“Lo cuentan las voces de los que se resisten”
ESCRITOS HISTÓRICOS
Psico/UBA: Psicología y formación para el mercado
“(…) el hombre es un proceso y, precisamente, el
proceso de sus actos.”
Antonio Gramsci
(“¿Qué es el Hombre?” en “El materialismo
histórico y la filosofía de Benedetto Croce”)
Las
instituciones forman representaciones, códigos, identidades, subjetividades,
formas de ver, cosmovisiones. Nuestra facultad, la de psicología, lo hace
también. Desde que comenzamos a aventurarnos por el plan de estudios,
recorriendo pasillos, habitando aulas, rellenando sillas vamos formando nuestra
identidad, como estudiantes de psicología. Esta es una cosmovisión que responde
a las corrientes psicoanalíticas hegemónicas, corrientes burguesas por
excelencia, que delimitan a sus campos de estudio y acción al atender los
problemas de una cierta clase, con cierta clase. No se trata del autor o la
teoría en sí misma, sino de la orientación política que esta tome. Es por eso
que son corrientes, que tuvieron sus pensadores, pero que son llevadas a cabo
sistemáticamente por grupos de personas que constituyen grupos de poder, al
dirigir una institución. Y esto no puede más que tener objetivos políticos. No
son ingenuos entonces los marcos teóricos recortados de tiempo y espacio,
constituidos y unificados como verdad única. En la preocupación por obtener,
como si fueran objetos que dan valor, cada uno de los conocimientos que el
mismo grupo de poder produce y reproduce como verdad única, perdemos de vista
que los psicólogos somos también responsables de la construcción de una salud
pensada desde un sistema público que pueda dar cauce a los verdaderos problemas
de la población (la inflación, el desempleo y la flexibilización laboral,
inseguridad social en manos de la represión policial y el gatillo fácil
etc.) y no la histeria o las obsesiones, o las psicosis, como estructuras
aisladas y atemporales.
Las
teorías tienen que poder servirnos como herramientas, para pensar la práctica,
de forma dialéctica, y no para idear un mundo e intentar hacer encajar la
practica en él. En este sentido, la carrera de Psicología ha
transitado un largo trayecto de conformación, de trabajo, de discusiones. Desde
sus comienzos, hasta hoy, podemos ver un recorrido que se relaciona punto por
punto con lo que sucedía por fuera de los límites de los espacios-físicos. Hoy
en día, nos encontramos con una mirada distorsionada y relativa acerca de
aquello que pasa afuera y el individuo. Olvidándonos de nuestra condición de
hombres y mujeres, producidos y reproductores atravesados por los ejes
cartesianos de las condiciones materiales de existencia. Cómo está pensada
hoy la carrera y la inserción laboral, tienen estrecha relación. Hoy se piensa
en una psicología al servicio del mercado, donde el compromiso es discursivo,
lo crítico meramente eso y lo comunitario un mea culpa. Nuestro plan de estudio
transita la desarticulación hombre-realidad, tanto para nosotros como para con
quienes trabajamos. Y no es casual.
Mucho
se ha hablado últimamente sobre la estructura de nuestra carrera: el corralito
de las cuatro materias y las correlatividades en bloque, matemática obligatoria
en el CBC, las cátedras gemelas, la tesina, son algunas de las medidas
restrictivas que debemos enfrentar para recibirnos. Cabe resaltar que estas
reformas se dieron en contextos de recorte a la educación pública, sea en los
’90 con la privatización como política de Estado, o en el 2003 luego de una
importante crisis nacional. En momentos de ajuste, los distintos gobiernos
comienzan atacando a los sectores públicos y cerrando las puertas de la
educación a una amplia mayoría de la población.
Si
bien podemos referenciar las reformas que paulatinamente mercantilizaron
nuestras instituciones educativas en los ´90, ese proceso continúa en la
actualidad: la formación profesional que hoy tenemos los estudiantes de
Psicología responde no solamente a esos lineamientos, sino que se da en un
contexto de competencia para los psicólogos que afecta fuertemente la inserción
en el mercado de trabajo de los graduados. Cobran sentido, entonces, las
medidas restrictivas de ingreso a la carrera así como la fuga de contenidos
hacia los posgrados, ya que estarían orientadas a contener el crecimiento del
número de ingresantes, y a su vez, retrasar el ingreso al mercado laboral;
virtualmente amplio en campos de incumbencia pero deficitario en términos
remunerativos y de estabilidad.
La
competencia deriva en desesperación de los estudiantes, que empezamos cada vez
más temprano a trabajar en rubros relacionados con la carrera que estudiamos, y
las exigencias del mercado nos empujan a formas cada vez más precarias de
empleo como pasantías (las mayoría de las veces no rentadas) y trabajo en negro
(cuando no, tercerizado). Las prácticas institucionales y las relaciones de
poder que se producen y re-producen en la Facultad de Psicología, los programas
de las asignaturas, el plan de estudios de las carreras, son parte del
problema. La inmensa presión que sufrimos los estudiantes, los recién graduados
e incluso profesionales con años de experiencia es un problema socio-político y
económico de la actualidad, y esta presión no es exclusiva de nuestra
profesión. Pero el discurso oficial de Cervone delimita esta problemática como
algo subjetivo, la salida pareciera ser “hacer más terapia” o algún curso de
manejo del stress o de control del perfeccionismo en nuestro tiempo libre, si
es que queda alguno. Mientras tanto el hall se inunda si llueve, cursamos en
cuatro sedes distintas y en condiciones peligrosas.
Desde
2009 pesa sobre los estudiantes y docentes de la Facultad de Psicología de la
UBA, la sombra de la resolución 343/09. La cual, entre
otras cosas establece la periodicidad de la acreditación de todas
las carreras de Psicología del país a la “CONEAU” o por cualquier
entidad privada constituida con ese fin, de conformidad con los estándares que
establezca el Ministerio de Educación en consulta con el consejo de
universidades según lo dispone el artículo 46 inciso b) de la ley 24.521"(1)La
acreditación a la COMISION NACIONAL DE EVALUACION Y ACREDITACION UNIVERSITARIA
(CONEAU) se consumó en casi todas las Facultades de Psicología del país, pero no
en la nuestra. Esto fue así gracias a la resistencia y
organización de estudiantes y docentes que entendemos que la acreditación es
una forma de violación a la autonomía universitaria de nuestra Facultad.
En
nuestras carreras se han realizado reformas, avanzando en casi todos los
territorios, que implican un deterioro en las condiciones de cursada y la fuga
de contenidos cruciales de la carrera a distintos cursos de post grados pagos.
Así de esta forma, buscar recursos en entidades privadas para poder financiar
(diversificado) lo que no se solventa con las partidas presupuestarias del
estado. Lo que efectivamente se articula es una desvinculación entre las
necesidades de las universidades y las partidas presupuestarias que debieran
estar destinadas a cubrir esas necesidades. Se busca que las universidades
complementen su financiamiento con otros fondos. Y la Facultad de
Psicología, como vimos, no es una excepción.
Publicado por: “ESTRELLA ROJA”
Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar
silencio”
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