“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
ESCRITOS HISTÓRICOS
Debate sobre
Socialismo del siglo XXI
Una Primera
compilación
Socialismo del siglo XXI
El socialismo
es el modo de producción posterior al capitalismo y se basa en la propiedad
social de los medios de producción, lo cual es opuesto al carácter privado de
dichos medios en su antecesor. Cuando la tierra y los instrumentos de
producción son de propiedad particular, la riqueza producida tiene
propietarios, por lo que no se distribuye según el trabajo realizado, ni de
acuerdo a las necesidades de quienes trabajan. La participación del trabajador
está dada por la magnitud del salario y la del propietario capitalista por el
excedente entre los valores utilizados para producir y el nuevo valor creado en
la producción: la plusvalía. En otros términos, el capitalista o burgués se
apropia del nuevo valor generado durante la producción de bienes materiales.
En el
socialismo, los medios de producción son colectivos, pues pertenecen a todos
los trabajadores. Por lo tanto, la plusvalía generada también les pertenece y
pueden disfrutar entonces de su reparto. Nadie se apropia de los valores
producidos, los cuales forman parte de la riqueza social, por lo que desaparece
la explotación del hombre por el hombre y el resto de las viejas relaciones de
producción, así como las clases sociales existentes hasta ese momento. Aparecen
nuevas relaciones de producción y se abre el camino para la conformación de una
sociedad sin clases, constituida sólo por trabajadores.
Los conceptos
anteriores definen lo fundamental de estas formaciones económico-sociales, por
lo que no dependen del país ni del momento histórico de su desarrollo. Sin
embargo, hay particularidades importantes que sí dependen de éstos, por lo que
se puede hablar de socialismo venezolano, cubano o nicaragüense, así como
aceptar la expresión de socialismo del siglo XXI, que enfatiza la influencia de
las realidades actuales en la construcción del modelo socialista.
Los países
industrializados poseen unas fuerzas productivas desarrolladas, lo que
permitiría satisfacer con holgura las necesidades de toda la población, si se
contara con toda la riqueza producida, incluida la plusvalía. Esa impresionante
capacidad contrasta con las malas condiciones de vida de una proporción de sus
habitantes y, más aún, con la miseria del 80 por ciento de la población de
nuestros países.
Así, mientras
hoy se puede generar el doble de alimentos de los requeridos por la población
mundial, un 40 por ciento de la misma está desnutrida.
Según Marx, se
alcanza un momento de crecimiento de las fuerzas productivas, en el cual la
propiedad privada de los medios de producción comienza a frenar su desarrollo,
y esta contradicción antagónica, que aparece primero en los países
industrializados, se resuelve con la aparición de un nuevo modo de producción:
el socialista, a través de las revoluciones proletarias. Sin embargo, en la
práctica estas se dieron en países atrasados, con escaso desarrollo de sus
fuerzas productivas, como Rusia, China, Cuba, Nicaragua y otros, en virtud de
lo que Lenin llamó el eslabón más débil, ya que en esos países las
contradicciones capitalistas se expresan de una forma más brutal y extendida,
como hambre y miseria de las mayorías, que se rebelarían contra ese perverso
orden de cosas.
La historia,
sin embargo, demostraría que el socialismo así iniciado no sobreviviría, a
pesar de los logros positivos que alcanzó. El bajo desarrollo de sus fuerzas
productivas no le permitió satisfacer adecuadamente las necesidades de sus
pueblos y su economía nunca igualó a la economía capitalista, lo que la hizo
marginal en el mundo y terminó por sucumbir, ante la incredulidad de los
revolucionarios y la satisfacción de los explotadores, quienes llegaron a creer
que estaban en presencia del final de la historia.
Lo que sí
parece concluyente es que el socialismo no se decreta, ni se construye con
deseos. Asumir el reto de satisfacer las necesidades de todos requiere de un
aparato productivo desarrollado, de manera de generar suficientes riquezas.
Repartir requiere producir previamente el objeto del reparto y es ésa la
principal dificultad de países como Venezuela, donde las fuerzas productivas
tienen poco desarrollo. Se deben también terminar tareas democrático-burguesas
muy anteriores al socialismo. La reforma agraria, conquista antifeudal y por
ende burguesa, que elimina el latifundio, mina el poder de los terratenientes,
beneficia a los campesinos y diversifica e incrementa la producción agrícola,
es una de ellas.
La transición
al socialismo debe contemplar la nacionalización de la banca, de las
comunicaciones y del transporte público; debe desechar la transformación en
empresas mixtas de los contratos de servicio petroleros, tiene que cambiar el
carácter monoproductor de nuestra economía, desarrollar la industria
petroquímica y la química orgánica industrial, construir la red ferroviaria
nacional, renacionalizar las industrias básicas privatizadas en el pasado,
garantizar la autonomía alimentaria, la producción de medicamentos y equipos
médicos esenciales y desarrollar las ciencias y la tecnología, por lo que los
excedentes de la venta de petróleo deben también dirigirse en este sentido.
Se trata de
utilizar las tecnologías avanzadas para tener una sólida base industrial, que
eleve la productividad sustentablemente sin deterioro del ambiente, lo que
además requiere de trabajadores de todos los niveles con una formación
académica y laboral de gran calidad, que no puede hacerse improvisadamente como
actualmente lo lleva acabo el Ministerio de Educación Superior. Se trata
también de tener un desarrollo científico y tecnológico, que le garantice a
nuestra Fuerza Armada Nacional, un control real de sus equipos y un poder de
fuego disuasivo de cualquier agresión aventurera externa.
Si caminamos
en esa dirección, si se comienza desde ahora a construir esa base productiva,
si se asumen las tareas señaladas, estaremos haciendo lo propio y alcanzaremos
con éxito la meta.
Luis Fuenmayor Toro
SUMMA, N° 5, pp 29, diciembre 2005
Por una conciencia Socialista, dejémonos de guardar
silencio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario