“Lo
cuentan las voces de los que se resisten”
Hablando
de “Pacheco”
-¡Ahí
viene Pacheco!... ¡Llegó Pacheco!...-
Continuación…
La Leyenda
Pacheco caminaba lentamente,
consciente de no haber estado nunca en ese sitio, intentaba ubicar alguna
imagen conocida, algún árbol, follaje, ladera, que lo sacara de la duda que
ahora le albergaba, lo hacía despacio, peleando con la mula que ya no quería andar
más, y enceguecido por la niebla espesa que cubría el sendero, se hallaba
perdido en su montaña, sin tiempo y sin espacio, sin paisaje alguno que
orientara sus pasos, de pronto se encontró con un largo y estrecho camino que
subía hasta perderse de vista y a sabiendas de que ya ese día no podrían llegar
a su destino, caminaron y caminaron hasta llegar a un claro, en medio del
monte, nada rodeaba sus cuerpos más que neblina y vegetación.
-
Pacheco… - Pacheco…-
Oyó de pronto una voz honda, lejana y
asustado, tomó su mula e intentó regresar rápidamente por el sendero que lo
llevó allí, pero ya no había nada más que niebla a sus espaldas.
-
No temas Pacheco -.
Se oyó nuevamente la voz, como si saliera de todas partes.
-
Soy el espíritu de la montaña, ya es el momento de que vengas conmigo -.
“Pacheco” escuchaba en silencio
abrazado a la mula, mientras la misteriosa voz seguía hablándole.
- De ahora en adelante formarás parte de mí
para siempre, serás el frío navideño y señor de la neblina, y como lo has
venido haciendo, bajarás desde muy temprano y bañarás en las mañanas con tu
frío y tu humedad a todos los pobladores de la ciudad -.
¿Pero
quién soy yo para merecer tanto honor?
Preguntó “Pacheco” al espíritu de la
montaña y éste le respondió
-Desde
hoy serás leyenda y cada Navidad recordarás a todos que estos son tiempos de
unión familiar, y al conmemorarte ellos aprenderán a cuidarse, quererse y
respetarse como tú les enseñaste mientras estuviste entre ellos -.
“Pacheco” ya no tuvo miedo, nada le hizo
más feliz que convertirse en uno solo con su cerro adorado, poco a poco, su
cuerpo y el de su mula se fueron volviendo niebla; a partir de entonces bajan
como niebla fría desde el follaje montaraz hasta la ciudad, para traer cual
Mesías paz, amor y felicidad como buen representante de sueños y esperanzas
navideñas”.
Fin de la
leyenda.
“Pacheco” se hizo querer tanto por los caraqueños, que
aún estando él vivo le gastaban bromas que luego de su desaparición se
convirtieron en dichos populares, por ejemplo: -¡Ahí viene Pacheco!... ¡llegó
Pacheco!...-, - Si así
está aquí de frío, ¿Cómo estará Pacheco?-, - que Pacheco está pegando -, -llegó
Pacheco y llegó el frío-, entre otros; tales dichos se siguen utilizando hoy en
día, no solo en Caracas, sino en toda Venezuela y en muchas partes del mundo.
En la navidad del 2010 mí esposa mí
hija y yo, de alguna manera le dimos forma física a éste insigne personaje, y a
partir del mes de Noviembre de cada año estaremos conmemorando a éste icono
navideño nuestro, ya que entendemos y nos llena de orgullo saber que tenemos
valores autóctonos que pueden tener y tienen relevancia y significado en otras
latitudes, es por ello que el llamado a los lectores, es de apoyo a ésta propuesta,
y que a partir de las próximas Navidades conmemoremos todos la llegada de
“Pacheco”; ya para cerrar e inspirado en la estrofa que el cantaba en su bajada
a caracas le escribí unas letras
dedicadas a este legendario personaje y a su pintoresca labor, para
recrear de alguna manera su caminar por
el Waraira Repano, con la intención de invitar y animar a los lectores a crear
unas parranditas navideñas homenajeando a “Pacheco”.
Llegó Pacheco
Ahí
viene Pacheco, llegó Pacheco
Está
entrando la Navidad
Ay
que frío, que frío el que tengo
Que
frío el que a mí me da
Caminito
de Santiago
Iba
un alma peregrina
Una
noche tan oscura
Que
ni una estrella lucía
Por
donde el alma pasaba
La
tierra se estremecía
Ahí
viene Pacheco, llegó Pacheco
Está
entrando la Navidad
Ay
que frío, que frío el que tengo
Que
frío el que a mí me da
Desde
el pueblo e Galipán
En el
Waraira Repano
Flores,
legumbres y frutos
Son
tallados con sus manos
Camino
hacia San Jacinto
Donde
esperan sus hermanos
Ahí
viene Pacheco, llegó Pacheco
Está
entrando la Navidad
Ay
que frío, que frío el que tengo
Que
frío el que a mí me da
Frente
al puesto la Atarraya y la venta de los
pájaros
Te
esperan todos contentos con tu carga colorida
Con
un vasito de berro o de aguardiente de caña
Para
mitigar el frio y calentar la mañana
Ahí
viene Pacheco, llegó Pacheco
Está
entrando la Navidad
Ay
que frío, que frío el que tengo
Que
frío el que a mí me da
Desde entonces, se escucha la
historia; y el refrán caraqueño poco a poco fue dándole forma a lo que ahora es
el Pacheco de Navidad, por eso, al encumbrarse esa espesa nube que luego baja
del Waraira Repano, todos reconocemos en ella al eterno personaje, y ahora
decimos con alegría en Navidad: ...
-¡Ahí viene Pacheco!... ¡Llegó
Pacheco!...-
Autor: Rómulo Pérez
04/02/11
“Por
una conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”
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