“Lo cuentan
las voces de los que se resisten”
IDENTIDAD Y TRADICION
“El Gran Diablo”
La criptozoología (del griego cryptos,
"oculto", zoos, "animal" y logos,
"estudio"), es la disciplina que investiga a animales ocultos
denominados "críptidos"; es decir, animales que no son reconocidos
por la zoología contemporánea, pero están presentes en la mitología y el
folklore de los pueblos.
Según algunos
científicos el hombre hace su aparición en la tierra aproximadamente hace unos
4 millones de años, a través de un genero extinto de homínidos que vivieron en
África y que la antropología identifica como una raza evolucionada de primates
(monos), que ha sido clasificada como “Australopithecus”, a partir de entonces
se inició un proceso evolutivo en donde surgió un género que dejó de actuar por
instinto; esa especie comenzó a valerse del medio ambiente que lo rodeó,
fabricó herramientas, sembró semillas, utilizó la piel de otros animales, los
domesticó, usó el fuego, etc., dándole paso al hombre racional o homo sapiens, hace
aproximadamente unos 200 mil años, continuando el proceso evolutivo hasta
convertirse en la raza humana; en el transcurso de éste proceso evolutivo surge
una interrogante acerca de una especie que pudo haber evolucionado entre estos
dos géneros y que ha sido llamado “Eslabón Perdido”.
La expresión "eslabón perdido" se refiere
originalmente a los fósiles transicionales (espécimen con rasgos morfológicos
intermedios entre dos tipos de organismos que tienen una relación de ancestro y
descendiente), hoy en día no es una expresión de uso científico, aunque sí
abunda en los medios de comunicación, que suelen denominar "eslabón
perdido" a casi cualquier fósil transicional que se descubre, por lo
general es un críptido (ya que solo se cuenta con relatos), al cual comparan
con un simio gigante y que solo es localizado en zonas boscosas, entre los más
mencionados están: el humanzee (simio de nombre Oliver), el orang pendek el
cual se encuentra localizado en Sumatra (Indonesia), el legendario pie grande ubicado
en el Noroccidente Ecuatoriano y en Norteamérica, el jucumari en Argentina
y Bolivia, el mohán leyenda de nuestra hermana Colombia, el famoso yeti,
mayormente conocido como el abominable hombre de las nieves localizado en la
impresionante Cordillera del Himalaya, el chuchuna en Siberia,
el hibagon en Japón, el
yeren en China, el
basajaun en los
Países Vascos y el gran diablo en nuestra Patria Venezuela, entre otros.
En Venezuela se cree que habita un espécimen
extraordinario sobreviviente de la era cenozoica; el mismo se encuentra en las
selvas de la Guajira, específicamente en la serranía del perijá territorio del
pueblo Yukpa o Motilones; se trata de un
simio que camina erguido, mide casi 2 metros de alto y sus facciones físicas
y actitudes manuales son parecidas a la de los seres humanos, los nativos le
temen por su apariencia y comportamiento social muy diferente al de los otros
monos que habitan en la selva. Existe una antigua leyenda o mito de éste pueblo
de lengua Caribe que dice:
“Tavoukcha fue un Yukpa que subió a los cielos
para hablar con Amalivaca creador de la
humanidad del Gran Rio Orinoco y del viento, después de una larga conversación
Tavoukcha regresó a la tierra y se trajo a los monos para que vivieran aquí, se
apareó con una mona y engendró a Mashiramu, un híbrido entre hombre y mono de
gran estatura y con el cuerpo totalmente cubierto de pelos, vive solitario en
la espesura de la selva nublada, es huidizo y rechaza el contacto con los
hombres además le gusta raptar a las mujeres”.
En el año 1769, el Dr.
Edward Bancroft, cuando se encontraba en las selvas Suramericanas, describió a
un supuesto orangután que los nativos describían como de un metro y medio de
estatura, andar erguido de forma humana y cubierto de pelo corto y negro; él siempre
pensó que lo de la altura era solo una exageración, ya que los nativos la
temían al primate, aunque reconoció que el supuesto orangután era más grande
que el simio Africano e incluso que el de las Islas Orientales.
En 1799, Humboldt
realizó un estudio científico del territorio venezolano, en su recorrido por el
río Orinoco, visitó el cerro Anchi-tipuiri que significa “cerro del hombre de
los bosques”, donde los nativos narraron sus experiencias con el “Gran Diablo”,
como llamaban a esa extraña criatura que vivía en la selva.
Así lo narró
Humboldt: “Es un mono de gran tamaño, se frota la cara cuando se irrita, a
distancia se le confunde con un hombre, en algunas oportunidades ha raptado
mujeres de la tribu, las cuales regresan al tiempo y cuentan sus experiencias
sexuales con ese enorme mono, que al igual que los nativos, construye cabañas
para pasar la noche”.
En el año 1920, un grupo de 20 exploradores, encabezados
por el geólogo suizo François De Loys, realizaban el trazado del plano
geológico de la remota región del Cubo ubicada en el pie de monte de la
Cordillera de Perijá en Venezuela, un área cercana a la frontera colombiana.
Mientras descansaban de las tareas del día a las orillas del Río Tarra, en el
estado Zulia, vieron algo que al principio pensaron eran dos osos, las criaturas eran
casi del tamaño de un hombre, estaban cubiertas de pelo y entre gruñidos se
preparaban para atacar al campamento, pero apenas estos animales lanzaron las
primeras ramas y excrementos el geólogo suizo De loys dio la orden de abrir
fuego contra ellos, hiriendo a uno que huyó cojeando selva adentro y el otro se
derrumbó herido mortalmente.
Este grupo de exploradores jamás habían visto un animal parecido, por lo que se le
acercaron con cuidado y al comprobar que estaba muerto, decidieron dejar
constancia del encuentro, el simio fue sentado en un guacal vacío, se le
sostuvo la cabeza alzada con una rama y se le tomó una fotografía, la criatura
tenía 32 dientes, media 1.57 m de alto, carecía de cola y lo que al principio
pensaron era un pene, resultó ser un clítoris, que como en otras especies de
primates era largo y bulboso, tomaron algunas muestras físicas del animal como
la piel y el cráneo, y decidieron regresarse.
El regreso les tenía preparadas otras sorpresas, ya que el Perijá es una
zona de montañas en donde llueve mucho convirtiendo a un manso y pequeño arroyo
en un turbulento y peligroso torrente de agua en solo cuestión de segundos,
esto producto de un fenómeno meteorológico único que se produce en el Sur del
Lago de Maracaibo llamado el Relámpago del Catatumbo, además del inclemente sol
Zuliano el cual causaba un insoportable calor, añadiéndole a esto como si fuera
poco una buena dosis de mosquitos y una población de naturales Yuckpas, Barís y
Guajiros, que atacaban con frecuencia su campamento ya que consideraban que
estos estaban invadiendo sus dominios, muchos sucumbieron víctimas de la
fiebre, el paludismo, la selva y hasta por las flechas envenenadas de los
naturales del lugar, tantas contrariedades obligaron a De Loys a sacrificar
parte de la carga entre ella los restos de la criatura tomados como muestra,
quedándose solo con una increíble y enigmática fotografía que causaría
polémicas y debates entre los geólogos del mundo durante medio siglo.
En 1928, François De Loys, conoció a
George Montandon un médico suizo cuya curiosidad científica lo acercaría a la
geología, la antropología y otro montón de
ciencias sin aparente orden o conexión, este compartió con él su
experiencia en Venezuela. El interés de Montandon fue inmediato, la prueba
sobre la existencia de un hombre primitivo americano le daba más credibilidad a
su teoría, porque llenaba un vacío que había encontrado en sus estudios para
determinar el origen del hombre “rojo” o amerindio, sin perder tiempo, en marzo
de 1929, Montandon envió a la Academia de Ciencias de París, una nota indicando
el descubrimiento clasificándolo como el único miembro de una nueva familia al
cual bautizó con el nombre de Ameranthropoides loysi ya que él creía fervientemente
en la autenticidad de la fotografía.
La reacción de los
académicos franceses no se hizo esperar, y aunque al principio Montandon
encontró algún foro, en muy poco tiempo el descubrimiento fue tachado de
fraude, entre las críticas que se exponen, estaba el hecho de que De Loys, sólo
tomó una foto, nadie ni nada aparecen en la foto como punto de referencia al
tamaño del animal, las afirmaciones sobre la dentadura son imposibles de
corroborar y además, el hecho de que no tenga cola es imposible de saber ya que
la foto presenta al simio sólo de frente.
George Montandon, para ayudar a
De Loys hizo un
experimento que confirmara la autenticidad del extraño animal, utilizó una caja
de hojalata usada para envases de petróleo idéntica a la que se veía en la
foto, tomó dos fotografías más, en una, aparecía un mono araña común, y en la
otra, un hombre sentado en la caja y comparó el tamaño del simio extraño con el
mono araña común y este resultó ser de menor tamaño; pero comparado con el del
hombre, se confirmó que el primate era de más de metro y medio de altura.
En 1954 Emiliano
Martínez cuenta que el día 10 de abril fue atacado por un animal extraño, era
grande, peludo y andaba en dos patas, ese día regresaba del viaje de cacería en
las montañas de Mérida, después de haber atravesado un sendero inhóspito entre
matorrales, frailejones y riachuelos, el animal lo agarró justo cuando iba a
entrar a su vehículo, lucharon un rato y Emiliano logró escapar hiriendo al
hombre mono con una piedra en la cabeza, gracias a esta acción pudo poner en
marcha el carro y huir del lugar.
Cierto o falso en Venezuela también tenemos nuestro
cuentos de la cripta, y además se cree que de donde
surgió esta especie aún no identificada, se inició el proceso evolutivo que se
extendió por todo el planeta, hasta constituir la raza humana en todas sus
variedades (americanas, europeas, australianas, asiáticas y africanas).
Rómulo Pérez
“Por una
conciencia Socialista, dejémonos de guardar silencio”