“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
ESCRITOS HISTÓRICOS
Debate sobre
Socialismo del siglo XXI
Una Primera
compilación
El Socialismo y la
Democracia
Desde
los tiempos de mi juventud he venido
sosteniendo que el Capitalismo (sistema
económico) y la Democracia (sistema político)
son como vinagre y aceite, algo que en aquella época, finales de los 60
y principios de los 70, era algo por demás risible, eran los años mas risueños
para el imperio. Sigo sosteniendo, ahora con mucha más fuerza que ambos no
pueden estar juntos porque no son compatibles.
Por
una parte, el capitalismo es un modelo económico insostenible a largo plazo, ya
que un sistema basado en la pura acumulación de capital, provoca la miseria y
la pobreza de las mayorías y pone en peligro la existencia de la humanidad, por
los altísimos grados de consumismo que su misma doctrina profesa. Parafraseando
a Stallman, el sistema capitalista es muy bueno para una sola cosa: que unos
pocos acumulen riqueza.
Por
otro lado, lo que es incompatible con la democracia es la acumulación desmedida
de la riqueza, que pone en manos de un pequeño grupo de la sociedad tanto la
capacidad de influir sobre las decisiones políticas con mayor poder que el que
les correspondería en una sociedad verdaderamente democrática, como la de
acumular aún más riqueza que la que poseen, en detrimento de aquellos que no
tienen acceso al capital.
Lo
que más se acerca a la práctica capitalista, en cualquiera de sus
presentaciones, salvaje o mansa, es el sistema político autoritario, ya sea
dictatorial tipo Pinochet chileno, con un legado de muerte en nombre del
crecimiento económico sin humanismo, o tipo “democracia” norteamericana, donde
la dictadura se expresa mediante el dominio de dos partidos elitescos que
se alternan en el poder y Presidentes elegidos finalmente por un consejo
de notables, esto último es lo que finalmente escoge el pueblo.
Es
la dictadura empresarial constituida por políticos multimillonarios que
conforman un poder legislativo fuerte y cohesionado con el
ejecutivo. Adicionalmente, esta “democracia” burguesa jamás va a
constituir un muro de contención del fascismo, modelo infame de dominación que
se practica más fácilmente en el sistema capitalista, porque es precisamente en
su interior en donde éste nace y se desarrolla.
Las consecuencias de
todo ello se pueden resumir mediante hechos concretos: un informe de la ONU
indica que los 500 individuos más ricos del mundo tienen más ingresos que
los 416 millones de personas más pobres. (...) Por otro lado, por cada
dólar que se invierte en combatir la pobreza, se gastan diez en armas. Este
resultado tan catastrófico es producto en gran medida del individualismo,
una característica indispensable del capitalismo, el cual es un elemento
necesario para dar el paso hacia el neoliberalismo, lo que en resumen el Papa
Juan Pablo II denominó, seguramente iluminado por el Espíritu Santo, el
Capitalismo Salvaje.
Tradicionalmente ha
existido el lugar común entre las minorías privilegiadas, como por ejemplo la
clase media y alta venezolana, que los pobres tienen la culpa de ser
pobres porque “no trabajan suficientemente para lograr comprar casa, carro y
lujos”, resulta que los seres humanos tienen distintas capacidades para
realizar cosas o para acumular riquezas, y eso lo aprovecha aun más el
capitalismo salvaje para usarlo a su conveniencia, los menos capaces, quienes
se van quedando atrás como consecuencia de la competencia feroz, van
constituyendo el “ejército de reserva”, la fuerza laboral que requiere el
mercado para mantener los privilegios de una minoría más capaz de apropiarse de
los recursos, argumentando que los mismos son escasos para tanta gente.
De hecho, la sociedad
liberal-capitalista ha negado la libertad o autonomía de acción de los grupos
que la conforman, debido a que gracias a la gran acumulación de los
recursos - y al poder que genera su posesión - se desconoce el valor
intrínseco del ser humano al medírsele y juzgársele socialmente sólo en base a
su capacidad para acumular riqueza. Las políticas relacionadas con estas
doctrinas minimizan a su máxima expresión los programas sociales, para ellos
son anti-ganancias, no son inversiones, el bienestar se logra solo con la
acción de la mano invisible del mercado, lo malo es que eso a la larga
constituye una bomba de tiempo, ya lo vimos en Venezuela con el Caracazo y lo
estamos comenzando a verificar en la crisis actual capitalista mediante el
derrumbe del sistema financiero.
El socialismo
es el único sistema económico que existe en la historia de la humanidad capaz
de provocar un verdadero despliegue de la democracia, ya sea tanto desde
el punto de vista del lenguaje revolucionario de todas las épocas e
ideologías como desde la acción
propiamente dicha; mientras que la democracia es básica para la distribución
del poder, en este caso los hombres no actúan solamente por el deseo económico
o el simple análisis de costo-beneficio, sino que también lo hacen en
correspondencia a valores y metas comunes, hecho que los une para la acción
colectiva.
Con este sistema
económico socialista, las formas de decisión democráticas ponen el énfasis en
la discusión y en la comunidad que en las impersonales y alienantes relaciones
de mercado. ¿Cómo hacerlo realidad, como llevarlo a cabo? ¿Cómo evitar la
repetición del fracaso de la Unión Soviética? Las respuestas a estas preguntas
deben ser parte de un gran debate nacional.
Creo que cada región
tiene su historia e idiosincrasia distinta, por ello los modelos a implantar no
deben ser copiados, los mismos tendrán que ser endógenos, sacado de las propias
raíces de los pueblos originarios, un modelo que debe discutirse y debatirse
con todos y todas.
El reto
consiste en crear un modelo económico socialista que utilice los incentivos de
manera de generar eficiencia económica superior al modelo económico capitalista
(Compartiendo y no Compitiendo), con la finalidad de lograr la igualdad
de oportunidades en la búsqueda de la autorrealización, el bienestar, la
influencia política y el status social de todo el pueblo.
Omar Marcano
21/03/2007
Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar
silencio”
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