ARRULLADO POR EL MAR
A Toto le
brillaban los ojos de emoción, no daba crédito a lo que había escuchado, su
mamá, le dijo a su papá que apenas despuntara el sol se llevara al niño para la
playa a trabajar con él, ya que quería hacerle una torta sorpresa como regalo
de cumpleaños.
Esas palabras
le retumbaban en el oído, a tal extremo que había perdido el sueño, la emoción
de su cumpleaños número 8, lo llenaba de algarabía sumado al hecho de ir a la
playa, pasatiempo que sabía aprovechar ya que nadaba muy bien, y una vez
sumergido en profundas aguas, jugaba con sus amigos imaginarios, la sirena el
pulpo y la ballena, los cuales además hacía ya bastante tiempo que no visitaba,
porque su papá no quería llevarlo mas a la playa, precisamente porque no le
gustaba bañarse en la orilla.
La noche se
hacia interminable y Toto no conciliaba el sueño, por lo que pidió a sus amigos
imaginarios que lo acompañaran esa noche, la sirena fue la primera en acudir:
-Hola Toto, yo tampoco podía dormir, pensando en lo
mucho que nos divertiremos…
-Siii mañana será un día muy especial… -Contestó Toto-
¡Es mi cumpleaños!...
La sirena emocionada gritó:
-Entonces mañana cantaremos cumpleaños feliz y apagaremos las velas ¿Cuántas
velas vas a llevar?
-Shhhhhhhh baja la voz que vas a despertar a mis papás… –Replicó Toto-
Son ocho años por lo tanto son ocho velas, pero no voy a llevar ninguna
-Porqueee… -Preguntó la sirena asombrada-
-Por que en el mar no se pueden encender velas, lo calentaría y éste
perdería el frio
-Nooo, eso si que nooo… -Contestó el pulpo sobresaltado, que estaba
sentado en una esquina de la habitación escuchando la conversación sin que sus
amigos se dieran cuenta de que él estaba allí-
La sirena entre asustada y molesta se dirigió al pulpo:
-¿Y que haces tu allí escondido? ¿Cuándo llegaste?
-Llegué hace rato, lo que pasó es que oí hablar de tortas y cumpleaños y
me quedé callado sobándome la barriga y saboreándome la torta… -Con dos manos
se sobaba la barriga y con una tercera se limpia la boca- Pero me asusté mucho
cuando oí lo de calentarse el mar, se imaginan, yo tendría que andar todo el
tiempo con los ocho brazos extendidos hacia arriba y fuera del agua, en vez de
parecer un pulpo voy a parecer una araña mona… -Jajajajaja… -Todos rieron-
Toto preguntó al pulpo:
-¿Has visto a la ballena? ¿Sabes porque no ha llegado?
-La última vez que la vi estábamos todos juntos jugando ¿Se acuerdan?...
–Respondió el pulpo- Pero de todos modos es mejor que no venga, ¡Si van a
calentar el agua!, y esa si es verdad que no soporta el calor…
La sirena le
salió al paso al pulpo:
-Nooo mijito
Toto no va a llevar velas…
El sol comenzó
a tocar las ventanas del cuarto de Toto, por lo que éste reaccionó rápidamente:
-Bueno ya mamá
y papá se levantaron es hora de irnos nos vemos en la playa…
El viaje fue
rápido y placentero, y una vez en la playa Toto corrió al agua, se disponía a
adentrarse en aguas profundas para encontrarse con sus amigos, cuando se acordó
de una advertencia que le hizo su papá –Si no te bañas en la orilla te saco por
las orejas y te castigo… -Tal reflexión lo obligó a permanecer en las riberas
de la playa, allí se puso a flotar hasta quedarse dormido. En su sosegado
letargo disfrutaba del arrullo que le brindaba el mar, sin percatarse que en
cada mecida que le ofrecían las olas se entretejían hilos de abismos peligrosos
producidos por la lejanía.
Voces
distantes le advertían que debía despertar, pero un atrayente sueño lo empujaba
a los dominios del peligroso tiburón, que metamorfoseado en su gigantesca amiga
la ballena lo alejaba cada vez mas de su entorno natural para acercarlo al
oscuro enigma del no retorno.
-¡Despierta
Toto, despierta Toto!… -Le gritaba desesperadamente la sirena-
Una súbita y
fuerte palmada en la mejilla lo sacó del letargo rápidamente y aun soñoliento
no percibía el peligro en que estaba metido, el pulpo desesperado le dijo:
-Por Dios, yo creí que nunca ibas a despertar, estas
muy lejos de los tuyos y corres grave peligro...
-¿En donde estoy? ¿Cómo llegué aquí?
-Las olas te trajeron y estas en los dominios del
peligroso tiburón que viene por ti
-Dios mío no se a donde dirigirme solo veo agua por
todos lados
-Sígueme yo te guio… -Le respondió la sirena-
Toto siguió a la sirena, ambos nadaban con vehemencia,
el tiburón ya había sentido el olor del niño e iba tras su búsqueda, el
agotamiento físico estaba haciendo mella en el pequeño muchacho, y el miedo ya
se sentía en las olas del mar, generando en el escualo el placer de alcanzarlo.
Toto aun no veía la playa, el miedo, el cansancio y el tiburón lo tenían
atormentado, la sirena y el pulpo lo animaban a seguir, pero ya no podía, el
brazo derecho se adormece y ya no da mas, se defiende con un solo brazo, al
cabo de un rato el otro brazo también se agota, solo le quedan las piernas,
nada fondea, nada… Ve hacia atrás y divisa al tiburón… Nada, fondea, nada, se
agota, se despide de sus seres queridos, se entrega y se deja hundir en las
aguas, un golpe fuerte en el costado derecho lo saca a flote nuevamente,
respira, ve hacia atrás y el tiburón se aleja, ve al frente y a lo lejos se
divisa a la gente como cabezas de fósforos, ve hacia abajo y es su amiga la
ballena…
Rómulo Pérez
6.364.374
11-09-2016
TRÉMULAS DE MIEDO
Cabalgaste
sobre las olas del mar,
esta
vez con inocencia lo hiciste,
sin
embargo, al descuido no supiste
con
todas esas emociones, controlar.
El
sueño en el día no lo pudiste aguantar
y
alejado de la gente tú estuviste.
Tan
solo ha tus amigos viste,
trémulas
de miedo, no podías aguantar.
Un
gran peligro en esas aguas te acechó
cual
gladiador, al miedo diste la espalda.
Aquel
triste paraje todo enmudeció.
Tu
valor y tú arrojo, todo lo controló,
y tu triunfo, la fortuna lo respalda.
En
trémulas de miedo, todo, aconteció.
Rómulo Pérez
6.364.374
11-09-2016
excelente
ResponderEliminarGracias Miguelangel, que bueno que el cuento te haya gustado, espero que los otros también te gusten, mis saludos y mis respetos…
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