“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
Identidad y Tradición
Yakjuana
(El Hombre
Gavilan-culebra)
Leyenda Baré
El pueblo Baré es una comunidad autóctona de filiación
Arawak, se encuentra ubicado en el Estado Amazonas en los alrededores del rio Casiquiare.
Su religión posee un código simbólico que influencia fuertemente
en sus hábitos de vida, los cuales se ven reflejados en sus mitos, cantos y cuentos,
en donde relacionan lo real con lo imaginario afectando el contexto geográfico…
… Cuenta la leyenda que existía un hombre baré que vivía
con su hermana y tenía un enorme conuco. Los dos vivían solos porque sus padres
habían fallecido y a consecuencia de esa soledad, él estableció una relación
marital con su hermana. En ese tiempo los baré creían, temían y obedecían a
muchos dioses y espíritus, especialmente al máwari.
Cuentan que un día pasó por ese lugar un payé, que es
el nombre que se les da a los curiosos y adivinos y le dijo al hombre: “tú
tienes una gran culpa por haber tenido relaciones carnales con tu virgen
hermana, eso es malo y prohibido. Por lo que ahora te convertirás, en gavilán y
culebra”. El hombre afligido e impresionado comenzó a preocuparse por la
profecía del payé.
Pasaron los meses y de repente, el hombre comenzó a
sentir malestares raros por las noches que lo preocupaban y asustaban cada día
más. Hasta que una noche, a media noche, el hombre se partió en dos pedazos a
la altura de la cintura. Las extremidades inferiores se convirtieron en una
serpiente que se quedó acurrucada en el chinchorro, mientras que la otra mitad
se convirtió en gavilán nocturno y salió volando por la ventana. Al llegar la
madrugada, el gavilán nocturno regresó al chichorro a buscar a la culebra ambos
animales se unieron dando forma nuevamente al hombre, quien se levantó del
chinchorro con fuertes dolores en la cintura. Esto ocurrió cada noche durante
muchas noches.
Mientras el hombre guardaba celosamente el secreto, al
caer la noche se encerraba en una choza aparte para evitar ser descubierto por
quien era a la vez su hermana y esposa. Pero ella comenzó a notarlo raro y
empezó a preocuparse, porque no quería dormir con ella, sino estar solo y
encerrado.
Con el tiempo se fueron acercando otras personas y se
levantó una comunidad alrededor de la joven pareja. Los vecinos no tardaron en
notar que algo pasaba con ese hombre y su mujer. En eso el payé volvió a pasar
por el lugar y les aconsejó a las demás personas de la comunidad que
mantuvieran vigilado a aquél hombre que prefería dormir solo y no con su mujer.
Entre las palmas con las que estaban hechas las
paredes pudieron ver la fantástica transformación que ocurría en el chinchorro.
Una vez que el gavilán nocturno salió volando por la ventana, un grupo de
hombres entró y quemó a la serpiente que sobresalía en el chichorro. Cuando en
la madrugada el gavilán nocturno regresó, se encontró a la serpiente destruida
por el fuego. Eso le causó un gran sufrimiento y comenzó a llorar y a
suplicarle a cada uno de sus vecinos que le abriera la puerta de su casa. Nadie
lo recibió por temor a una venganza.
Triste y pensativo, el gavilán nocturno recordó que la
mayoría de los hombres vecinos eran buenos cazadores y pescadores. Estas
personas salían todas las noches a alumbrar los caños para atraer a los peces
que luego atrapaban con la atarraya.
Decidió actuar como conocedor del lugar, tomó la parte
de la culebra que quedó viva y se fue volando de caño en caño hasta llegar a
uno cercano en el que se encontraba su primo y los demás vecinos. Éstas eran
las personas que le habían quemado su otra parte.
El gavilán nocturno se sentó sobre una rama en el
cauce del caño y esperó a los pescadores. Cuando estaban en sus curiaras, el
gavilán brincó y se le incrustó en el hombro al primo quien luchó desesperadamente
por sacárselo sin conseguirlo. Los demás trataron de ayudarlo, pero todo
esfuerzo fue inútil. Cuando todos se calmaron notaron que el gavilán ahora
formaba parte del cuerpo de aquél desdichado hombre.
Durante toda su vida aquél hombre compartió su
existencia con el gavilán que formaba parte de su cuerpo. Éste sentía lo que
padecía o gozaba el otro y si uno se enfermaba el otro también. Durante muchos
años convivieron tratando de llevar la vida de un hombre normal hasta que ambos
murieron ya muy viejos y cansados.
Por: GuiaViajesVirtual.com
“Por una conciencia Socialista,
dejémonos de guardar silencio”