burguesas por excelencia, que delimitan a sus campos de estudio y acción al atender  los problemas de una cierta clase, con cierta clase. No se trata del autor o la teoría en sí misma, sino de la orientación política que esta tome. Es por eso que son corrientes, que tuvieron sus pensadores, pero que son llevadas a cabo sistemáticamente por grupos de personas que constituyen grupos de poder, al dirigir una institución. Y esto no puede más que tener objetivos políticos. No son ingenuos entonces los marcos teóricos recortados de tiempo y espacio, constituidos y unificados como verdad única. En la preocupación por obtener, como si fueran objetos que dan valor, cada uno de los conocimientos que el mismo grupo de poder produce y reproduce como verdad única, perdemos de vista que los psicólogos somos también responsables de la construcción de una salud pensada desde un sistema público que pueda dar cauce a los verdaderos problemas de la población (la inflación, el desempleo y la flexibilización laboral, inseguridad social en manos de la represión policial y el gatillo fácil etc.)  y no la histeria o las obsesiones, o las psicosis, como estructuras aisladas y atemporales. 

Las teorías tienen que poder servirnos como herramientas, para pensar la práctica, de forma dialéctica, y no para idear un mundo e intentar hacer encajar la practica en él. En este sentido, la carrera de Psicología ha transitado un largo trayecto de conformación, de trabajo, de discusiones. Desde sus comienzos, hasta hoy, podemos ver un recorrido que se relaciona punto por punto con lo que sucedía por fuera de los límites de los espacios-físicos. Hoy en día, nos encontramos con una mirada distorsionada y relativa acerca de aquello que pasa afuera y el individuo. Olvidándonos de nuestra condición de hombres y mujeres, producidos y reproductores atravesados por los ejes cartesianos de las condiciones materiales de existencia. Cómo está pensada hoy la carrera y la inserción laboral, tienen estrecha relación. Hoy se piensa en una psicología al servicio del mercado, donde el compromiso es discursivo, lo crítico meramente eso y lo comunitario un mea culpa. Nuestro plan de estudio transita la desarticulación hombre-realidad, tanto para nosotros como para con quienes trabajamos. Y no es casual.  

Mucho se ha hablado últimamente sobre la estructura de nuestra carrera: el corralito de las cuatro materias y las correlatividades en bloque, matemática obligatoria en el CBC, las cátedras gemelas, la tesina, son algunas de las medidas restrictivas que debemos enfrentar para recibirnos. Cabe resaltar que estas reformas se dieron en contextos de recorte a la educación pública, sea en los ’90 con la privatización como política de Estado, o en el 2003 luego de una importante crisis nacional. En momentos de ajuste, los distintos gobiernos comienzan atacando a los sectores públicos y cerrando las puertas de la educación a una amplia mayoría de la población.

Si bien podemos referenciar las reformas que paulatinamente mercantilizaron nuestras instituciones educativas en los ´90, ese proceso continúa en la actualidad: la formación profesional que hoy tenemos los estudiantes de Psicología responde no solamente a esos lineamientos, sino que se da en un contexto de competencia para los psicólogos que afecta fuertemente la inserción en el mercado de trabajo de los graduados. Cobran sentido, entonces, las medidas restrictivas de ingreso a la carrera así como la fuga de contenidos hacia los posgrados, ya que estarían orientadas a contener el crecimiento del número de ingresantes, y a su vez, retrasar el ingreso al mercado laboral; virtualmente amplio en campos de incumbencia pero deficitario en términos remunerativos y de estabilidad.

La competencia deriva en desesperación de los estudiantes, que empezamos cada vez más temprano a trabajar en rubros relacionados con la carrera que estudiamos, y las exigencias del mercado nos empujan a formas cada vez más precarias de empleo como pasantías (las mayoría de las veces no rentadas) y trabajo en negro (cuando no, tercerizado). Las prácticas institucionales y las relaciones de poder que se producen y re-producen en la Facultad de Psicología, los programas de las asignaturas, el plan de estudios de las carreras, son parte del problema. La inmensa presión que sufrimos los estudiantes, los recién graduados e incluso profesionales con años de experiencia es un problema socio-político y económico  de la actualidad, y esta presión no es exclusiva de nuestra profesión. Pero el discurso oficial de Cervone delimita esta problemática como algo subjetivo, la salida pareciera ser “hacer más terapia” o algún curso de manejo del stress o de control del perfeccionismo en nuestro tiempo libre, si es que queda alguno. Mientras tanto el hall se inunda si llueve, cursamos en cuatro sedes distintas y en condiciones peligrosas

Desde 2009 pesa sobre los estudiantes y docentes de la Facultad de Psicología de la UBA, la sombra de la resolución 343/09. La cual, entre otras cosas establece la periodicidad de la acreditación de todas las carreras de Psicología del país a la “CONEAU” o por cualquier entidad privada constituida con ese fin, de conformidad con los estándares que establezca el Ministerio de Educación en consulta con el consejo de universidades según lo dispone el artículo 46 inciso b) de la ley 24.521"(1)La acreditación a la COMISION NACIONAL DE EVALUACION Y ACREDITACION UNIVERSITARIA (CONEAU) se consumó en casi todas las Facultades de Psicología del país, pero no en la nuestra. Esto fue así gracias a la resistencia y organización de estudiantes y docentes que entendemos que la acreditación es una forma de violación a la autonomía universitaria de nuestra Facultad. 

En nuestras carreras se han realizado reformas, avanzando en casi todos los territorios, que implican un deterioro en las condiciones de cursada y la fuga de contenidos cruciales de la carrera a distintos cursos de post grados pagos. Así de esta forma, buscar recursos en entidades privadas para poder financiar (diversificado) lo que no se solventa con las partidas presupuestarias del estado. Lo que efectivamente se articula es una desvinculación entre las necesidades de las universidades y las partidas presupuestarias que debieran estar destinadas a cubrir esas necesidades. Se busca que las universidades complementen su financiamiento con otros fondos. Y la Facultad de Psicología, como vimos, no es una excepción.  

Publicado por: “ESTRELLA ROJA” 

Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”

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