Escritos históricos
MI DELIRIO EN EL
CHIMBORAZO
(Obra literaria
en prosa escrita por el “Libertador”)
Yo venía
envuelto en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco
al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise
subir al atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de
Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegué a la región glacial, el éter
sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina
que pusieron las manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador
de los Andes. Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte,
ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los
mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha
allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de
la libertad. Belona ha sido humillada por el resplandor de Iris, ¿y no
podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra?
¡Sí podré!
Y arrebatado por la
violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, dejé atrás
las huellas de Humboldt, empañando los cristales eternos que circuyen el
Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al
tocar con mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los umbrales del
abismo. Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un
fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.
De repente se me
presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los
despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la
mano… "Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del
secreto, mi madre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el
Infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro
lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te
envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que
levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los
instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis
que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones
tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del
Infinito que es mi hermano".
Sobrecogido de un
terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -respondí- no ha de desvanecerse el mísero
mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque
me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis plantas;
llego al Eterno con mis manos; siento las prisiones infernales bullir bajo mis
pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido
sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo la Historia
de lo pasado y los pensamientos del Destino».
"Observa -me
dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus
semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los
secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres".
El fantasma desapareció.
Absorto, yerto, por
decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante
que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito,
me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser
hombre, y escribo mi delirio.
Simón
Bolívar
13 de octubre de 1822
Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar
silencio”
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