“Lo cuentan las voces
de los que se resisten”
Identidad y Tradición
LA MUÑECA DE TRAPO
Durante
siglos, el juguete ha ocupado un lugar primordial en las sociedades (aunque no
es posible ubicar su
origen exacto); y a lo
largo de muchas generaciones ha servido para divertir y desarrollar destrezas y
habilidades, con las que hemos creado nuestros mundos personales, en los que
involucramos una enorme
variedad de juguetes populares, los cuales
utilizamos como instrumentos
para entretenernos, educarnos, orientarnos y desarrollar nuestras capacidad
creadora. Por eso al hablar de los juguetes
nos referirnos a los juegos que le dan vida y sentido a muchas de las
actividades infantiles en las que como niños creamos un mundo imaginario.
En
la época prehispánica se elaboraron figuras de cerámica, barro y madera entre
otras, en las que destacan perros con ruedas, monos, armadillos, sonajas,
silbatos y muñecas. Algunos arqueólogos han encontrado este tipo de figuras en
entierros y señalan que estos fueron fabricados para usarlos en el culto a los
muertos y no como juguetes (prueba de
ello se tiene en una muñeca de trapo encontrada en la tumba de un niño romano
del año 300 a. de C.).
En
el pasado, nuestros pueblos aborígenes hilaban fibras como la hoja de maíz, la
cocuiza, la enea, y otras plantas que eran usadas para confeccionar
chinchorros, hamacas y vestimentas, también usaban cueros de animales como
conejos y llamas, plumas de aves, cortezas de árboles y muchas raíces que hoy
no se usan. Con esos materiales nuestros ancestros hacían muñecas junto a sus
niños y niñas, pues no se trataba de darles un regalo sino de enseñarles los
oficios necesarios para la supervivencia a través del juego, los mismos tenían
un sentido religioso que les permitía mantener el contacto con la madre naturaleza
(la tierra, las aguas, el aire y el fuego).
En
el siglo XVI, los frailes
que evangelizaron a nuestros pueblos aborígenes dieron a conocer a los niños,
nuevos y divertidos objetos, entre los que destacaron las muñecas de trapo,
además de otros juguetes ligados a festividades religiosas, estas muñecas
españolas eran muy lujosas en su vestimenta, pues imitaban a la realeza
imperial, por lo que solo podían ser adquiridas por las familias de la alta
sociedad.
Muy
por el contrario los africanos y africanas traídos a la fuerza para servir en
condición de esclavitud, nos dejaron un legado extraordinario que si llegó a
toda la sociedad venezolana, entre las que podemos mencionar la muñeca con la
cabeza de piedra, la de semilla de mango de hilacha, la muñeca de rollitos, la
de rostro de caracoles y de semillas, la de fibra vegetal trenzada, la de
botones, la de conchas marinas y otras, que en ocasiones representaban a sus
deidades y fueron un consuelo ante la desgracia de la esclavitud, en las costas
venezolanas así como en el Caribe, se asociaban las muñecas con la prosperidad,
con las buenas cosechas, la suerte, los partos seguros, como ángeles
protectores, para evitar las desgracias, y como acompañantes en la soledad; estas culturas se enlazaron y con el paso del
tiempo perdieron esa esencia mítica religiosa y supersticiosa, para dar paso a
lo que hoy es considerado un juguete tradicional.
Entre el siglo XIX y principios del XX,
existía la costumbre de bailar el vals de los 15 años de las señoritas de
sociedad, pasando una muñeca de trapo entre los bailadores para representar el
paso de la infancia a la adultez. Después del vals, la quinceañera lanzaba la
muñeca entre las niñas menores de 15, como las novias hoy lanzan el ramo entre
las solteras el día de la boda.
Existe todavía en muchos lugares de
Venezuela, la costumbre de "bautizar" o echar el agua y ponerle
nombre a las muñecas de trapo, (todo dependiendo de la región que representa la
persona), especialmente al final de un curso para su elaboración o de la época
del año, pues hay las navideñas, las payasitas de carnaval y las playeras o
santas de semana santa, en donde hay varias muñecas, se hace una fiesta
sencilla o compartir, se canta, se baila y se colocan nombres inventados o
tradicionales como: Andinitas, Campesinas, Llaneras Quitapesares, Sirena
Playera, Brujitas, Ángeles, también se usan nombres tomados del santoral del
almanaque y diminutivos del nombre de las creadoras y creadores.
Las muñecas de
trapo han
sido utilizadas en todas las épocas de la historia, las mismas son
confeccionadas con material sencillo de conseguir, se pueden utilizar distintos
tipos de tela para su realización, pudiera ser de algodón para la cara y los
brazos y cualquier tela fina para el vestido y otra igual o más fuerte para el
gorro, cintas o hilos para el pelo, cualquier tipo de relleno y un alfiler; en
cuanto a las herramientas podemos utilizar, preferiblemente agujas, hilo,
tijeras, tizas, palillos, lápiz, además de un pegamento para fijar el pelo y
pinturas para la cara.
Es por eso que las
muñecas de trapo son un arte vinculado desde tiempos remotos a las creencias
populares y a la fe. Cuestión que en ocasiones genera polémicas entre los
círculos culturales, pues la integración entre el trabajo manual y el trabajo
intelectual, hace que el desarrollo de la inteligencia que genera, parezca
"brujería" , pero en realidad es una estrategia lúdica que ubica a
las personas en "el aquí y ahora" para planificar, crear y soñar un
futuro mejor. Lo mismo sucede con el tejido, la pintura, la cerámica y toda
actividad manual voluntaria que requiera creatividad y participación en todo el
proceso de elaboración.
En
nuestro país, las muñecas de trapo junto a sus creadores y creadoras tienen un
sitial de honor especial en el campo artístico; destacándose figuras como Armando Reverón y sus novias de trapo de
tamaño real, quienes han dado la vuelta al mundo para dar a conocer el trabajo
artístico de tan emblemático venezolano; la siempre amada Zobeyda “La
Muñequera”, madre de incontables criaturas de telas, paridos en los talleres de
muñequerías, que dictó con gusto a todo aquel que quiso aprender este oficio; los
muñecos de barrabas (Pedro
Serrano), un cultor
expresidiario que hoy en día expresa con mucho sentimiento “Cuando yo salí libre me hinqué de rodillas, miré
al cielo y le dije a Dios: le voy a pagar a mi país todo el daño que le hice.
Con todo lo que estoy haciendo, siento que le estoy pagando; pero todavía le
debo. Y es que vale la pena deberle a Venezuela”; Aquiles Nazoa, quien al
confeccionar sus muñecas se inspiraba en ellas para crear e ilustrar sus
cuentos; y muchos otros más.
Así
la muñeca de trapo tradicional venezolana tiene su espacio en las esferas del
arte, además de su lugar en las manos de niñas y niños, es un juguete
tradicional que no debe desaparecer por ser parte de nuestra identidad
cultural.
Marbella
(La muñeca de trapo)
Hoy
me siento emocionado
es
por ella
Hoy
le doy vida a la muñeca
más
bella
Hoy
me siento en las nubes
y
en las estrellas
Hoy
marco mi vida
y
dejo una huella
Hoy
digo tu nombre
es
Marbella
Hoy
un meteorito traspasa mis sentimientos
y
en mi corazón se estrella
Hoy
comienzo una odisea
y
una epopeya
Hoy
no hay astros fugases
ni
hay centellas
porque
ella
es
tan bella
como
las estrellas
que
dejan sus huellas
es
Marbella
Autoría: Rómulo Pérez
Inspirado en un
conversatorio sobre “muñecas de trapo” realizado en el colectivo “Los Meregotos”
Fundación misión cultura.
Rómulo Pérez
8/5/2006
“Por
una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”