viernes, 5 de abril de 2013

El Socialismo y la Democracia




“Lo cuentan las voces de los que se resisten”

ESCRITOS HISTÓRICOS 

Debate sobre Socialismo del siglo XXI
Una Primera compilación
 El Socialismo y la Democracia

Desde los tiempos de mi juventud  he venido sosteniendo  que el Capitalismo (sistema económico) y la Democracia (sistema político)  son como vinagre y aceite, algo que en aquella época, finales de los 60 y principios de los 70, era algo por demás risible, eran los años mas risueños para el imperio. Sigo sosteniendo, ahora con mucha más fuerza que ambos no pueden estar juntos porque no son compatibles.
 
Por una parte, el capitalismo es un modelo económico insostenible a largo plazo, ya que un sistema basado en la pura acumulación de capital, provoca la miseria y la pobreza de las mayorías y pone en peligro la existencia de la humanidad, por los altísimos grados de consumismo que su misma doctrina profesa. Parafraseando a Stallman, el sistema capitalista es muy bueno para una sola cosa: que unos pocos acumulen riqueza. 

Por otro lado, lo que es incompatible con la democracia es la acumulación desmedida de la riqueza, que pone en manos de un pequeño grupo de la sociedad tanto la capacidad de influir sobre las decisiones políticas con mayor poder que el que les correspondería en una sociedad verdaderamente democrática, como la de acumular aún más riqueza que la que poseen, en detrimento de aquellos que no tienen acceso al capital.

Lo que más se acerca a la práctica capitalista, en cualquiera de sus presentaciones, salvaje o mansa, es el sistema político autoritario, ya sea dictatorial tipo Pinochet chileno, con un legado de muerte en nombre del crecimiento económico sin humanismo, o tipo “democracia” norteamericana, donde la dictadura se expresa mediante el dominio de dos partidos elitescos que se alternan en el poder y  Presidentes elegidos finalmente por un consejo de notables, esto último es lo que finalmente escoge el pueblo.

Es la dictadura empresarial constituida por políticos multimillonarios que conforman un poder legislativo fuerte y cohesionado con el ejecutivo. Adicionalmente, esta “democracia” burguesa jamás va a constituir un muro de contención del fascismo, modelo infame de dominación que se practica más fácilmente en el sistema capitalista, porque es precisamente en su interior en donde éste nace y se desarrolla.
 
Las consecuencias de todo ello se pueden resumir mediante hechos concretos: un informe de la ONU indica que los 500 individuos más ricos del mundo tienen más ingresos que los 416 millones de personas más pobres. (...) Por otro lado, por cada dólar que se invierte en combatir la pobreza, se gastan diez en armas. Este resultado tan catastrófico es producto en gran medida del individualismo, una característica indispensable del capitalismo, el cual es un elemento necesario para dar el paso hacia el neoliberalismo, lo que en resumen el Papa Juan Pablo II denominó, seguramente iluminado por el Espíritu Santo, el Capitalismo Salvaje.

Tradicionalmente ha existido el lugar común entre las minorías privilegiadas, como por ejemplo la clase media y alta venezolana, que los pobres tienen la culpa de ser pobres porque “no trabajan suficientemente para lograr comprar casa, carro y lujos”, resulta que los seres humanos tienen distintas capacidades para realizar cosas o para acumular riquezas, y eso lo aprovecha aun más el capitalismo salvaje para usarlo a su conveniencia, los menos capaces, quienes se van quedando atrás como consecuencia de la competencia feroz, van constituyendo el “ejército de reserva”, la fuerza laboral que requiere el mercado para mantener los privilegios de una minoría más capaz de apropiarse de los recursos, argumentando que los mismos son escasos para tanta gente.

De hecho, la sociedad liberal-capitalista ha negado la libertad o autonomía de acción de los grupos que la conforman, debido a que gracias a la gran acumulación de los recursos - y al poder que genera su posesión - se desconoce el valor intrínseco del ser humano al medírsele y juzgársele socialmente sólo en base a su capacidad para acumular riqueza. Las políticas relacionadas con estas doctrinas minimizan a su máxima expresión los programas sociales, para ellos son anti-ganancias, no son inversiones, el bienestar se logra solo con la acción de la mano invisible del mercado, lo malo es que eso a la larga constituye una bomba de tiempo, ya lo vimos en Venezuela con el Caracazo y lo estamos comenzando a verificar en la crisis actual capitalista mediante el derrumbe del sistema financiero.

El socialismo es el único sistema económico que existe en la historia de la humanidad capaz de provocar un verdadero despliegue de la democracia, ya sea tanto desde el punto de vista del lenguaje revolucionario  de todas las épocas e ideologías  como desde la acción propiamente dicha; mientras que la democracia es básica para la distribución del poder, en este caso los hombres no actúan solamente por el deseo económico o el simple análisis de costo-beneficio, sino que también lo hacen en correspondencia a valores y metas comunes, hecho que los une para la acción colectiva.

Con este sistema económico socialista, las formas de decisión democráticas ponen el énfasis en la discusión y en la comunidad que en las impersonales y alienantes relaciones de mercado. ¿Cómo hacerlo realidad, como llevarlo a cabo? ¿Cómo evitar la repetición del fracaso de la Unión Soviética? Las respuestas a estas preguntas deben ser parte de un gran debate nacional.

Creo que cada región tiene su historia e idiosincrasia distinta, por ello los modelos a implantar no deben ser copiados, los mismos tendrán que ser endógenos, sacado de las propias raíces de los pueblos originarios, un modelo que debe discutirse y debatirse con todos y todas.

El reto consiste en crear un modelo económico socialista que utilice los incentivos de manera de generar eficiencia económica superior al modelo económico capitalista (Compartiendo y no Compitiendo), con la finalidad de lograr la igualdad de oportunidades en la búsqueda de la autorrealización, el bienestar, la influencia política y el status social de todo el pueblo.

Omar Marcano
21/03/2007

Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”

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